No tardé en pasar mis brazos por la espalda y las piernas de Einar y levantarlo del suelo. Se amoldó a mi cuerpo de inmediato y su cabeza descansó en el hueco de mi cuello, su respiración es suave y tranquila, como si no hubiera gritado de dolor hace apenas unos segundos.
Einar no se mueve entre mis brazos. El fuego a nuestro alrededor se extiende de forma incontrolable y salvaje, consumiendo todo aquello que todavía puede ser corroído por las llamas. Un anillo de fuego no tarda demasiado en formarse y encerrarnos en él.
Las lágrimas resbalan por mi rostro en un llanto silencioso en cuanto solté sus piernas y volví a acomodarlo en el suelo, estaba a punto de alejar mi mano de su pecho cuando, de forma repentina, levantó su brazo y tomó con fuerza mi muñeca.
Miré su rostro de inmediato, no abrió sus ojos aún. Se limitó a usar su otra mano para impulsarse y poder sentarse en el suelo. En cuanto abrió los ojos y me miró, su rostro no denotó emoción alguna. Me paralicé en mi lugar, esperando y mirándolo, pero los segundos pasan y su expresión no cambia.
Mi corazón se detuvo en ese mismo instante al darme cuenta. Muerte lo hizo. Einar no me recuerda, me atacará y tendré que pelear y huir de él.
Quise extender mis brazos y abrazarlo, quise esconder el rostro en su pecho y llorar, quise acercar mi mano y acunar su rostro, pero no me atreví. Mientras él escaneaba mi rostro y mi cuerpo en silencio no me atreví. Cerré mis ojos, agaché la cabeza, me relajé y me rendí.
No puedo pelear contra él, no quiero hacerlo. Hasta aquí llegue. No puedo más.
— Kennet. — Susurró.
Todo mi cuerpo se paralizó en cuanto abrí los ojos y vi su mano acercándose a mi rostro. Levantó mi cara y en cuanto me vio, comenzó a limpiar el rastro de lágrimas en mis mejillas. No pude analizar su expresión, porque enseguida tiró de mí hacia él y me abrazó con fuerza, apegándome a su pecho. Comencé a llorar otra vez mientras rodeaba su cuerpo, cerré las manos en puños mientras sostenía su ropa y escondía el rostro contra el hueco de su cuello. De inmediato comenzó a acariciar mi espalda con suavidad y apoyó su cabeza sobre la mía, dejando besos por cada parte visible de mi cara que pudiera alcanzar.
— Lo siento... — Murmuró con la voz cortada. — Lo siento tanto. Todo esto es mi culpa, debería haberlo sabido. Lo siento.
Sus palabras me desconcertaron, quise apartarme para poder ver su rostro, pero él enredó su mano en mi cabello y me lo impidió mientras escondía su rostro de mi.
— No merecías morir así — Continuó. —. He conocido y lidiado con Muerte desde que fui creado, debería haberlo sabido. Debería haberte protegido más, debería haberte escondido y puesto a salvo antes de haber hecho cualquier cosa. Todo esto es mi culpa. Perdóname. Te amo tanto, lo siento, lo siento...
Su voz se extinguió, percibí su llanto silencioso de inmediato mientras escondía su rostro de mí.
— Einar.
Me abrazó y apegó más contra su cuerpo, no me respondió. Necesito ver su rostro.
— Einar — Insistí, conmocionado y haciendo presión para que me soltara. —, Einar déjame verte.
— No puedo... — Susurró.
— Einar, estoy vivo.
Percibí cómo su corazón se salteaba un latido. Continué haciendo presión, esta vez no me fue difícil que me soltara. Me acomodé en el suelo, aun entre sus brazos. Me pasé las manos por las mejillas para poder limpiarme el rostro mientras él me observaba atentamente. En cuanto volví la mirada hacia él, comencé a limpiar sus lágrimas también.
— Estoy bien. Estoy vivo. — Volví a asegurarle, apoyé ambas manos en sus mejillas. — En todo este tiempo no se me ocurrió lo que tú podrías haber pensado, y lo siento por no haber podido encontrarte antes, pero te juro que lo he intentado. He pasado semanas intentando encontrarte, y solo hoy lo hice. Lo siento.
Acaricié su rostro con suavidad mientras él me escuchaba con atención y asimilaba lo que le decía. Por varios segundos guardó silencio mientras me miraba, inspeccionó mi cuerpo, reparó en mis ropas y en mi estado en general y frunció el ceño ligeramente.
— Estás vivo — Susurró ausente.
— Sí.
— Muerte no te...
— No — Negué enérgicamente. —. No lo hizo. Estoy bien. Estamos bien.
— ¿No estoy muerto?
Su pregunta me desconcertó.
— Einar, no, no estás muerto.
Ante mis palabras, se limitó a cerrar sus ojos y dejar salir un largo suspiro, volvió a abrazarme con fuerza y a apegarme contra su cuerpo entonces, sin decirme nada más, como si hubiera sacado un peso enorme de sus hombros.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, no sé cuánto tiempo Einar asumió lo más lógico; que Muerte me había matado. El solo pensamiento de él estando herido en los últimos días fue suficiente para volverme loco, y no quiero imaginar lo que él habrá sentido.
— No sé cuánto tiempo llevo ausente — Retomé, apoyé la frente contra la suya y cerré los ojos. —, desperté sólo hace dos semanas en Everain y todo ha sido un desastre detrás de otro y tengo que contarte tantas cosas, pero necesito saberlo; ¿Hace cuánto tiempo desaparecí?
Tomó mi rostro con ambas manos y lo alejó del suyo, abrí los ojos y lo observé. Sus ojos recorren mi rostro con completa adoración, apoyé mi rostro contra su palma y casi olvidé de lo que estaba hablando.
— Dos meses. Te vi por última vez hace dos meses, y todo ha sido un infierno desde entonces.
Enredó su mano en mi cabello de forma distraída mientras yo hacía cálculos mentales.
Dejé Everain hace dos semanas. No sé cuánto tiempo estuve encadenado y encerrado luego de despertar, pero no creo que haya sido más de una semana. ¿Qué sucedió conmigo el resto del tiempo?¿En dónde estaba?
Estuve por lo menos un mes y medio inconsciente.