El número 25

Capítulo 14

El día del partido llegó con una energía distinta. El instituto estaba de cabeza, todos hablaban del encuentro contra el equipo rival, un clásico que reunía a estudiantes, familiares y seguidores. Laura y Nuria no dejaron de insistirle a Sofía:

—¡Tienes que venir! —decía Laura, emocionada—. Va a ser épico.

—Sí, Sofi, además… ¡nosotras vamos juntas! —añadió Nuria—. Y seguro habrá fiesta después.

Sofía dudó un momento, pensando en quedarse en su mundo tranquilo, pero al final accedió. No quería perderse la oportunidad de ver a Luciano en acción.

El partido comenzó y la tensión en la cancha era palpable. Luciano estaba concentrado, pero algo no iba bien: los pases no llegaban como esperaba, los tiros se desviaban, y el rival parecía más fuerte de lo que todos anticipaban. Durante el segundo cuarto, un golpe inesperado lo derribó, y por un instante todos contuvieron el aliento.

Sofía, desde las gradas, sintió que se le encogía el corazón. Laura y Nuria la miraban con preocupación, pero ella apenas podía despegar la vista de Luciano, que se levantó sacudiéndose el dolor, con la respiración agitada y un gesto serio tratando de ocultar el golpe.

El partido continuó, y finalmente el instituto perdió. El murmullo del público era de decepción, pero la fiesta post partido se mantenía como tradición. Laura y Nuria arrastraron a Sofía entre la multitud, insistiendo en que debía distraerse y divertirse.

La música retumbaba en el gimnasio decorado con luces de colores y serpentinas que colgaban del techo. El aire estaba cargado de risas, conversaciones y el inconfundible olor a pizza y refrescos. La fiesta post partido había comenzado, aunque el ambiente no era tan eufórico como otras veces: la derrota todavía pesaba sobre todos.

Sofía caminaba junto a Laura y Nuria entre el bullicio, intentando sonreír mientras las chicas comentaban lo bien que estaba decorado el lugar. Pero en su interior solo tenía una preocupación: el golpe que había recibido Luciano en el segundo cuarto. Aquella caída todavía le daba vueltas en la cabeza.

Sus ojos recorrieron la multitud casi sin darse cuenta, buscando la silueta familiar. No tardó en encontrarlo.

Luciano estaba al fondo, rodeado de sus compañeros de equipo. Se reían entre ellos, algunos con latas en la mano, tratando de disimular el mal sabor de la derrota. Y, por supuesto, Carmela no podía faltar: estaba a su lado, impecable como siempre, con esa sonrisa segura que parecía hecha para las cámaras. Sus amigas lo rodeaban también, como un séquito.

El corazón de Sofía dio un vuelco cuando los ojos de Luciano se encontraron con los suyos a través de la multitud. Fue apenas un instante, pero la intensidad del gesto la dejó sin aire. Él no apartó la mirada; al contrario, parecía querer decirle algo, como si en ese contacto silencioso quisiera tender un puente entre los dos.

Pero la herida del distanciamiento, las palabras envenenadas de Carmela y la imagen de él rodeado de todos los que parecían pertenecer a un mundo tan distinto al suyo, pesaron más. Sofía apretó los labios, forzó una sonrisa para sus amigas y se dio la vuelta, fingiendo interés en la mesa de bebidas cercana.

Luciano, desde el otro lado del salón, sintió cómo ese hilo invisible se rompía. Dio un paso hacia adelante, como con la intención de acercarse, pero uno de sus compañeros le pasó un brazo por encima del hombro y lo arrastró de nuevo hacia la conversación.

Sofía, mientras tanto, se dejó envolver por la charla de Laura y Nuria. Reía en los momentos oportunos, asentía con entusiasmo, pero en el fondo solo sentía un vacío extraño en el pecho. La fiesta seguía con su ruido y sus luces, pero para ella todo parecía quedar en un segundo plano.

La música subió de volumen y la pista se llenó de estudiantes bailando. Laura y Nuria se miraron entre sí y, sin pensarlo dos veces, tomaron de las manos a Sofía para arrastrarla con ellas.

—¡Vamos, Sofi! —gritó Laura por encima de la música—. ¡No puedes quedarte sentada toda la noche!

Sofía trató de resistirse al principio, pero pronto terminó rodeada de risas y movimientos torpes que lograron sacarle más de una sonrisa. Nuria hacía pasos ridículos a propósito, y Laura se reía a carcajadas. Por un instante, Sofía se permitió soltar la tensión y dejarse llevar por la energía de sus amigas.

Sin embargo, cada tanto, sus ojos volvían a buscarlo. Y siempre lo encontraba. Luciano estaba allí, apoyado contra una de las columnas, con los brazos cruzados y la mirada fija en ella. A pesar del grupo que lo rodeaba, de Carmela hablando y gesticulando a su lado, él parecía no escuchar nada.

Sofía giró rápido la vista, como si no hubiera notado nada, y obligó a su cuerpo a seguir el ritmo de la música. Pero el rubor en sus mejillas la delataba.

Luciano, por su parte, sentía que la distancia entre ellos era insoportable. Quería atravesar la pista, apartar a cualquiera que se interpusiera y decirle lo que realmente pensaba: que la había extrañado, que su mundo entero se había vuelto un caos desde que decidió alejarse. Pero las miradas de sus amigos, los comentarios burlones de los últimos días y la sombra de Carmela a su lado lo mantenían clavado en el lugar.

—¿No bailas? —preguntó ella, acercándose un poco más de la cuenta.

Luciano respondió con una sonrisa cortés, casi automática, pero sus ojos ya estaban en otra parte: en Sofía, que reía con Laura y Nuria.

Carmela notó hacia dónde se dirigía su mirada y apretó la mandíbula, aunque en sus labios se mantuvo esa sonrisa segura que siempre usaba.

Sofía intentaba aparentar que todo iba bien, que se estaba divirtiendo. Pero en el fondo no podía ignorar que, por más que sus amigas la rodearan de cariño, él seguía allí, tan cerca y tan lejos a la vez.

El DJ cambió la canción y las luces de colores giraron sobre sus cabezas. Laura y Nuria comenzaron a cantar a los gritos, jalando a Sofía para que las acompañara. Ella se dejó arrastrar, riendo con timidez, hasta que en medio de un giro involuntario volvió a encontrar la mirada de Luciano.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.