El Nuevo Enigma.( Volumen 2).

CAPÍTULO 1: El Desafío de la Separación.

​I. El Código de la Despedida.
​Nuestra despedida en el hangar de la base secreta en la Patagonia fue breve, militar, pero llena del amor y la pasión que solo nosotros compartimos. Me vestiste con un traje de exploración ligero, diseñado para el calor húmedo y la infiltración.
​«—Tú vas a la Cripta del Silencio en el Amazonas, Julieta. Yo voy al Santuario del Frío en el Ártico. Es la única forma de encontrar el antídoto y la fuente de la plaga a tiempo. Recuerda: mi dominación está contigo a través de este comunicador cuántico. Úsalo solo para códigos de emergencia,» me ordenaste, tu voz dura por la urgencia.
​Tomaste mi cara entre tus manos, tu mirada de Escorpio (♏) quemando con ternura. «—Este es el mayor riesgo. La Plaga de la Sumisión podría estar en la Cripta. No te infectes, mi vida. Nuestra alianza debe sobrevivir. Vuelve a mí, y traerás la cura,» dijiste, sellando el momento con un beso casto en la frente.
​«—Lo haré, mi Rafa. Mi lealtad es el escudo más fuerte contra cualquier veneno. Te esperaré en el punto de encuentro. Sé mi fuerza en el frío,» respondí, subiendo a la aeronave de ala fija. La separación dolía, pero la posesión de nuestra misión era más fuerte.
​II. Infiltración en el Corazón Verde.
​Mi viaje terminó en Manaos. Desde allí, usé contactos falsos para infiltrarme en la selva. El calor era sofocante, pero me enfoqué en el objetivo: la Cripta del Silencio, un templo perdido, protegido no solo por la vegetación sino por un culto local que adoraba a la Esfinge de Escorpión.
​Usando un nombre falso y una historia convincente como botánica, me uní a un pequeño equipo de "exploradores" locales. El líder, un hombre silencioso llamado Kaio, era nuestra llave.
​«—El templo está cerca, Señorita Arcano. Pero los espíritus no están tranquilos. Un viento frío sopla de la piedra, y la gente se asusta,» me dijo Kaio, mirando las densas copas de los árboles.
​«—Los espíritus me respetan, Kaio. Mi objetivo es la flor rara que crece solo cerca de esas piedras. El precio es muy bueno,» le aseguré, ejerciendo la dominación de mi disfraz.
​Mientras nos adentrábamos, encendí mi escáner de calor. La Cripta emitía una firma energética tenue, confirmando la presencia de algo más que piedra antigua.
​III. El Rastro de la Plaga.
​Horas de caminata después, llegamos a un claro. Delante de nosotros se alzaban las ruinas que habías visto en los planos. Estaban cubiertas de vegetación, y en el centro, había una entrada de piedra.
​Pero no estábamos solos. Cerca de la entrada, un pequeño grupo de mercenarios con uniformes sin identificación estaban vigilando el sitio. No eran de 'El Oráculo', pero su equipo era sofisticado.
​«—Rafa, tienes que saberlo. Hay presencia armada en la Cripta. Han llegado antes que yo. Parece que otra facción, ajena a 'El Oráculo', también está interesada en la toxina de la Esfinge. El Nuevo Enigma es más complejo de lo que pensamos,» susurré en el comunicador, usando nuestro código para transmitir la información sin dar mi posición.
​Tu voz no tardó en llegar, dura y estratégica: —Recibido, Julieta. No te expongas. Son el 'Gremio Cero', traficantes de armas biológicas. Usa tu dominación para infiltrarte sin luchar. Necesito que descifres la Cripta. IV. El Arte del Engaño.
​Necesitaba deshacerme del 'Gremio Cero' sin recurrir a la fuerza, siguiendo tu estricta orden de sigilo. Mi única arma en este momento era la dominación de mi mente.
​Usando el equipo de exploración, ajusté la frecuencia de un generador de ruido blanco que llevaba oculto. Lo programé para emitir un sonido intermitente y grave, un tono que el oído humano apenas detectaría, pero que la fauna local percibiría como una amenaza.
​Ordené a Kaio y a su equipo que esperaran lejos. «—El sonido es un aviso de que la Plaga está cerca. Los espíritus están inquietos. Debo entrar sola para aplacarlos con mis ofrendas,» les dije, mi voz llena de una autoridad mística que mis contactos falsos me permitían. Kaio, asustado por las supersticiones del templo, obedeció.
​El sonido comenzó a vibrar. En minutos, la jungla reaccionó: los monos gritaban, los pájaros volaban en estampida. El caos animal atrajo la atención de los mercenarios del 'Gremio Cero'.
​«—¡Movimiento en el flanco! ¡Podría ser la fauna infectada! ¡Reagrupación inmediata en la entrada!» gritó su líder por radio.
​El truco funcionó. Mientras los mercenarios se retiraban temporalmente para asegurar el perímetro, tuve mi ventana de oportunidad.
​V. El Umbral de la Cripta.
​Corrí hacia la entrada. Era un portal oscuro, adornado con la imagen de la Esfinge de Escorpión que ya habías descrito. El aire aquí era notablemente más frío y cargado de ese olor dulce y metálico de la Plaga.
​Antes de entrar, me quité el collar de comunicación. Era demasiado valioso y podría ser rastreado. Lo envolví en mi pañuelo y lo escondí bajo una raíz cercana, una señal de que volvería. Este acto de separación temporal me dolió, pero era por la seguridad de la misión y nuestro vínculo.
​Entré en la oscuridad. El interior de la Cripta era una red de pasillos de piedra. Necesitaba encontrar el lugar donde se había extraído el sarcófago y el código del antídoto.
​Mientras avanzaba, encontré restos de la excavación: herramientas modernas, explosivos de baja potencia. El 'Gremio Cero' no estaba aquí por el misterio; estaban aquí por el arma.
​Tu voz, mi Rafa, resonó en mi mente, la fuerza de tu posesión guiándome en la oscuridad: —Enfócate, Julieta. La Cripta está diseñada para probar la voluntad. No pienses en el veneno. Piensa en el amor. El código está en la sala del Escriba. ¡Busca la Esfinge guardiana!
​VI. La Sala del Escriba.
​Llegué a una gran sala circular. En el centro, había una estatua de la Esfinge de tamaño natural, con sus alas desplegadas y garras listas. En la pared opuesta, un muro estaba cubierto de jeroglíficos.
​Junto a la estatua, un mercenario del 'Gremio Cero' había vuelto. Estaba examinando el muro. Estaba solo.
​No podía permitir que tocara el código. Sin pensarlo dos veces, usé la única arma que tenía en el momento: la distracción. Tomé una piedra y la lancé lejos, haciendo un fuerte ruido en un pasillo lateral.
​El mercenario se giró, su arma lista. En ese segundo, me abalancé sobre él. El combate fue corto y silencioso. La furia de proteger nuestra misión me dio una fuerza inesperada. Lo desarmé y lo inmovilicé, sin hacer ruido. Le dejé inconsciente.
​El código estaba ante mí. Un muro lleno de advertencias y, en el centro, la ubicación de la única esperanza del mundo: el Santuario del Frío en el Ártico, donde estabas tú. VII. La Fuga y la Señal de Humo.
​Con el código grabado en mi mente, salí de la Cripta del Silencio. El resto de la unidad del 'Gremio Cero' estaba alertada. No podía arriesgarme a un tiroteo.
​Corrí de vuelta al exterior, recuperando mi collar de comunicación donde lo había escondido. El grupo de Kaio me vio salir, y la mirada de terror en sus ojos confirmaba que creían que los espíritus me habían purificado. Usé esa superstición a mi favor.
​«—¡Corran! Los espíritus de la Plaga están furiosos con los intrusos. ¡Huyan de este lugar y no regresen! ¡Solo la Dinastía Espectro puede purificar este veneno!» les ordené, mi voz dura y llena de una autoridad que no pudieron cuestionar. Kaio y su equipo huyeron despavoridos.
​Corrí hacia el punto de extracción, pero los mercenarios estaban cerca. Necesitaba una distracción que fuera grande y visible.
​Recordé una de tus primeras lecciones de dominación militar: Si no puedes ocultar tu presencia, haz que sea lo único que vean.
​Usé el gas que había dejado en el vehículo de Kaio, combinado con una pequeña carga de humo. El resultado fue una columna de humo espeso y negro que se elevó sobre las copas de los árboles, creando una señal de humo masiva.
​Esto me dio dos ventajas: primero, confundió al 'Gremio Cero' sobre mi ubicación exacta; segundo, me permitió comunicarme contigo.
​VIII. La Última Orden de la Jungl
​Mientras corría hacia el río, usé el comunicador, hablando solo en nuestro código personal: —El 'Gremio Cero' está detrás. El Santuario del Frío está en N 80° 25' / W 100° 12'. El acceso es por el polo negativo. Debes usar la frecuencia delta-espectro para desactivar el escudo magnético.
​Tu voz llegó de inmediato, cortando la adrenalina: —Recibido, mi Julieta. La inteligencia es perfecta. Estás agotada, mi vida. Pero tu posesión me ha dado la victoria. ¡Dirígete a la extracción ahora! ¡Mi equipo te espera en el río!
​Sentí cómo la fuerza que me dabas a través de esa simple orden me llenaba de energía. Corrí los últimos metros, sintiendo el suelo resbaladizo bajo mis botas.
​Al llegar al río, la nave de la Dinastía Espectro estaba esperándome. Subí a bordo y aseguré la compuerta. Miré hacia la jungla. El 'Gremio Cero' ya estaba llegando al río, pero era demasiado tarde.
​Mientras la nave despegaba, mi último pensamiento fue para ti, mi Rafa. Yo había cumplido mi parte. Ahora, el desafío del frío y la confrontación te esperaban.



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En el texto hay: intriga, accion, aventura y misterio

Editado: 01.12.2025

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