Un pequeño punto azul pálido (dijo un gran astrónomo), casi imperceptible en la inmensidad del universo, con un pequeño asteroide como compañía y lentamente rodeando una estrella blanca relativamente joven, allí se dirige la oscuridad de lo incierto y lo desconocido, ese es el lugar de reunión, un pequeño planeta lleno de vida al que sus habitantes llaman “Tierra”.
En aquella vasta inmensidad, una masa negra que solo refleja levemente lo que tiene alrededor, se mueve casi como un fantasma, algo que apenas muestra su contorno más no su forma completa y real, algo como una simple y solitaria onda en el agua causada por una pequeñísima roca al caer...
Cientos de miles de piezas, formadas con bases metálicas en su mayoría, pero también muchos plásticos están en el camino, fragmentos de objetos tecnológicos, satélites funcionales, satélites muertos, globos meteorológicos que lograron salir de la atmosfera y en general basura de la especie que habita este pequeño lugar del cosmos, flotando y orbitando su planeta, no solo ensucian su planeta, sino que han comenzado a ensuciar la magnificencia del espacio. Inclusive alguna de esta basura orbita su satélite natural, ese que llaman “luna” y algunos han legado mucho más allá.
Los habitantes de la gran estación espacial ni siquiera notan que hay algo cerca de ellos, la nave, bailando con un sutil y suave movimiento, un tránsito casi invisible cerca de ellos, así continúan con sus tareas asignadas sin preocupación alguna.
Habiendo pasado varios artefactos desde su entrada a este sistema solar, recuerdan que tiempo atrás se habían topado con otro de ellos, muy distante y de apariencia similar a los artefactos de esta especie, ya no era algo ajeno para ellos.
Tomaron una órbita estacionaria lo bastante lejos para estar fuera del ojo humano, pero al mismo tiempo suficientemente cerca como para no perder de vista lo que sucede en este pequeño lugar llamado Tierra.
Finalmente están aquí...
De esta masa casi transparente, se desprendieron dos pequeños haces de luz que llegaron hasta aquel satélite natural, ese que llaman ¨Luna¨ donde tomaron forma humanoide, luego, de un pequeño montículo de polvo lunar se formó un tercer ente con forma humanoide, este último lleva miles de años ahí.
Mi señor, ¿cómo han estado? dijo el ente de la luna en voz baja, casi sumisa y con la cabeza haciendo reverencia, había tomado la forma de un anciano asiático humano, con cabellos largos y blancos igual que su barba, ropaje desgarbado como de campesino pobre, camisa rasgada y pantalones gastados junto con una capucha inmensa, adornados por unas sandalias de paja. Algo así como nos podríamos imaginar al Mago Merlín, de la saga del Rey Arturo, pero sin túnica …
Miles de ciclos han pasado Wu, contestó uno de los seres, tu mensaje se recibió y aquí estamos.
Más de doce mil años terrestres llevas aquí en tu tarea, ¿qué noticias nos tienes?
Mi señor, como usted sabe mi estadía aquí ha sido de observador y sin influir en la raza humana, pero su comportamiento no solo los está afectando a ellos, están contaminando el planeta a tal punto que ella está perdiendo el poder de regenerar sus recursos naturales, han destruido especies sin razón especifica, animales sagrados han sufrido por su codicia, por sus deseos terrenales de saciar sus excesos, su avaricia y su obsesión, una necesidad enfermiza de poseer cada vez más y más.
Son una raza que, por envidia, soberbia, o simple estupidez, solo quiere amasar posesiones terrenales, aun si tienen que pasar por encima de otros para hacerlo, no tienen noción de que son un todo y necesitan trabajar juntos con el planeta para sobrevivir, viven el día a día sin pensar en el tiempo futuro.
Entiendo muy bien que ellos no tienen la inmortalidad corpórea que divinamente se nos ha entregado a nosotros y no conocen las verdades del poder de las almas, pero son una especie en extremo destructiva para otras especies y para sí mismos, matan solo porque quieren y pueden hacerlo...
Es hora de convocarlos Patrem, dijo el otro ente, este es Raziel, el Guardian de los Secretos y jefe de los Tronos.
Así uniéndose en espíritu los tres, y junto con los otros veintitrés entes dentro de la masa oscura o transporte, recitaron la oración, el llamado de convocatoria a los antiguos espíritus Kachinas, un cántico en un idioma extraño y antiguo.
Al tiempo que convocaban a los Kachinas, también se conectaron a la conciencia colectiva de Gaia, la madre tierra...
En todo el planeta Tierra, los elementos comenzaron a actuar extraño, los volcanes de todo el mundo se “despertaron” pero sin hacer erupción, casi como alistándose para lo que vendría, los árboles en los bosques empezaron a “cantar y acomodarse” de forma que una parte especifica de ellos se colocara de cara al polo norte magnético de la Tierra, las plantas emitían un sonido leve y un aura de tranquilidad que no había sido sentida en miles de años.
Los vientos arreciaron en todo el planeta y formaron pequeños tornados en el cielo, pero sin tocar tierra, al mismo tiempo los animales producían cada uno sonidos al unísono, casi como en una oración global.
En los bosques, selvas y desiertos, los animales se unían todos a la oración, Lobos junto a ciervos, alces, ovejas. Leones junto a ñus, antílopes y otros. Depredadores y presas por igual como si estuvieran en un trance de hermandad.
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Editado: 17.11.2025