El Nuevo Eslabón

Epílogo

-Ubicación: Refugio de Orion
-Fecha: 18 de Octubre a las 1730hrs.


Hoy fue un día tranquilo. Sin complicaciones laborales que me amargaran mi jornada, ni trabajos extremadamente complicadas que me orillaban a hervir mi cerebro. Más bien fueron pequeños encargos que no rebasaban en lo habitual, pero lo bastante exigente para tomarlo con seriedad y sin caer a la sensación de monotonía.
O al menos así fue entre las 700 y 1500hrs, porque mi maestro me notificó que fui invitado a una merienda en una cafetería al borde exterior Sur del Cuarto Círculo. No me dijo de quién se trataba, tan solo que en realidad eran tres los que me esperaban para una especie de reunión y le pidieron el permiso de dejarme la "noche" libre para que pueda asistir sin inconvenientes, por lo que acepté la invitación, además que sería grosero de mi parte negarme después de que se tomarán las molestias de pedir la aprobación de mi maestro.
La reunión se concretará a las 1600hrs, pero preferí salir media hora antes para irme sin prisa. En vez de usar los teleféricos individuales que circula velozmente sobre las calles para los que viajan con prisa o con mucho equipo consigo, podría usar la red de tranvías que recorren las pista más transitadas del refugio.
Subí a uno que pasaba por el Protopuente o el "Camino Original" -llamado así por ser la primera conexión de los 4 círculos de Centro a Sur-, el cual todos sus asientos estaban ocupados por adultos de entre 20 y 30 años. Seguramente eran hermanos que, al igual que yo, se marchan del Tercer Círculo al terminar sus trabajos de madrugada y regresan a sus respectivas casas a descansar. Fui el único en pie, por lo que me apoyé en un pasamanos al lado del acceso por donde entré y saco mi PDA para leer los encargos que pospuse para mañana y organizarlo en un horario.
En los primeros minutos del trayecto, una mujer se levanta de su asiento y me lo ofrece para que pueda leer con más comodidad. Al principio me rehusé diciéndole que no tengo problema en estar de pie, pero ella me insistía en aceptarlo al mencionar que se iba a bajar del tranvía en unos decámetros más adelante. Como era de esperarse, me senté en su asiento por el resto de mi viaje.
Bajé del tranvía junto con otros cuatro hermanos cuando llegó al borde exterior y tubo que dar un giro de regreso a la Centro. Posteriormente, continuó el camino entre la poca multitud mientras me preguntaba en mi cabeza quienes pudieron ser los que me invitaron.
Dudo que fuera mi padre el que me invitara, debido a que tenía que ayudar a Nyx a estudiar matemáticas. ¿Quizás sea Eduard invitando me a disfrutar del ocio como antes junto con otros dos hermanos? Tampoco, las probabilidades de que tenga tiempo libre cuando hay mucha actividad en su Distrito son remotas. A lo mejor es el Padre Ronan al que recuerdo que en nuestro primer y último encuentro, junto con mi Maestro y su hija Laura, comentó que tendríamos que volver a reunirnos alguna otra vez. Pero de inmediato descarto esa posibilidad al tener en cuenta que mi Maestro no dijo nada sobre acompañarme, de hecho tenía que ir al Refugio de Loukomorié para supervisar un proyecto en desarrollo. Ya no se me ocurría quien más podría ser, lo único que podía hacer era prestar atención a todas las mesa de la cafetería y observar a tres personas sentadas con un asiento disponible y que me reaccionen al verme.
Luego de tres minutos de caminar, llegó a susodicho café -y siete minutos antes de lo previsto según la hora que indicaba un reloj colgando en una pared fuera del local-. Y con la mirada comienzo a buscar a mis "anfitriones", pero sin darme en tiempo a echar siquiera un vistazo rápido, escucho la voz de un hombre:
 - ¡Eh Goliat! Estamos por aquí -de inmediato me volteo en dirección al llamado proveniente de mi izquierda, y la sorpresa que recibí me dejó petrificado por un instante-. No hace falta que te quedes de pie, siéntate en el asiento que te hemos guardado para ti.
Asentí con la cabeza de forma rígida mientras tomaba el asiento que me indicó, guardando silencio por culpa de los nervios que me estaban corroyendo. Sé que suena extraño que me comporte de esa forma, en especial estando consciente que nada malo me pasará, pero no podía evitar sentirme un poco presionado al tener ante mí a los representantes de las tres familias de los Dragones Originales.
A mi derecha estaba Wawel Behemoth, el Escudo de Miguel. Ganó su título cuando formaba parte de los Cascos Negros, siendo sargento del pelotón Newton y al no haber tenido ni una pérdida en el periodo bajo su mando. Escuche que esto se debe a que él directamente se aseguraba de protegerlos, evitando el combate abierto lo máximo posible, asiendo de chivo expiatorio para centrar el fuego enemigo, e incluso usar su propio cuerpo como barrera para sus compañeros a pesar de no usar un B-RS. Pero gracias a su dura piel es capaz de resistir la explosión de una granada que atrapó con una mano.
Lucía un peinado undercut, con el centro y la posterior tan largos para hacerse una pequeña cola, y con los laterales tan cortos como su barba de tres días. Llevaba puesto una camisa escocesa de fondo morado y cuadros azul marino que complementaba de manera cromática  sus ojos amarillos.
Al frente mi estaba Ran Leviathan, la Esgrimista de Israfel. Conocida así por qué en los tiempos de tensión y pesadumbre en el Refugio Lucal se dedicaba a cantar en las áreas más transitadas entre los distritos para apaciguar el estrés y la pena con su voz "angelical". También destacaba por su actitud en constante calma y su habilidad para razonar frente a los dilemas le otorgan el don de la palabra que le permite ganar cualquier discusión o debate. Y aunque su preferencia era más al dialogar que al pelear, su habilidades con el florete son tan impecables y precisas que puede dar múltiples estocadas con lugares quirúrgicamente finos. Sin olvidar de su amplio manejo con la exaltación ventisca que puede hacer desde un beso criónico, hasta un soplido congelante.
Sus cabellos estaban trenzados al estilo francés, dejando ver su delgado cuello y la cadena que sostenía su cruz. Estaba usando un abrigo acampado del mismo color que sus ojos, azul nocturno -en mi humilde opinión, tenía la impresión que su abrigo le quedaba ligeramente apretado en la parte del busto, pero bien en cintura y en brazos-.
Y a mi izquierda estaba mi tío paterno, August Ziz, la Furia de Uriel. Aunque no fuese el primogénito de mi abuelo, fue nombrado como su sucesor cuando mi padre decidió preservar el apellido de mi abuela en honor a su nombre. Y desde entonces se dedicó a no solo cumplir, sino a superar a expectativas que les imponía la familia. Desde la habilidad metafísica de transmutar materia, hasta regular su exaltación incendiaria para lanzar concentraciones de plasma lo suficientemente calientes para derretir y atravesar el acero.
En cuando a su título, se lo otorgaron cuando era un Oficial Rojo, y gracias a su capacidad psicológica de no empatizar con el dolor ajeno a voluntad, podía quemar vivos a los Apócrifos-Caín encerrados en Inanis Prison sin remordimiento -es decir, a los hermanos desertores que cometieron fratricidio-. Andaba con una media melena que alcanzaba a cubrir sus orejas y un chaquetón peacoat marrón con botones gris oscuro.
Pese a que no llevaban puesto los emblemas de sus respectivas familias, sabía que se trataba de un asunto importante para los dragones al solo verlos reunidos en un solo lugar. Al desconocer el motivo de esta reunión, mi mente empezó a divagar razones, como el que estén en desacuerdo en cómo he distribuido mis horarios o querían que me dedique integrarme más entre sus casas. Pero la incertidumbre de no saber me inquieta.
 - ¿Te encuentras bien Goliat? -me preguntó la Maestra Ran con una voz dulce y serena- Te vez un tanto alterado, quizás sea por el arduo trabajo que llegas haciendo durante estas últimas semanas no te permiten descansar como corresponde. Afortunadamente predije esta situación y perdimos que le preparen una taza de té para usted y pueda sentirse más relajado.
Me acerca acerca la taza con un plato en la base y una servilleta por encima para que no se escape su calor. Al retirar la servilleta supe en seguida era un té negro, no por su color, sino por su aroma a camellia sinensis oxidada. Le doy las gracias antes de que tomara un sorbo, y quedó anonadado por su sabor.
No era la primera vez en degustar un té negro, de hecho tome uno ayer en la cena con Nyx y mi padre, pero este lo sentía distinto. El gusto que me dejaba en la boca era suave, no como si se hubiera diluido en el agua, mas bien como si su esencia no quedará impregnado en mis papilas independiente del tiempo que lo retenga entre mis fauces, sino que fluía sobre ella hasta que lo adentrara a mi esófago. Dando esa sensación cálida que se extiende a todos mi cuerpo desde mi estómago. Este era distinto, pero extrañamente familiar.
 - ¿Te gusta? -me preguntó la Maestra Ran- Si te sabe un poco amarga, es porque tu tío nos dijo que en general evitas el consumo del azúcar y de la sal.
 -No, está deliciosa, muchas gracias -le respondí sin soltar la taza de mis manos-. Aunque siento que tiene algo distinto.
 -Quizás sea por que las hojas de camellia fueron cultivadas en el Refugio de Shambhala. -comentó el Maestro Wawel
 - ¿Así que son de Shambhala? -pregunté sorprendido-, con razón me era familiar, hace tiempo que no los probaba.
 -No tenía idea que hubieras ido a la tierra oculta entre los Himalayas.
 -No, nunca tuve el placer de ir, pero mi madre aprovechaba la oportunidad de traer un frasco de hierbas cada vez que viajaba ahí.
 -Ya veo.
 -Ahora que lo pienso, el único refugio de oriente que visite fue el de Kítezh.
 - ¿En enserio? -preguntó la Maestra Ran- Yo creí que al ser el aprendiz de un director de distrito por los últimos tres años, ya habrías recorrido por todas las polis de la Hermandad.
 -En realidad, mi Maestro me transfiere entre refugios para que me adaptara a distintos entornos y no estar limitado en cuanto a la inteligencia espacial, pero no lo acompaño en todos sus viajes, sino que el me asigna una lista de misiones primordiales que él escoge para mí y después evalúa mis bitácoras.
 -Creo que debería llevarte a todos sus viajes, y así podrás contemplar todo las bellezas que han engendrado nuestra gente -comentó el Maestro Wawel-. También permitiría que tu mentor esté presente en cuanto a tu desempeño en vez de dejarte a un lado con tarea.
 -Yo no tengo problemas con sus métodos, y aunque si fuera cómo usted dice, estaría viajando a un refugio todos los días sin parar por sus trabajos como director y no tendría tiempo para acostumbrarme siquiera.
 -Es verdad, pero aún así no me parece correcto que te esté dando tanto trabajo -comentó mi tío-, debería darte más tiempo para ti mismo y permitirte explayarte en actividades más recreativas.
 -Si, pero aún defiendo que la cantidad y la exigencia del trabajo me ha permitido ser más eficiente en mi profesión, y estoy más que satisfecho con resultados que rindieron.
 -Me alegro saber qué piensas de esa manera. Aunque, con el debido respeto a un maestro superior, debería hacer una prueba exigente cada cierto tiempo en vez de aumentar la cantidad de encomiendas por día.
 -De hecho, mi Maestro no sube la cantidad de misiones que me asigna, sino que me ofrezco voluntariamente a atender otros problemas entre mis horarios.
Cuando declare literalmente de que tengo un cierto grado de obsesión al trabajo, un silencio se marcó al levantamiento de su deja derecha. Pensé en en retractarme, pero presentía que mostraría una actitud infantil y nerviosa si lo hacía:
 -En fin, ya dejando de lado el tema anterior, me gustaría saber el por qué de esta cena.
 -Bueno, al principio pensamos en reunirnos en casa de tu padre a la hora local para almorzar, ya que el Maestro August no se cansaba de contar que su hermano tiene un don en las artes culinarias y queríamos aprovechar de conocer también a tu hermana -respondió el Maestro Wawel-. Pero desafortunadamente estábamos ocupados en otros asuntos dentro de ese tiempo, por lo que la pospusimos para la cena.
 -Podríamos programar otro almuerzo -propuso mi tío-. Seguramente mi hermano nos recibirá con los brazos abiertos si se lo pregunto, y podría aprovechar de traer a mi esposa Casarial y a mi hijo Kreston.
 -Apoyó la idea, pero tendrá que ser para la otra semana, ya que tengo la agenda apretada. -agregó la Maestra Ran.
 - ¿Que te parece el próximo Domingo? -preguntó el Maestro Wawel.
 -Tengo una junta familiar el resto de la tarde, y ustedes también.
 -Entonces, ¿porque no reunir a las familias? -propuso el Maestro Wawel- Recuerdo que una vez lo hicimos un Domingo entre la tuya con la mía tiempo atrás, podríamos hacer lo mismo entre las tres. Tal solo necesitaríamos un lugar de encuentro y la aprobación de los directores.
 -Eso fue por celebrar el nacimiento del primogénito de un matrimonio entre un Behemoth y una Leviathan, por eso interacción entre ambas familias -explicó la Maestra Ran-. Además, deberíamos tener un motivo claro para juntar a las tres familias.
- ¿Que mejor motivo que es el de recordar el tiempo en el que Dios terminó la creación? Para eso existe el Domingo.
Al darme cuenta que se había desviado mucho en sentido de la conversación, marqué mi presencia con una pequeña tos cortada.
 -De acuerdo, discúlpenme por no ser tan especificó con la pregunta, pero a lo que me refería era el motivo de esta reunión. El por qué tuvieron que verme, ya que dudo que dispongan de tiempo de sobra por todo lo que está ocurriendo en el mundo.
Tras mi pregunta sus sonrisas, a excepción de la Maestra Ran, decayeron levemente hasta reemplazarlas expresiones más serias:
 -En efecto -dijo la Maestra Ran-, hay una razón por la que queríamos hablar contigo, un tema muy importante. Como sabes, dentro de dos años, no solo podrás rendir tu ascensión como maestro, sino también que tendrás que escoger cuál de los apellidos de tus padres vas a adoptar como principal. No hace falta mencionar lo importante que es esta decisión ya que definirá tu forma de vivir, de ser un hermano con un apellido libre de compromisos como "Hunter", o ser parte de la familia forjada bajo una misma promesa como "Leviathan". Pero no estamos aquí para recordarte algo que de por si, sabes perfectamente, sino para anunciarte que tienes más de dos opciones.
 - ¿Me puede explicar que quiere que decir con eso? -le pregunté segundos de expresar un gesto de extrañeza.
 -Verás joven Goliat -interrumpió el Maestro Wawel-. Como es la costumbre, el hijo tiene que escoger entre el apellido del padre y de la madre según la decisión que ellos aplicaron al hacer lo mismo. Si embargo, al saber que tu padre Bahamut es el hijo del penúltimo líder de la familia Ziz, que tu madre Izmer tiene en su sangre tanto Behemoth como Leviathan, y al tener en cuenta también tus características biológicas, nos pusimos de acuerdo que tienes el privilegio de escoger entre esas cuatro.
 -E independiente de cuál sea tu decisión, puedo decir por parte de todos que siempre serás bienvenido en nuestras casas. -dijo mi tio y los demás asintieron con la cabeza para aclarar que están de acuerdo con sus palabras.
 -Dios... -pensé en voz alta al escuchar lo que me estaba diciendo- En serio me sorprende que estén dando la oportunidad de elegir entre las tres familias que definieron a los de nuestras estirpes como una raza legítima en vez de una enfermedad congénita como se veía antes de la Época de Raziel y Dumah. Pero siento que me es imposible escoger entre ellas, en especial si tomo en cuenta el valor que carga mi apellido Hunter y qué significaría el rechazo las intenciones de extender el legado de este que esperaba mi padre.
Al mencionar mi inconveniente, esperaba que se mostrarán algo de desilusión, ya que di a entender que lo más probable era que yo renegara sus propuestas. Sin embargo, esto no les parecía inmutar, como su ya esperaban esta posible respuesta:
 -Entendemos que puedas ser difícil la decisión -dijo mi tío-, pero si realmente quieres continuar con el legado de mi madre, tal vez puedas hacer algo más que solo llevarlo bajo tu nombre.
 - ¿Y qué sería lo que podría hacer? -pregunté, aún sabiendo la respuesta, quería que me lo asegurase.
-Es muy simple, deberías hacer una promesa familiar ante los directores, y jurar que el linaje que engendrarás serán fieles a la Hermandad -pese a que sabía que esa era la respuesta que se refería, aún me sorprendió que lo tocara-. Ya habíamos hablado sobre esta alternativa con anterioridad, y llegamos a la conclusión que esa sería la más conveniente, no solo para ti, sino para todos nosotros.
 - ¿Y como sería más conveniente para todos a comparación de integrarme a una de sus familias?
 -Antes de responderte, hay que aclarar algo -agregó el Maestro Wawel-. Desde tu nacimiento, descubrimos que Dios te bendijo con una variedad genética con mucho potencial, otorgándote los mejores genes que te podían aportar el linaje de los tres dragones originales. Aunque al principio, admito que no estábamos tan esperanzados por tu genética, ya que suponíamos que ocurriría lo mismo del caso de tu madre Izmer, que expresó cualidades de la familia Leviathan por sobre su herencia Behemoth. Sin embargo, durante tu pubertad, tu fenotipo desafío las leyes mendelianas y desarrollo una expresión de codominancia que permitió el manifiesto de cada uno de los dotes que recibiste. Esto te hace ser el pináculo biológico para nuestra especie, un nuevo eslabón en el desarrollo evolutivo de los dragones.
 -Decir que haz sido una grata sorpresa para nosotros sería menospreciarte -comentó la Maestra Ran-. Más bien eres una semilla que promete ser un dichoso árbol que ofrecerá deliciosos frutos nunca antes testificados. Por lo que pensamos que sería descuidado de nuestra parte no tomar en cuenta del futuro que podrías formar -mencionaba la palabra "futuro" como si se tratara de un sueño utópico-. No obstante, hay un pequeño detalle que nos preocupa mucho.
 -Esto nos lleva a la siguiente pregunta -dijo mi tío antes de centrar su mirada en mí-. Dime sobrino, ¿te haz fijado en una mujer últimamente?
Su pregunta me tomó desprevenido, y por me atoro con el sorbo de té que bebía medio de la plática. Pero alcance en tragármelo y toser antes de que lo escupiera.
 -Disculpe, con respeto a su pregunta, si se refiera a que he visto a una hermana de forma obscena y ligada a un impulso primitivo de esa índole, la respuesta es no. Ya que debo mantenerme firme ante las tentaciones de los pecados para desmentir los antiguos prejuicios, al igual que ustedes y nuestros ancestros.
 -No Goliat, no me refería a eso. Sino a que encontraste a una que podría ser la indicada.
Por alguna razón me ruborizó al pensar en tener a una pareja, y ya que lo puso en bandeja, creo que nunca lo he pensado anteriormente. No es que tenga algo en contra del matrimonio -de hecho tengo el sueño de ser padre de al menos dos hijos aún presente en mi conciencia-, pero no me he puesto a tratar este tema, ya que siempre la pospuse por distintas razones -y como deducirán, la mayoría corresponde por el trabajo-.
 -Oh... en ese caso. Si han habido algunas en las que he pensado como posibles candidatas, pero jamás llegué al pensamiento más allá del "quizás", por lo que sigue una pregunta que no dispone de una respuesta específica.
 -No tienes  que improvisar un argumento -comentó mi tío-. Te conozco tan bien, que con solo ver cómo te frotas el cuello con tu palma izquierda entre tu diálogo sé que estás enterando una explicación alargando y rebuscada para evitar dar una respuesta sencilla y que sospechas que no queramos oír -cuando mencionó  gesto, de inmediato aparté la mano de mi cuello y la deje sobre la mesa-. Por favor, no hagas rodeos sobre un tema muy importante.
 -Perdónenme -dije agachando la cabeza-. No quería malgastar su tiempo, ni mucho menos darles una mala imagen de mí como un mentiroso o un charlatán.
-Estoy seguro que ninguno de nosotros se le ha pasado esa idea por la cabeza -agregó la Maestra Ran-. Si no estamos aquí para ser de jueces a tu persona, y si fuera así, diría que la balanza estaría inclinada a tu favor. Por lo que no te sientas presionado por nosotros, después de todo, todos somos familias y deseamos lo mejor para cada uno.
 -Es cierto lo que dicen, de sus labios brota la razón en su expresión más dulce -dije mientras alzaba la cabeza-. En cuanto a la pregunta, es verdad que no he estado pendiente de encontrar a alguien que pueda concretar el séptimo sacramento, y el motivo es únicamente por no colocarlo dentro de mi lista de prioridades.
 -Eso nos trae entre manos un inconveniente muy grave -agregó mi tio-. Si no tienes a alguien para fundar una promesa familiar, entonces la oportunidad de tus genes se perdería.
 - ¿Entonces tengo que encontrar a una antes de que cumpla los viente años? -pregunto con un tono ligeramente melancólico y ellos se observaron ente sí antes de responder.
 -Por supuesto que no -respondió el Maestro Wawel-. No vamos a obligarte a que tomes una decisión apresurada para algo tan relevante como lo es el matrimonio, sino a que reconstruyas tu lista de valores como tú dices. No que andes al asecho de nuestra hermanas, sino que tengas la mente abierta para cuando la veas.
 -Aún así tengo hasta que tenga que rendir de maestro, ¿correcto?
 -Sería lo deseable que así fuera -comentó mi tío-, si sabes que la mayoría de nuestros hermanos no superan los cincuenta y cinco años por causa de la caza en la que estamos sometidos eternamente, entonces comprendes que es más conveniente tener hijos a una edad más temprana.
 -En efecto, comprendo perfectamente -respondí, y mi tío muestra una sonrisa.
-Bueno, ya que no tiene gracias el seguir tocando el asunto, disfrutemos el resto de la tarde.
Luego de sus palabras, mi tío llamó a un joven hermano que trabajaba de camarero para que nos entregará a cada uno un menú con las decías que nos podían ofrecer.
La organización del menú era así: En el costado izquierdo de la plana señalaban el nombre del platillo con letras de gran tamaño, bajo de estas, llevaban una pequeña lista de los ingredientes que lo componen. En el costado derecho se podría ver una pequeña imagen de cómo se vería en tu plato y si la estética tienta a probarla. Y en la mitad de la plana apárese el coste, y no me refiero a un valor capitalista subjetivo -que sería bastante arcaico y ridículo-, sino el tiempo máximo que costará en preparase completamente después del pedido, aunque la mayoría de las veces son entregadas antes del tiempo estimado y se convierte siempre en una grata sorpresa.
Yo solo iba a pedir que me rellenará el té y un crepe de naranja que solo se tarda 6.15 minutos. El Maestro Wawel pidió un moka con wafles endulzados con miel, la Maestra Ran un té verde con unos omelettes rellenos con moras, y mi tío pidió solo un café cortado endulzado con crema de avellana. Ahora solo faltaba esperar los pedidos, así que retomamos conversación mientras tanto:
-Por cierto tío August, ya que mencionó a mi tía Casarial y a Kreston, quisiera saber cómo han estado desde la última que los vi.
 -Bueno, ambos se encuentran en el Refugio de Agartha. Mi esposa está estudiando la situación socio política de China, y mi hijo está en cuarto año en el Distrito de Educación. Yo estaba con ellos antes de partir al de Orion, y estaban muy bien de salud cuando me fui.
 -Ya veo, me alegra saber eso -dije antes de centrar o vista al Maestro Wawel-. Y usted, ¿qué estuvo haciendo antes de esa reunión?
 -Yo estaba en el Refugio de Zerzura, siendo de espía para investigar la pandemia que está sufriendo el continente de África.
 - ¿Una pandemia? -me sorprendo que usara esa palabra para definir las circunstancias- ¿En que consiste?
 -Aún desconocemos el origen, pero gracias a nuestra observaciones, sabemos que se trata de bacterias patológicas. Que consumen cualquier otro organismos ajenos de estos hasta reducirlos materia inorgánica infertil, pero actúa la de forma distinta ante el contacto humano.
 - ¿Dices que no matan a su anfitrión? -preguntó la Maestra Ran.
 -No, si lo terminan matando de todas maneras. Sino que tardan más de lo usual en comparación a otros organismos. Sin olvidar que desarrollan una colonia dentro de su sistema, produciendo al anfitrión verrugas para que secrete por el aire más de esa bacteria, y absorben la menalina que disponen de su cuerpo hasta dejarlos en un estado de albinismo artificial.
 - ¿Entonces infectan a humanos para acelerar el ritmo de propagación? -pregunté.
 -Correcto -me respondió y llego el joven camarero para entregarnos la comida-. Pero será mejor que no continúe hablando de eso, me encargaré de eso más adelante, y no quiero arruinar el apetito a alguien a hablar de patología.
 -Si, es entendible -dije mientras cortaba con el tenedor un pedazo de mi crepe-. Tan solo espero que concluyan la investigación en breve y sin necesidad de que usted se exponga al peligro.
 -De eso no tienes de que procurarte. Tan pronto tengamos el genoma, podremos trabajar con él para desarrollar el patófago y el plásmido que necesitaremos para contrarrestarlo.
 -Ya veo -comentó la Maestra Ran-, pero en caso de que estés carente de personal para cooperar en la misión, con gusto me ofrezco voluntariamente a ayudarte, tanto como científica como guerrera.
 -No hace falta, si tengo buenos hermanos y hermanas que están dando lo mejor de sí para lograrlo. Y tampoco podría aceptarlo de usted al saber que tiene una agenda muy apretada, como usted lo ha dicho.
 -Cierto, por un momento lo había olvidado. Siento mucho el haberme contrariado a mí misma.
 -No tienes por qué disculparte, sé que lo dijiste por pura modestia, lo cual se agradece.
 -Ya que mencionó eso, me gustaría saber que es lo que tiene que hacer durante la próxima semana que la mantendrá ocupada -agregué después de beber un sorbo-. Por supuesto, si es que no le molesta habla sobre eso.
 -No, no me molesta en absoluto. Hasta el momento, voy a estar participando en la búsqueda de actividad demoníaca.
 - ¿No es muy temprano en iniciar una busqueda de ese tipo? -preguntó mi tío.
 -En periodos de guerra, siempre aunmentan las actividades de los ocultistas y satánicos. Por lo que lo más prudente sería en estar al tanto de rebisar entre los grupos de supervivientes para evitar posibles posesiones y ritos.
 -Honestamente no lo veo el sentido de perocuparse -comentó el Maestro Wawel-. Desde siempre hemos aprovechados de esas actividades para recolectar la almas de los demonios y las absolviamos para tener más fuentes de poder, y no creo que eso cambio aún siendo la Guerra Prometida
 -Aún así, concuerdo con la idea de los directores en no dejar ni un cabo suelto -dijo la Maestra Ran, y francamente estaba de acuerdo tambíen-.
 - ¿Entonces se dedicará a buscarlos durante toda la semana? -pregunté con tanto intrigado por el tema.
 -La verdad es que solo participaré en los primeros dos días de la semana. El resto los pedí como vacaciones para pasar tiempo con mis hijas.
 -Oh... -dije sorprendido el ver cómo se desvió la conversación-. No sabía que usted fuera madre.
 -Por supuesto que lo soy, después de estar casada con Ægir por los últimos veinte años, creí que era obvio pensar que ya habíamos concebido por lo menos a una, en especial que ambos somos seguidores de las enseñanzas de Oberón y Titania.
 - ¿Qué enseñanza? -preguntó el Maestro Wawel con una sonrisa, como si ya supiera la respuesta-. Por lo que sé, los libros que han escrito tratan sobre cómo relacionarse con los fantasmas apropiadamente y sus autobiografías, las cuales narraban su vida en periodos de la tiranía de Pendragon.
 -Es una enseñanza "no escrita", que nos fue mostrada mediante de sus acciones.
 - ¿Y cuál sería esa enseñanza en particular?
 -El amor expresado entre pareja es directamente proporcional a la cantidad de hijos. -tras su aclaración, aprovechó de cortar con el tenedor un trozo de su omelette para degustarlo.
 -Por supuesto -dijo el Maestro Wawel entre carcajadas-. Bajo esa lógica tan optimista, justifica el número hijas que tienes.
 -Da gusto saber que aún hay matrimonios que conservan esa mentalidad.
 -Perdone por preguntar, ¿pero cuantos hijos tienes usted para aclarar el amor que siente por su pareja?, ¿cuatro?, ¿cinco? -pregunté de repente al sentir que estaba ajeno a la conversación.
 -Para que lo sepas, Dios nos a entregado a Ægir y a mí las nueve criaturas más hermosas que he visto.
 - ¿Nueve? -pregunté sorprendido, pero la Maestra Ran asciende con la cabeza con una sonrisa que aparentaba quedarse por un buen rato-. Dios mío... imaginar la cantidad de partos que tuvo que pasar, me resulta admirable que se haya expuesto a esa experiencia reiteradas veces por pura voluntad.
 -La verdad fueron ocho partos lo que hice, debido a que me cuarto embarazo fueron de gemelas, pero muchas gracias por el halago. Quizás te las presente para la próxima, seguramente que le agradarás.
Tras mencionar la frase "para la próxima", en seguida retomaron el tema de cómo podríamos reunirnos la otra semana. Desde ahí empezamos a hablar sobre distintas cosas en la reunión, desde anécdotas personales de cada uno, opinar al respecto de manera constructiva, uno que otro chiste que lanzaba el Maestro Wawel para reírnos de humor. Realmente me estaba relajando, y disfrutando de esa calma. Tanto así, que no sentí la noción del tiempo sobre mí y no me había dado cuenta de lo eran la 2110hrs. Y que mi té estaba frío
Al terminarme mi té y mi crepe, me levanto de asiento y me despido de ellos antes de partir:
 -Muchas gracias por haberme invitado en esta agradable cena, en realidad fue un gran honor poder haber conversado con ustedes y saber que cuento con su apoyo. Pero ahora tengo que dejarlo para poder descansar lo suficiente y entregar lo mejor de mí en mis labores de mañana.
 -Muy bien -dijo la Maestra Ran-, muchas gracias por corresponder nuestra invitación y por haber conversado con nosotros.
 -Cuídate sobrino, procura no excederte demasiado, y vuelve a encontrar con tus viejos hábitos. -dijo mi tío.
 -Hasta la vista Metadragón, seguro que nos volveré a ver pronto. -dijo el Maestro Wawel.
 -Muchas gracias, que Dios esté con ustedes -dije antes de darme la vuelta para partir.
 -Espera un momento -me detuvo la voz de mi tío y voleó a verlo-, quiero que sepas que no estás cargando con el peso del mundo y nadie te verá con malos ojos independiente de tu elección. Pero si por alguna razón no quieres poner el apellido Hunter bajo una promesa, quizás pueda hacerlo tu hermana Nyx en el futuro, así que no te afliges tanto. -le asentí sonriendo como gesto de que no se preocupa tanto por mí, y me fui rumbo a la casa de mi padre.
En el trayecto, preguntas rondaban en mi cabeza sin parar al no tener una respuesta. ¿Cuál de las familias me tengo que unir?, y si elijo el apellido de mi abuela paterna, ¿tendré que reformarlo e idear tradiciones para esta? ¿Y qué hay del amor?, ¿será capaz de brotar y dar frutos en tan poco tiempo? Debido a mi actual incertidumbre, las tendré que cargar conmigo por un tiempo.




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