La decisión final Después de que se fue de mi departamento esa noche, los días. No lo llamo. Él tampoco insiste.
Recuerdo
-¿Estás jugando conmigo? - gritó cerrando la puerta cuando entra en mi apartamento.
—No - su tono es bajo como un niño chiquito que está a punto de ser regañado
—Engañaste a todos - él asiente—, me volviste a engañar a mí - me señaló—, me volviste a fallar, Isaac.
—Lo lamento, nena - niego limpiando mis lágrimas—, no sé cómo no perderte.
—Ya me perdiste - abro la puerta—, esto fue lo último.
Actualidad
Un sobre llega a mi casa. Lo abro. Carta de renuncia. Firmada por él
Con una nota: “La empresa es tuya. La mereces más que yo. Y si alguna vez decides volver, como jefa o como mujer, estaré donde me dejaste, con el alma en pausa.”
Lo releo.
Y me doy cuenta de algo:
El ogro… ya no existe.
Yo lo destruí.
Y en su lugar, queda solo un hombre.
Uno roto.
Uno que tal vez… aún me ama.
Pero esta vez, la decisión es mía. Y no necesito responder hoy.
Ahora, el poder lo tengo yo.