Capítulo 4
Logan
Aunque me levanté temprano como todos los días, sabía que no podía ir a trabajar como hacía cada día hasta que organizara mi tiempo con Stevie adicionado en mi vida. Anoche no había tenido tiempo de perder la cabeza antes mi corazón sangrara luego de que él nos contara lo que había pasado para llegar a ti.
Él no tenía la culpa de haber nacido de una mujer que le importa más su novio de turno que su hijo, y me habría gustado estar allí para él desde el principio. No estoy seguro de haber hecho un trabajo tan bueno como, por ejemplo, Lucas. Sin embargo, estoy seguro de que habría sido mil veces mejor que la tal Amara.
Odiaba a la mujer y eso que no recordaba nada de ella. Había hecho sufrir a mi hijo durante sus primeros años de vida y luego lo había abandonado a su suerte con alguien que no conoce de nada.
¿Qué madre sería capaz de hacer algo así?
Pero es mejor que esté aquí conmigo ahora, porque es imposible que le permita llevárselo de nuevo.
Eso no significa que, ahora que estoy solo, no me esté volviendo un poco loco. No tengo idea de qué voy a hacer con un hijo, yo nunca creí que tendría uno luego de que las cosas con Danielle se fueran al garete. La única vez que creí que podía ser capaz de tener una familia fue con ella, y lo arruiné. Me acostumbré a estar solo y a rascar la picazón cuando la tuviera. No quiero una relación a menos que ocurra un milagro y Danielle deje de mirarme como si fuera la peste hecha persona.
Anoche no lo hizo, susurra una voz insidiosa en mi mente, pero aparto el pensamiento rápidamente.
No me voy a permitir tener esperanzas con respecto a eso. Danielle no lo hizo por mí, estoy seguro de ello. Ella solo quería ayudar al niño. Que se trate de mi hijo lo hace infinitamente más difícil de olvidar para mí, pero eso no quiere decir que ella vaya a perdonarme o vaya a encontrar una forma de regresar a mí por medio de Stevie.
No soy tan ingenuo como para creer en cuentos de hadas.
Agarro mi móvil de la mesita de noche y salgo al pasillo, caminando con cuidado hasta la habitación de Stevie. Necesito ir a la tienda para buscar algunas cortinas y sábanas que le gusten. También iré a la tienda de juguetes para comprarle cosas que le gusten. Me gustaría que se sienta en casa y que la ausencia de su madre no haga mella en él.
También voy a ponerme en contacto con el abogado para analizar las opciones que tengo. Ella lo ha abandonado y eso tiene que ser un motivo de peso suficiente para que la custodia sea mía. Luego tengo que pasar por la casa de mi madre porque los chismes en este pueblo se esparcen como la pólvora y mi madre no tarda en enterarse por otras personas, cosa que me va a ganar su odio eterno.
Abro la puerta de Stevie con cuidado y me aseguro de que siga allí. Tengo la sensación de que se esfumar de un momento a otro, y aunque tenerlo ahora me asusta un montón, que se vaya me abre un hueco en el pecho.
¿Es esto lo que sienten los padres cuando sostienen a sus hijos por primera vez cuando nacen?
No tengo idea, pero estoy seguro de que ya amo a ese niño más que a nada en este mundo.
El móvil me empieza a vibrar en la mano y no me sorprende ver que Lucas me está llamando. Si estuvo en la cafetería ya, es probable que se haya enterado de todo. Danielle no es del tipo chismosa, pero tratándose de Lucas no creo que se calle.
—Supongo que te has enterado —digo al teléfono en voz baja para no despertar a Stevie.
—Algo he escuchado —admite Lucas—. No lo creí, pero Danielle me lo confirmó. Ella cree que necesitas mi ayuda.
Estaba loco por la chica, pero es una entrometida de cuidado.
—Danielle debería meterse en sus propios asuntos.
—No puedes culparla por preocuparse.
Claro, ella está preocupada de que no vaya a hacerle daño a Stevie. Por ello vino anoche, por ello le habló a Lucas de lo que está pasando y por ello se está metiendo en donde no la está llamando.
En momentos como este se hace más fácil mantener las distancias con ella. Puede tener la apariencia de un hada, toda angelical y linda, pero hay más fuego bajo esa fachada que se empeña en mantener.
—No voy a meter la pata, no te preocupes —gruño, y de inmediato me arrepiento. Lucas no tiene la culpa de nada, solo se está ofreciendo a ayudar—. Disculpa, no estoy en un buen sitio esta mañana.
Él suspira y no tengo idea de lo que debe estar pensando.
—Sé que esto debe ser un shock para ti, por ello estoy dispuesto a ofrecerte mi ayuda, no porque alguien más crea que me necesitas.
—Lo sé, lamento tomarlo contra ti. —Me aclaro la garganta, mis ojos repasando la cara de mi hijo—. Él ha pasado por un par de cosas chungas y no quiero que vuelva allí, ¿sabes?
Lucas se queda en silencio por un momento y aprovecho para observar al niño que ocupa la cama de mi habitación de invitados, pero que próximamente se va a convertir en su habitación.
Quiero que esté bien y que se sienta a gusto, y tal vez, empezando por allí, se sienta más cómodo conmigo.