El Nuevo Amor De La Humanidad (escrito En Las Estrellas)

El Eco De Las Voces :

​🗺️ Capítulo 7: El Eco de las Voces
​El aire de la sala de radio olía a tierra húmeda y a madera recién cortada, un aroma que les recordaba la sencillez de su vida. El zumbido suave y constante de los paneles solares era el único sonido, una sinfonía de esperanza. Zeta y Aitor estaban inclinados sobre una mesa de trabajo rústica, donde un mapa topográfico de la zona se iluminaba con la luz tenue de un foco led.
​—Tenemos que ir a lo analógico total —dijo Zeta, su voz grave pero firme—. Desconectarnos de todo lo que pueda emitir una señal rastreable. Los drones ya están aquí. La única defensa es que no encuentren nada que analizar.
​—Los sensores de la comunidad son demasiado complejos para apagarlos de golpe —respondió Aitor, experto en las redes de comunicación—. Si lo hacemos, confirmamos una anomalía. Debemos hacer la transición lenta. Crear una ilusión de normalidad mientras cerramos los accesos.
​Eunice, sentada cerca, ajustaba los micrófonos mientras estudiaba, absorta, unos mapas estelares proyectados en la pared de piedra.
​—Saturno en conjunción con Urano en Géminis traerá controles más estrictos —dijo Eunice con un tono grave, sus ojos fijos en la danza de los astros—. La comunicación será clave, Aitor. Cualquier movimiento debe ser cauteloso.
​Aitor asintió, pero antes de seguir, Zeta lo detuvo con un gesto sutil, invitándolo a moverse a un rincón apartado de la sala.
​—Necesito decirte algo que no puede escuchar nadie, ni Eunice —susurró Zeta—. El riesgo no es solo la vigilancia, Aitor. Es lo que ya tienen.
​Zeta le relató la escena de la noche anterior: la rigidez de Elián, la invasión de su mente con las rutas de los drones, la certeza de que su hijo poseía telepatía y, peor aún, la capacidad de entrar en la mente de la IA.
​La incredulidad de Aitor se transformó lentamente en preocupación sombría.
​—Si la IA llega a saber lo que tienen aquí… —Aitor se interrumpió, sintiendo el peso de la comunidad—. Esto lo cambia todo, Zeta. Ya no es solo defensa.
​—No. Ahora es estrategia —respondió Zeta—. Debemos empezar a planear un golpe de gracia para ganar tiempo. Algo que los obligue a reaccionar en el campo, no en la red. Vamos a cortar la energía eléctrica por completo en el sector adyacente.
​Aitor tragó saliva, entendiendo la magnitud del riesgo.
​—Es una acción silenciosa que pondrá en marcha un plan mayor. Empezaremos a trabajar en ello de inmediato, sin dejar rastro digital de nuestra intención.
​En ese momento, la puerta se abrió con un leve crujido. Masha entró con Elián dormido en sus brazos, envuelto en una manta tejida a mano que olía a lavanda. Su mirada se cruzó con la de Eunice: un entendimiento tácito sobre la necesidad de proteger al bebé y a la comunidad flotó en el aire. Ambas compartían el mismo miedo y la misma determinación.
​De repente, la radio capturó un fragmento de señal. No era una voz clara, sino una ráfaga de datos, un pulso frenético que se filtraba a través de la estática. Era el eco digital de Aura y Mateo, una señal intermitente que gritaba urgencia desde los confines de la Smart City.
​—Algo grande escapa de la ciudad —dijo Aitor, con la voz apenas audible. Miró a Zeta, ahora con una mezcla de sorpresa y preocupación—. Reforcemos la protección sin exponernos. Debemos saber qué es ese eco.
​—Si sincronizamos nuestros movimientos con estas alineaciones —añadió Eunice, señalando el mapa estelar—, reduciremos el riesgo. La inteligencia es nuestra mejor defensa, la de las estrellas y la nuestra.
​Cada fragmento de señal, cada advertencia, se mezclaba en el aire. El eco de las voces externas resonaba en la pequeña sala de radio, preparándolos para proteger su hogar. Bajo una vigilancia constante, pero llenos de esperanza y unidos por lazos inquebrantables.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.