Capitulo 2

La última gota

—Olivia —sale de su oficina con la camisa desprendida y arremangada—. Ven a mi oficina.

—Lo lamento, señor —sonrió falsamente—. Ya renuncié. Desde este momento, no recibo sus órdenes.

Se lleva la mano a la nuca. Lo hace siempre que está por perder el control.

—Llevas cinco años renunciando, déjate de jueguitos.

—No es un juego —giró hacia él—. Estoy harta de lidiar con su mal humor, sus mujeres y su “problemita”.

Sus ojos se abren. —Señor Ríos, renuncio - La impresora suena. Tomo el papel, lo firmo y se lo extiendo. —Desde ahora no aguantaré a un niño consentido. Tendrá que conseguir una asistente con la paciencia pero sobre todo con la necesidad, que yo ya no tengo.

—¡Olivia! —gruñe, leyendo el papel—. No acepto tu renuncia - Me encojo de hombros. —Si sales por esa puerta, arruinaré cualquier oportunidad en otra empresa.

—No importa —sonrió, tirándole un beso—. Mi cara bonita y mi cerebro valen más que su intención de cerrarme puertas.

—¡Olivia, ven para acá!

Pero el ascensor se cierra, y no puedo evitar sonreír. Isaac Ríos sabrá que no se juega con Olivia Black.