Capítulo 12
Logan
En el momento en que la puerta se cierra detrás de las chicas, Lucas se gira hacia mí con una clara intención de hacer un interrogatorio y sé, sin lugar a dudas, que voy a soltar la sopa porque él no va a permitir otra cosa.
Hace una seña para que me acerque y, arrugando la cara, voy a la cocina. Sentándome en la barra, espero a que inicie con las preguntas.
—¿Cómo van las cosas con Stevie? —Mira sobre su hombro por la ventana que da hacia el corral de las cabras—. Parece tranquilo y feliz.
—Es complicado, no él, sino las cosas que le ha metido esa mujer en la cabeza.
Lucas tuerce el gesto, dando un asentimiento.
—Sé cómo pueden ser las que no merecen ser madres.
Él tiene experiencia con malas madres; la mamá de Anya es una bruja en toda regla y no importa lastimar a Anya para hacer que Lucas le preste atención. Es una suerte que ya ella no esté alrededor, Lucas presentó una denuncia y logró quitarla del acta de nacimiento de Anya, poniendo a Addison en su lugar, quien se ha convertido en la verdadera madre de Anya desde el momento en que puso un pie en el pueblo. No hay una mujer más perfecta para Lucas y Anya que Addison, es una suerte que la hayan encontrado.
—Y admito que estuve a punto de meter la pata con Stevie varias veces en los últimos dos días —gruño, molesto conmigo mismo—. De no ser por Danielle, habría lastimado a Stevie más de lo que ya está.
Lucas me da una mirada de simpatía y no entiendo por qué, si no merezco la solidaridad.
—Bienvenido al club, hermano —ríe, emplatando los filetes—. Yo también he metido la pata con Anya muchas veces y Addison ha tenido que amortiguar el asunto.
—Es diferente, ustedes son un equipo.
Lucas, con una sonrisa sugerente, se encoge de hombros.
—Ustedes se ven como un equipo desde mi punto de vista.
Suelto un suspiro largo, echando un vistazo a la ventana, donde se ven bajo el foco de la entrada del corral de las cabras a Addison y a Danielle de espaldas.
—Solo me ayudó un par de veces, no espero que siga haciéndolo.
—Por tu hijo, creo que ella podría continuar involucrándose.
Entrecierro los ojos al escuchar la sugerencia en la voz de Lucas. ¿Está diciendo, indirectamente, que puedo usar a Stevie para llegar a Danielle? Porque eso suena muy rastrero, incluso para mí.
Pero, en la guerra y en el amor…
—Eres un buen tipo, no puedes estar diciendo lo que estás diciendo.
Lucas suelta una carcajada en toda regla y me preocupa que deje caer la ensalada de sus manos. Tengo hambre, no puedo esperar a que haga otra su arruina esta.
—Todos los hombres alrededor del mundo hacen este tipo de cosas, algunos para bien y otros para mal —confiesa, haciendo una mueca por el final de la frase—. Yo lo he hecho muchas veces con el fin de conseguir el perdón de Addison si la molesto, sobre todo ahora que está embarazada. Anya puede ablandarla de formas que yo no puedo y es una ventaja que mi hija esté feliz de hacerlo por mí.
Río, recordando que fue precisamente Anya la que puso la semilla de la duda en el corazón de Lucas cuando creyó que Addison no sería buena para él. Ahora que la tiene se siente estúpido por no mover sus cartas desde el inicio, pero las cosas acabaron bien, de todas formas.
—Ya soy lo suficientemente imbécil ante sus ojos como para anexar el usar a mi hijo para llegar a ella, así que paso.
—Era una sugerencia, no tienes que hacerlo. —Hace una pausa, observándome. Entorno los ojos en su dirección, esperando que acabe de dar su idea—. Solo digo que es un método efectivo.
Gruño, mirando a otro lado. Lucas ríe a carcajadas por mi respuesta, él sabe que, de quedarme sin opciones, voy a tomar su consejo.
La puerta trasera se abre y Anya entra, tirando del brazo de Stevie mientras habla a toda velocidad sobre el queso “muy delicioso” que da Ariel. Stevie no tiene idea de cómo actuar alrededor de ella, pero no voy a entrometer. Son niños, ellos tienen que recorrer por sí solos el camino hacia la amistad.
—Si esto va a ser de así de aquí en adelante, me siento mal por Stevie —bromea Lucas, mirando a nuestros hijos sentados en el sofá—. El pobre chico no sabe a lo que se está enfrentando.
—No te preocupes por él, sabe cómo pelear. —Me inclino hacia adelante y bajo la voz a continuación—. Me riñó todo el día por haberlo metido en problemas con la Sra. Denisse.
Lucas sacude la cabeza, pero tiene una sonrisa en su boca que me indica que también le parece divertido.
—Ya era hora de que alguien te pusiera en tu sitio —dice Danielle, entrando a la cocina detrás de Addison—. Gracias al cielo que el chico es más inteligente y prudente que tú.
—Danielle, cariño, necesitas aflojarte un poco —replico, dándole una mirada sugerente—. Tal vez debas acompañarnos la próxima vez vayamos a tocar timbres.
Ella pone los ojos en blanco mientras Addison ríe, mirando de mí a su amiga. Lucas observa el intercambio con resignación, sabe que no puede hacer nada para acabar con la contienda.