Sol se limitó a observarme sin expresión, al igual que Nasden. Einar sólo me observa como si estuviera desquiciado.
— ¿Por qué de la nada...?
Interrumpí a Sol antes de que terminara.
— Sol, me has estado ayudando por semanas sin recibir absolutamente nada a cambio cuando podrías haberte negado, y yo no te habría obligado a aceptar. Además, ¿No te parece que ya has sufrido suficiente...?
Nasden me observó como si me hubiera salido otra cabeza, Einar simplemente sonrió mientras me escuchaba.
— Te han maldito y arrancado las habilidades, la persona por la cual fuiste maldito en primer lugar te usó y te dejó solo cuando la necesitabas más, hiciste cosas horribles a Nasden y ni siquiera pudiste enmendar tu error...
— Está bien, ya entendí — Sol me detuvo bruscamente, mirando hacia otra dirección.
— Mi punto, es que quiero ayudarte — Miré a Nasden y luego a Sol —, no pudiste enmendar tu error en el pasado, déjame ayudarte a hacerlo bien esta vez.
— Pero es... Peligroso — Dudó, luego miró a Nasden con tristeza —, le dolerá si no lo haces rápido, y no tengo ni idea de qué encontrarás una vez que ya estés intentándolo...
— Hazlo — Nasden demandó de repente —, no me importa cuánto dolor pueda llegar a sufrir. Hazlo. Yo accedí conscientemente a ser convertido en esto, y por eso siempre fue más difícil controlarme. Los demás no sabían quiénes habían sido ni qué les habían hecho, yo sí, y cuando me quitó la memoria e inhibió mis sentimientos, siempre tuve esa sensación de que algo en mí faltaba, y eso me hacía rebelarme. Comencé a desarrollar sentimientos otra vez antes de que Sol fuera maldito, pero no como él o Luna. Comencé a sentir odio, desprecio, rencor... — Levantó la vista hacia mí con decisión — No quiero volver a ser la marioneta de nadie. Kennet, hazlo.
Asentí de inmediato — Bien.
Nasden se puso de pie.
— Ahora mismo.
———
Nasden se sentó en el suelo con la espalda contra el tronco de un enorme roble, Sol se acercó a él y se arrodilló con una soga trenzada del grosor de mi brazo en la mano.
Es de madrugada, y el único sonido que puedo percibir es el crepitar del fuego a varios metros de distancia. Sol está diciéndole algo a Nasden, pero me fuerzo a mi mismo a darles privacidad y concentrarme en mis propios pensamientos en vez de en ellos.
Sol besó a Nasden antes de levantar la soga e instarlo a morderla para luego atarla detrás de su cabeza. Se acercó a mi no mucho después.
— ¿Por qué...?
— Se lastimará y sangrará sin ella — respondió antes de que formulara la pregunta —, Nasden es inmortal pero no se cura tan rápido como Einar o los demás — miró alrededor, buscándolo —¿En dónde está él?
— En la cabaña... No quiere verme hacer esto, es demasiado riesgoso y no quiere que lo haga pero, también quiere respetarme y dejarme tomar mis propias decisiones.
Le sonreí, y Sol me devolvió el gesto... Apenas.
Respiró hondo antes de volver a hablar, pude percibir el temblor en su voz de inmediato.
— Necesitarás toda tu fuerza, lo cual significa molestar a tu aura — asentí lentamente —. No debería resultarte difícil ver su alma en sí, pero...
— ¿Cómo luce? — le interrumpí.
— No debes cerrar tus ojos en ningún momento, y te será más fácil si estás tocando su pecho. Solo concéntrate en lo que quieres hacer, lo que necesitas ver, y su alma se encenderá como un árbol de Navidad dentro de su cuerpo. Lo sabrás — Llevó su mano a mi hombro —. Y sabrás qué hacer una vez la veas, no te será difícil distinguir mi esencia, pero no puedo decirte cómo luce ahí dentro porque no lo sé.
Miró a Nasden una vez más, la preocupación marcada en su rostro, y finalmente bajó su brazo y dio un paso hacia atrás.
— Y lo siento, pero yo tampoco puedo quedarme cerca.
Fruncí el ceño ante sus palabras, él se explicó antes de que pudiera formular una pregunta.
— Es mi esencia, Kennet — sus hombros cayeron con resignación —, no importa quién tenga el volante ahora, al final del día siempre lo será. Si yo estoy cerca en el momento en el que se la arranques a Nasden, en vez de ir hacia ti y unirse al resto que está unido a tú alma, irá hacia mí. Y no sé qué pasará si eso sucede.
— ¿Por qué?
— Porque este cuerpo es un candado — abrió sus brazos y se señaló mientras me explicaba —, designado específicamente no sólo para contenerme, para no dejar nada entrar también. No sé qué sucederá si eso que está ahí— señaló el pecho de Nasden — intenta entrar en mí y unirse al resto ínfimo de esencia que encadenaron aquí — se llevó una mano al pecho —, pero asumo que no será nada bueno. Ni para ti, ni para mí.
— Está bien...
Sol apretó los labios antes de volver a alejarse.
— Por favor, hazlo rápido — Se revolvió el pelo y cerró sus ojos con fuerza —. Le pediré a Einar que nos transporte a varios kilómetros de distancia, dame veinte segundos una vez que haya entrado a la cabaña y luego acércate y hazlo.
Asentí de inmediato y Sol no perdió más tiempo, corrió hacia la cabaña y se adentró a ella prácticamente de un empujón. Conté hasta veinticinco segundos antes de respirar profundamente y volver a ver a Nasden, que espera relajado con la cabeza entre sus piernas.
Levantó la mirada en cuanto comencé a acercarme a él. Estaba a cinco pasos de distancia cuando irguió la espalda, reacomodó la soga entre sus dientes y extendió los brazos a su lado. Al instante, dos fuertes ramas se enredaron en sus muñecas y estrujaron con fuerza su piel, tirando de él y manteniéndolo quieto en su lugar.
Levantó la cabeza hacia mí en cuanto hinqué la rodilla frente a él.
Me sorprendió la seguridad y decisión en sus ojos cuando me vió.
Acerqué mis manos hacia su pecho, corrí a los lados la campera marrón que usualmente lleva puesta y apoyé las palmas de mis manos directamente sobre su remera.