El Nuevo Dios

6: "Estoy por encima de tí"

   Einar bajó a Tierra en el suelo frente a mí y luego lo rodeó hasta pararse a mis espaldas, sus ojos desprenden un brillo anaranjado y constante que se refleja en los pequeños charcos a nuestro alrededor.

   — ¿Puedo moverme? — Preguntó entre dientes.

   — No — La voz de Einar se acopló a la mía cuando hablamos a la vez. Retomé la palabra —. Quiero hablar contigo.

   Di un paso hacia adelante y me senté en el suelo, frente a él. Einar permaneció de pie.

   — ¿Por qué? — Me preguntó receloso.

   — Necesito tu ayuda con algo.

   Me inspeccionó en silencio por varios segundos, detalló mi postura y mi rostro, mis manos y cualquier cosa que estuviera a mi alrededor, a mi alcance. Luego se fijó en mis brazos y en mi pecho, hasta que finalmente volvió a mi cara y frunció el ceño.

   — ¿Quién eres? — Su voz sonó débil y dubitativa, pero continuó antes de que pudiera responder. — Me ordenaste que viniera aquí, y no pude desobedecer, el único que puede hacer eso...

   Su voz se apagó, todavía inspeccionándome. Levantó la mirada y la enfocó en Einar, pero inmediatamente lo obligué a mirarme otra vez.

   — Estás hablando conmigo, no con él — Eso pareció sorprenderlo, pero devolvió la mirada a mi rostro de inmediato —. Él único que tenía ese poder sobre tí era Sol, lo sé. También conozco la historia de Sol. Yo tengo su divinidad ahora, está unida a mi alma, por eso puedo darte órdenes. Por eso no podes desobedecer.

   Me fulminó con la mirada. — Eso no contesta a mi pregunta. ¿Quién eres?

   Dudé antes de hablar.

    — Me llamo Kennet — Le contesté —. Cuando me atacaste dejaste en claro que ya sabías quién era, pero supongo que te confundiste cuando te doblegué, así que déjame aclarar las cosas. Soy el humano por el cual Einar rompió su maldición, en eso estás en lo cierto. Muerte me otorgó la divinidad de Sol hace dos meses.

   — Deberías estar muerto... — Susurró.

   — Pero no lo estoy — Sentencié —. Y necesito tu ayuda.

   — ¿Para qué?

   — Necesito encontrar a Sol.

   — ¿Por qué?

   — Tengo su divinidad — Me relamí los labios y continué —, pero no sé cómo utilizarla en su totalidad, y no tengo autocontrol. Necesito que me enseñe.

   Me sonrió con burla entonces. — Patético.

   Estiré mi brazo, tomé su muñeca e incendié mi propia mano en llamaradas azules, incendiándolo a él en el proceso. El impulso no me sorprendió, pero sí el hecho de haber sido capaz de hacerlo casi sin esfuerzo, de forma instintiva. El fuego comienza a ser fácil de manipular para mí, y no sé si eso sea algo bueno.

   Tierra se mordió los labios y reprimió un grito de dolor.

   — Tengo la divinidad de tu creador, Tierra, y eso significa poder completo sobre tí también. Puede que sea patético, pero sigo siendo más poderoso que tú. Estoy por encima de tí. — Solté su muñeca, que él llevó a su pecho de inmediato, y me miró con rencor. — Sé que eres un rastreador, y necesito que me lleves hasta Sol. Puedes hacerlo por las buenas, o puedo ordenarte que lo hagas. Escoge.

   Puedo ver el desprecio en sus ojos, pero lo ignoro por completo y espero su respuesta. A mis espaldas, puedo sentir la proximidad de Einar antes de que se detenga detrás de mí, a pocos centímetros de mi espalda.

    — Te llevaré con Sol — Finalmente decidió —, pero no hay necesidad de rastrearlo, ya sé en dónde está.

   No dijo nada más, le insté a continuar en silencio y con un leve movimiento de cabeza.

   — Sol se reunió conmigo hace varias semanas, me invocó y le reconocí de inmediato. Ha estado conmigo desde entonces, estaba conmigo cuando me invocaste y está esperando mi retorno ahora.

   Einar se adelantó. — ¿Dónde está?

   — En un bosque, el bosque en el que he estado los últimos años — Miró a Einar, aunque sin dejar de lanzar miradas furtivas en mi dirección. —, ya sabes en dónde está.

   Einar asintió. — Te veremos allí — Llevó su mano a mi hombro.

   — Puedes irte.

   Él me observó a mí entonces, así que asentí suavemente, permitiéndolo.

   Tierra había desaparecido cuando volví a pestañear.

   — El bosque al que se refiere está a varios kilómetros de distancia, pero no está al otro lado del mundo... Esta vez — Einar me ofreció su mano para ayudarme a ponerme de pie —. Tenemos suerte, Tierra suele cambiar de posición muy seguido.

   Sacudí mi ropa de forma distraída, pero me detuve en cuanto me di cuenta de que está completamente embarrada. Ni siquiera quiero pensar en mi aspecto, pero sé que me daría miedo si me viera en un espejo.

   — Esté cerca o no, si nunca antes he estado en ese lugar o no puedo verlo, no puedo transportarme...

   — Ya lo sé — Me interrumpió —, yo iré primero y te invocaré cuando esté allí, así lo encontrarás tú también.

   Hice una mueca. — Nunca antes hemos hecho eso.

   Me sonrió con seguridad. — No es nada del otro mundo, tranquilo. Confía en mí.

   Einar se acercó a mi con suavidad, me dio un ligero beso en los labios y luego desapareció.

   En el segundo en que Einar me dejó solo, la leve llovizna de antes volvió a caer sobre mi, esta vez con un poco más de intensidad que antes. No me molesté en buscar refugio a la sombra de algún árbol, estoy completamente empapado, con la ropa destrozada y sucia. Ni siquiera tengo remera.

   Me senté en el suelo bajo la lluvia a esperar a que Einar me invoque, creo que lo sabré cuando lo haga, aunque la verdad es que a medida que pasan los segundos sin percibir nada no puedo evitar ponerme nervioso.

   Un trueno se escuchó en la distancia, la lluvia se intensificó no mucho después.

   Luego de varios minutos, finalmente algo sucedió. Mis ojos comenzaron a irradiar luz, y pude escuchar una voz clara como el agua de lluvia dentro de mi cabeza.




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