La Venganza tiene nombre
—¡Ay, Olivia! Si supieras el desorden que dejaste —dice Karen, mi excompañera, en un mensaje de voz—. El ogro está insoportable. Ayer tiró el teléfono por la ventana. ¡Por la ventana, Olivia!
Me echo a reír. Abro el mensaje de texto que me llegó hace una hora:
“Vuelve. Te duplico el sueldo. Triplico si hace falta.”
—¡ja! Si cree que el dinero compra la dignidad… - Otro mensaje:
“Te extraño.”
Parpadeó. Lo releo. Otra vez.
—¿Qué dijiste? Miro la pantalla.
“Te extraño, Olivia.”
- A este ogro se le están ablandando las garras.
Me visto con mi mejor atuendo: ajustado pero elegante. El cabello suelto, tacones altos. No para impresionarlo. Para recordarle lo que perdió.
Llego a la empresa Ortiz & Asociados. Pregunto por una entrevista. Consigo una para dentro de tres días. Justo lo necesario para hacerle creer que me contrataron.
Le envío una selfi en la puerta del edificio con la frase: “Primer día con Omar.”
Y, como si fuera una bomba, explota mi línea de mensajes.
—Esto se llama justicia, querido Isaac.