-Ubicación: Refugio de Orión.
-Fecha: 7 de Octubre a las 600hrs.
Opté por despertarme temprano hoy, mi Maestro me había asignado muchos encargos el día de ayer, así que sería mejor que comenzara lo antes posible. Para ello, recibí ayuda de David, un gato de la raza Bosque de Noruega y de pelaje color melocotón con bandas negras, que ha estado viviendo conmigo los últimos cuatro años. Y admio que desde entonces ha sido un excelente compañero, siempre dispuesto a despertarme a las horas que me propongo levantarme con sus besos y caricias.
Esta vez, David se le ocurrió subirse encima de mí para pasar su peluda cola cerca de mi nariz. Eventualmente, me desperté de un estornudo que me provocó que todos mis sentidos reaccionaran de golpe. Seguido de eso, David sale de mi cama para permitirme salir de ella y se va, pero regresa los pocos segundos después con su peineta favorita para que el peinara. Yo le dije que me lo haría antes de que me fuera a trabajar, lo cual él responde con un maullido y de sienta en el suelo. Al terminar, me dispuse a hacerme un desayudo rápido, nada complicado, consistía principalmente de un café expreso puro, y un par de tostadas hurtadas con miel para contrastar el sabor. Al mismo tiempo, David se sube a la mesa de la que estoy comiendo con su peineta en boca. Sin ofrecer resistencia, la pasó por su pelaje con la mano izquierda de forma lenta y delicada, hasta que quedara lo bastante relajado como para dejarlo dormido sobre la mesa. Posteriormente de comer, y de lavar los platos que usé, tomo mi mochila y me despido de David dándole un beso en su frente. Y él, como respuesta, me lanza un fuerte, pero corto ronroneo antes de caer en un profundo sueño.
Ya estando fuera de mi cabaña, camino con calma rumbo al Centro Tecnológico, debido a que ya pedí una reservación para un taller con anticipación, el taller Delta-2.06. En el camino, aproveché de contemplar el panorama del refugio de Orión, mi lugar de origen. Sé que puede sonar extraño que recalque algo así, porque de por sí, los miembros de la Hermandad somos antinacionalistas, pero si menciono que ayer en la noche regresé al refugio, después estar casi un año afuera por múltiples trabajos, es inevitable sentirme feliz y acogidos por el lugar en la que pasé la mayor parte de mi infancia. Las arquitecturas únicas que se caracterizan por su asimetría y sus contornos curvilíneos que los hacen asemejar con el agua. Definidos por colores fríos que rozan entre el azul y el verde, otorgando una imagen tranquilizante. El aroma salado del océano envolvente, que al final te terminabas encariñando. Y aunque no disponía del cielo estrellado que poseían los otros refugios, lo compensaba con el movimiento de los mares sobre la gran cúpula que se notaban mucho más con la luz del Faro Principal.
Un lugar maravilloso en toda la extensión de la palabra. No obstante, es un refugio completamente distinto a cuando Platón lo describió ya hace un poco más de dos milenios, y ahora tiene un mayor parentesco a la ciudad sumergida en las que aparece en las obras de Ken Levine. Aunque yo no estoy muy familiarizado con el medio que usa para expresar su arte, me encarta la interpretación literaria de su mundo hecho por John Shirley.
Sin embargo, había cambiado un poco más desde mi ausencia. Esta vez habían más personas que de costumbre, aunque creo que esto es debido a que los directores de los distritos suspendieron la mayoría de las misiones de carácter agresivo durante los últimos días, para asegurarse de que todos estemos a salvo en cuando dé el primer estallido de la guerra. Aunque desde el año 2019 ha habido movimiento y atentado tanto militar como político entre las naciones, no eran nada más que los últimos preparativos del periodo de la presión global, o más bien gruñidos y ladridos de perros antes de entrar a los rasguños y a las mordidas.
La luz del Faro Principal emitía una luz anaranjada y tenue, dando la sensación de un amanecer. Ya estando cerca del centro, crucé por un parque donde muchos niños aprovechando el día jugando y jóvenes aprendices acostados en el pasto conversando entre ellos o aprovechando la tranquilidad para explayar las artes. Como unos que usan un lápiz y una libreta para escribir, dibujar o componer, otros tocando instrumentos en bajo volumen, junto con otros que bailan al ritmo de las melodías, o simplemente un grupo haga una escena teatral improvisada. Hasta que me ven pasar y se toman una pausa para darme un pequeño saludo. Antes de salir del parque, dos Maestros Decanos se encontraban sentados en una banca me llaman:
—Goliat volviste, que gusto verte de nuevo. –dijo uno de ellos, al que le reconocí por su voz de inmediato, se trataba de Erdogan Celik, un gran maestro decano que aun hasta hoy ayuda al Distrito de Educación enseñando a los jóvenes las Arte Metafísicas. Y que también me enseño a mí años atrás.
—Pr. Erdogan, ¡Buen día! –dije con una sonrisa en el rostro. Luego volteo a ver a la otra Maestra Decano que sostenía una libreta en sus manos, y la reconocí de inmediato–. Maestra Naya Kumari, díganme ¿Cómo han estado?
—Muy bien, gracias a Dios –respondió la Maestra Naya–. Estaba escribiendo un nuevo guión para una obra de teatro, hasta que el hermano Erdogan apareció y empezamos a hablar sobre el Proyecto Noé.
— ¿Ah sí? –pregunté extrañado–. Yo estuve al tanto del proyecto en sus primeros días, pero al estar la mayoría del tiempo ocupado, no pude seguirla últimamente. ¿Cómo les fue?
—De maravilla –respondió el Pr. Erdogan–. La última especie que aseguraron ayer fue una familia de osos malayos a las 2000hrs en las afueras de Birmania.
—Comprendo, es bueno de que ya hayamos asegurado la supervivencia de las especies antes de que la guerra comenzara explícitamente –comenté–. Entonces solo queda rescatar el mayor número de animales y vegetales en la transición de esta, y así asegurar la hambruna de los supervivientes.
—Tú mismo lo has dicho –agregó el Profesor Erdogan–. Ahora que me acuerdo, el día de ayer también fue cuando el plan de destruir de la Santa Sede del Vaticano se desató. Me preguntó si todo salió como lo planearon los directores.
—No te preocupe Erdogan –dijo la Maestra Naya–. Mi nieta Kiran es una inquisidora que participó en esa misión, y esta mañana me llamó diciéndome que lograron sustituir al Papa Alejandro VIII y a los cardenales con cuerpos trasmutados, y que también sacaron todos los libros de la Biblioteca antes que detonaran las bombas.
—Me alegro escuchar que nadie saliera herido. Pero aun así, me provoca al mismo tiempo una enorme pena el hecho de estuvimos obligados a destruir un lugar sagrado como la Santa Sede.
—No eres el único –agregó la Maestra Naya–. Mientras mi nieta me llamaba, podía notar su tristeza bajo sus palabras. Aunque eso era de esperarse, después de todo, el Vaticano fue como su segundo hogar para ella.
—Comprendo el dolor, Pr. Erdogan –respondí–. Pero teníamos hacer de que el Papa hubiera muerto antes de que comience la guerra, de lo contrario, resultaría siendo un presa crucial ante los deseos de poder de la humanidad. Además, aunque la arquitectura se haya desmoronado, se pudo salvar lo más importante, y lo preservaremos ante todo pronóstico.
—Amén. –respondieron ambos al unísono.
— ¿Saben en donde están hospedados? –pregunté.
—Están en el Refugio de Elíseos –me respondió la Maestra Naya–. Protegidos y alejados de las posibles zonas en las que se desarrollaran los conflictos.
—Ya veo –dije sonriendo–. Honestamente, creo que hubiera sido mejor que los trasladaran al este refugio, ya que estarían sumergidos a más de 8km lejos del contacto humano, sin olvidar que no hay registro de que optaran por hacer actividades submarinas durante la guerra.
—Quizás tengas razón –respondió el Pr. Erdogan–. Pero los directores tienen los motivos para dejarlos ahí. Y tampoco sabemos si acaso la decisión fue propiamente del Papa, tal vez para que se enterá de lo que pasa.
—Buen punto. –reafirmé, y luego fije la mirada hacia la Maestra Naya que continuo escribiendo en su libreta. En seguida recuerdo que mencionó que estaba haciendo una nuevo guion, y al pensar en eso me fue inevitable en tener un gran atención a lo que estaba creando–. Cambiando el tema, Maestra Naya ¿Podría satisfacer mi curiosidad al contarme de que va su nueva obra?
—No lo sé por el momento, joven. –me respondió la Maestra Naya–. Estaba pensando en otra pequeña anécdota de mis tiempos cuando trabajaba en el MDE o quizás en un cuento ficticio ambientado en una época histórica, como el Auge de las Almas, en la Época de Raziel y Dumah, o quizás en los tiempos de la crisis después de la Guerra que Nunca Ocurrió.
—Si eliges en hacer una anécdota tan buena como La Tragedia de los Tres Anillos, da por hecho que me veras en el día del estreno sentado en primera fila y sumamente emocionado. –comentó el Profesor Erdogan, lo cual me causó que soltaras unas risas. Y no porque lo que dijo fue gracioso ni me tomo desprevenido, sino porque era justo en lo que estaba pensando en ese momento.
—Discúlpenme, no fue mi intención búrlame de nadie –dije conteniendo las carcajadas sin éxito.
—Descuida Goliat –dijo el Pr. Erdogan–. ¿Y cómo te encuentras tú?
—Yo he estado con buena salud estas últimas semanas, aunque bastante ocupado con las misiones que mi maestro me encomienda diariamente. Y ahora que lo dije en voz alta, me acuerdo que tengo que irme al Centro de Tecnología para atender algunos encargos. –dije eso último mientras sacaba de mi bolsillo mi PDA para revisar la hora, la cual me indicaba que ya eran las 645hrs.
—Ay, siento mucha pena por ti –me dijo la Maestra Naya antes que siguiera con mi camino–. El Maestro Superior William siempre te ha hecho trabajar desde que te aceptó como su mentorado, de seguro debes estar exhausto en muchos sentidos.
—No es para tanto. Maestra Naya, a estas alturas, ya estoy acostumbrado a trabajar de manera proactiva, y me permitió pulir mis habilidades como ingeniero –le expliqué–. Bueno, fue un placer verlos de nuevo, ¡Y que Dios esté siempre con ustedes! –me despedí mientras me alejaba de ellos.
—Adiós Goliat, cuídate mucho –dijo la Maestra Naya.
—Mándales un fuerte y cordial abrazo a tu hermana y a tu padre de mi parte –dijo el Pr. Erdogan.
— ¡Lo haré! –le respondí con un grito y salí del parque.
Ya estando la frente del Centro, entró por la puerta principal donde en la recepción estaba la joven administradora del lugar, Ronia Barhan, atendiendo a otro hermano con una caja con materias primas y algunas armas que alcancé a ver, como una escopeta S.S. y un rifle V.A.R. De inmediato alcancé a recordar a que entre mis encargos tenía que revisar esas armas, así que le pregunté por si acaso:
—Discúlpeme hermano –le dije tocándole el hombro hasta que se volteó a verme–. ¿Pero esa entrega no le corresponde al Taller Delta-2.06?
—De hecho sí –me respondió–. ¿Cómo lo sabe?
—Porqué yo soy quien reservó ese taller –dije antes de dirigir la vista hacia la Administradora Ronia–. Está bajo mi nombre, Goliat Hunter.
La esperamos hasta que encontrara mi nombre en su PDA:
—Así es, el Taller Delta–2.06 fue reservado por Goliat Hunter desde las 700 hasta las 1100hrs.
—Oh, ya veo –dijo el otro hermano–. Bueno, ¿Quieres que te acompañe con el envío hasta el taller?
— ¡No, no! –dije negándome con ademanes hechas por ambas manos–. De seguro que tienes muchos trabajos que hacer también, yo puedo llevármelo.
—Está bien, como gustes –me dijo antes de entregarme la caja y marcharse–. Que tengas un buen día.
—Gracias, y a usted también. –le respondí antes de irme de la recepción, o al menos pretendía hacer cuando la Administradora Ronia me detiene.
—Eh, joven Goliat, olvidó firmar aquí para confirmar el uso del taller reservado –me dijo mostrando su PDA en mano.
—Ah, verdad –respondí un poco avergonzado–. Lo lamento, se me pasó por alto. Lo cual es muy extraño para mí, ya que he hecho este proceso miles de veces, y esta es la primera vez que me ocurre.
—Descuida, esto no es nada –dijo mientras tomo su PDA para firmar en su pantalla táctil con el meñique izquierdo como lápiz–. Demás que te descuidaste por tener rondando muchas cosas por tu consciencia.
—Sí, probablemente sea por eso –le dije al entregarle su PDA–. Bueno, muchas gracias por atenderme. Nos veremos en la tarde, en cuando tenga que salir a almorzar.
—Está bien, y hasta entonces.
Luego de despedirme de ella, me dirigí hacia mi taller sin más contratiempos. Afortunadamente, al ser Delta significaría que debe estar en el cuarto piso, por lo que no me demoraría más de 3 minutos aun cuando el elevador se detuviera en cada piso hasta llegar a este, y al ser el sexto taller en la segunda agrupación, no tendré que empeñarme en toda una Odisea en buscarlo –pero enserio, no exagero con ese comentario, porque recuerdo muy bien de los talleres que mi maestro me reservaba de ante mano cuando estaba en el Refugio de Ávalon, el de Aztlán o el de Kítezh, tales como Tau-3.14, Pi-4.182, e incluso algunos que llegaban a la nomenclatura de Omega, las que me tardaba más de 15 minutos en llegar a ella, independiente de si esperara en el elevador o si subiera por las escaleras–. No quiero sonar mal agradecido o quejumbroso, sino que me no gusta la idea de perder tiempo, en especial cuando tengo una enorme lista de misiones tan larga que prácticamente me tomaran todo el día en terminarlos todos.
En fin, ya al llegar al taller, coloqué la caja aún lado de la mesa de trabajo. Luego de sacar el panel operativo para transferirle los datos de mi PDA, y de sentarme en una silla, leo el primer recado de la lista:
"Ronia Barhan, estimada administradora del Centro Tecnológico de Orión:
Junto con saludarle, le solicito la autorización de que uno de nuestros hermanos se encargue de hacer una revisión a mi escopeta SS, que tras mi última misión sufrió daño por balas, en especial la mira ACOG. Porque en medio de un tiroteo me percate que el radio de sincronía se había alterado, tanto así que interfirió la señal de las armas de mis compañeros y sus perdigones de dirigieron a los objetivos que yo marqué.
Por gracia de Dios, nadie salió con riesgo de muerte o gravemente herido, pese a que no fue una misión fácil en todo el ámbito de la palabra, después de todo, tuvimos que destruir el Departamento de Defensa de EEUU bajo el nombre de Corea del Norte. Y me gustaría que estuviera lista lo más pronto posible, si no es mucha molestia, por la razón de poder estar bien armada para cuando empiece la Guerra Prometida. Pero no se preocupen tanto por eso, que aún tengo que restaurar fuerzas mientras descanso con mi marido y mis hijos.