El ocaso de la Luz que guarece

Epílogo (por Vlad Strange)

 

Escribe VLAD STRANGE

 

 

—Me pregunto qué es lo que pensaban los antiguos dioses para convertir a los héroes en gatos —dijo Anciano soplando el humo de la última calada a la pipa.

La hoguera seguía encendida, pero la Cabaña ya no era la misma y de todos los invitados, solo Romina, la bruja del Interior, quedaba.

Ella pensó cuidadosamente en la respuesta y cuando estuvo segura, contestó:

«Dualidad».

—Todo se reduce al equilibrio de dos… —Analizó el Anciano—. Luz y Oscuridad.

—No, te equivocas. —Ella se reclinó por completo y recargó todo su peso en el codo que reposaba sobre la mesa—. El Todo y la Nada, Anciano. No hay un equilibrio, no debería existir en un universo perfecto, siempre habrá una victoria y esta se decantará por elección mayoritaria. El gris es solo una ilusión de la Nada, te mantiene dentro de ella con una falsa rectitud y entereza, te anula los sentimientos, rellena de lógica cada espacio vacío de su naturaleza, los nutre con hechos, teorías, deseos… con dualidad. El gris es un limbo sin sentido; perderse en él es aún peor que decantarse por algún lado de la balanza.

 

El fuego crepitó y de las llamas nació una silueta femenina que se retorcía en dolor, y a ella le siguieron muchas más, todas conglomerándose en el calor de la hoguera.

—Muchas almas han quedado atrapadas en este limbo de perdición, y es que es tan tentador quedarse quieto dentro de él, protegido de la verdad, de la lucha y el esfuerzo que significa «vivir»…

—Resumimos en la eterna lucha entre el bien y el mal… Siempre es eso.

—No, Anciano. No lo estás entendiendo. Estoy hablando del Todo y la Nada. De la elección entre ser uno de los iluminados cuya luz es suficiente para alumbrar universos enteros, y ser un agente de la Nada, vacío y depredado, aspiradoras de energía, parásitos energéticos detestables.

 

«Monstruos».

 

El silencio reinó por segundos que parecieron horas. El Anciano sabía bien lo que esa palabra significaba, había visto a uno de esos seres surgir y resurgir innumerables veces, extinguiendo toda llama de la hoguera con un frío gélido desesperanzador.

—La única manera para liberar a los que han caído presas de tu cabaña es que tomes una decisión, Anciano. El gris ha sido parte de ti por años, por décadas, y has absorbido a tus amigos, familiares y amores hasta reducirlos en cenizas. Sus almas rondan por los árboles y dejan sus tenues rastros sobre la nieve. Ahora puedes elegir entre engullirlos a todos o permitir que vuelvan a sentir la brisa de la mañana.

 

Romina se preguntaba si era demasiado tarde para el Anciano, pues las sobras del abismo eran cada vez más prominentes en el páramo. El monstruo tomaba posesión de todo en el momento menos esperado y engullía a quienes ahí estuvieran. Así fueron cayendo sus invitados, uno a uno, siendo bocadillos de un ser maligno que ardía con el fuego del vacío existencial.

—¿Qué decides?

 

 

THE......

.......END

 




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