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Capítulo 6 Personas muy curiosas, pero amables.

Marcus

Abrí lentamente mis ojos mientras dejaba que se acostumbrasen a la luz del día, parece que estuve inconsciente varias horas, en eso me doy cuenta que estaba en una cama muy cómoda, cálida, lo suficientemente grande para que dos personas durmieran en ella. Hice memoria de lo último que vi antes de desmayarme y es seguro que esa figura fuese la que me trajo aquí luego de salvarme.

Me levanté con dificultad para sentarme en la cama y para mi sorpresa mis heridas estaban vendadas, mi brazo derecho estaba totalmente cubierto al igual que mi hombro izquierdo además de mi torso, seguramente fue por la herida de mi espalda que me hizo esa cosa la noche anterior.

Veo a mis alrededores y noto que la habitación en donde me encontraba tenía una gran ventana al fondo que permitía la entrada de la luz, la cama tenía a ambos lados unos pequeños muebles con algunos adornos sobre estos; a la izquierda de la habitación, al fondo parecía haber una especie de armario de ropa y en el otro lado había un escritorio con una linda silla que hacía juego, a mi izquierda, justo a la altura de la cama para ser exactos, había lo que parecía un panel plegable de esos que suele usar al gente para cambiarse en las habitaciones para evitar que otra viera al detalle.

En el techo vi lo que parecía ser una especie de lámpara, pero con unas especies de cristales en donde uno esperaría ver unas velas o bombillos, la habitación tenía una alfombra tejida que hacía juego con el resto de los muebles, parecía la típica habitación de alguna especie de casa a mitad del bosque lo cual era muy agradable y me hacía sentir tranquilo, pero más importante ¿Quién era esa figura de anoche? ¿Por qué me salvo? y ¿A dónde me trajo?

En eso escucho el sonido de una puerta, no la note debido a que la cubría el panel que se encontraba a la izquierda de la habitación, noto que al otro lado había una figura, pero no podía distinguirla, por un momento pensé que se trataría de quien me salvo, pero cuando cerró la puerta y paso el panel para dejarse a ver me quede impactado por lo que vi.

Lo que vi era una especie de humano-zorro que tenía exactamente la figura de una mujer solo que con la apariencia de un zorro, estaba vestida con un vestido largo verde oscuro y traía consigo una bandeja con un cuenco, toallas y lo que aprecia ser unos frascos de medicina, estaba atónito viendo a esa criatura con los ojos bien abiertos, era una mujer zorro de pelaje naranja que caminaba erguida y tenía un peinado de color negro largo amarrado con una coleta, no se había dado cuenta de que me había despertado porque parece que se puso a arreglar unas cosas al lado del armario, justo cuando termino dirigió su mirada hacia mí y sus ojos se encuentran con los míos.

—Oh vaya... ¡al fin despiertas! —me dijo mientras aun sostenía la bandeja— Ya me estaba comenzando a preocupar, tenías unas heridas graves y pensé... —se detuvo y comenzó a mirarme con algo de preocupación— ¿Te encuentras bien?

¿¡ACABA DE HABLARME!? Si ya antes estaba impactado por ver esa criatura el simple hecho de que hablara como una persona ya me dejo en blanco ¡aún más por el hecho de entenderla claramente!

—¿Estas bien? De repente te pusiste muy pálido, ¿no tendrás fiebre u otra co...?

No deje que terminara de hablar cuando solté un grito de pánico, la mujer-zorro se asustó y dejo caer al suelo la bandeja que sostenía. Justo después tomé los adornos de una de las mesitas que tenía a mi lado y no dudé en lanzárselos, pero esta los esquivo y salió corriendo de la habitación totalmente aterrada. Tras eso me levanto con dificultad aguantando el dolor de mis heridas y bloqueo la puerta con la silla del escritorio.

—¡Rápido piensa! ¡¿Cómo salgo de aquí?! —exclamé en mi cabeza mirando de un lado a otro— ¡La ventana!

Me fui a la ventana para ver si podía escapar por ella, pero cuando me asomo veo algo que me deja completamente sin palabras. Me encontraba en lo que aprecia un pueblo, pero eso no fue lo que me dejo perplejo, fueron sus habitantes, todos y cada uno de ellos, al menos los que pude ver, eran criaturas de la misma clase que aquella mujer-zorro, algunos eran zorros, otros lobos, también vi uno que otro que tenían la apariencia de osos y leones.

Tras ver semejante lugar me aparto lentamente de la ventana, sentía como el pánico me estaba llenando ¿¡a donde rayos fui a parar!? En eso escucho como trataban de abrir la puerta, el miedo era cada vez más intenso en mí, no podía salir por la ventana sin que esas cosas me vieran y mucho menos en mi condición actual.

Se me acababa el tiempo, escuchaba como trataban de forzar la puerta no tuve mejor idea que esconderme debajo de la cama. Era lo mejor que podía hacer, desordené la habitación un poco para que pareciera que me escapé por la ventana así tal vez sería posible evadirlos, justo cuando acabé me escondo y en ese instante escucho como abren la puerta con fuerza, tras eso noto como alguien entraba lentamente a la habitación y tras dar unos cuantos pasos se queda en medio del lugar, veo que traía una especie de botas negras.

Estaba paralizado por el miedo debajo de la cama, simplemente rogaba que esa cosa, que seguro se trataba de otra de esas criaturas humano-animal, pensara que me escape por la venta, sin embargo, tras unos momentos veo como esas botas negras se voltearon a mi dirección.

—Sé que estás ahí —la voz era masculina algo gruesa pero tranquila— no es necesario que te ocultes, no te pasara nada.

¡Rayos! No me fue posible engañar a esa cosa, a pesar de que me dijo que no pasaría nada no confié en lo que me dijo, así que simplemente me quede inmóvil lleno de miedo en mi sitio.

—Vamos —la criatura suspiro—, sal de ahí que no te haré nada, después de todo fui yo el que te salvo mientras huías la otra noche.

Espera, ¿Él fue el que me salvo esa vez? Como rayos piensa que me voy a creer eso, como sea no tenía ninguna opción ya que me encontraba atrapado en ese lugar. Con duda me arrastré con lentitud hasta quedarme de rodillas enfrente suya, pero sin dirigirle la mirada a esa criatura.




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