La Travesía Silenciosa.
El viaje a través del Mar Rojo fue silencioso, roto solo por el ruido constante del motor del carguero y la tos intermitente de Nido, cuyas heridas requerían atención urgente. Jafar mantuvo su distancia, desconfiando tanto de sus pasajeros como de su propia lealtad.
Desembarcaron en la costa egipcia bajo la cobertura de una noche sin luna. Jafar, cumpliendo su parte del trato, les proveyó un vehículo blindado para el desierto y un mapa cifrado hacia el Oasis de Siwa.
—El oasis no es lo que sale en los folletos. Es un punto de confluencia de líneas de energía telúrica. Algo que los atlantes usaban para amplificar sus experimentos —advirtió Jafar, antes de desaparecer en su barco.
Kira se puso al volante del vehículo todo terreno. Vance, con el Pergamino de Metal y el Núcleo de Sacrificio a buen recaudo, se sintió el eslabón más débil, el cebo necesario.
El Corazón del Desierto.
La conducción a través del desierto occidental de Egipto fue un infierno de arena y calor. Las únicas referencias eran las estrellas y el GPS modificado de Nido.
Al llegar al Oasis de Siwa, encontraron una pequeña ciudad antigua, construida con adobe y rodeada de palmeras, pero el verdadero destino estaba más allá: el Templo de Amón, una ruina famosa por el oráculo que supuestamente visitó Alejandro Magno.
El Pergamino de Metal de Vance se activó con una luz intensa.
—El Archivo de la Memoria no está en el Oráculo. Está en el centro del Gran Mar de Arena, bajo el Templo de Amón —dijo Vance, leyendo la runa en el Pergamino.
Kira detuvo el coche en el borde de las ruinas del Templo. El aire vibraba. Victoria no solo había llegado, sino que estaba en el proceso de activar algo inmenso.
El Círculo de Carga.
Dejaron a Nido cubierto en el vehículo con instrucciones claras de ser el punto de extracción. Kira y Vance se dirigieron al Templo.
Encontraron a Victoria en el centro de lo que parecía ser un patio de sacrificios. No estaba sola. El Azote (el sicario del látigo) estaba con ella, custodiando una estructura recién ensamblada de Oricalco.
En el centro de esa estructura, brillaba la Esfera de Memoria que Victoria había robado de Petra. La Esfera estaba conectada a una serie de conductos que se hundían bajo la arena.
—¡Elías! ¡Capitana Rourke! ¡Qué considerados al traer el postre! —gritó Victoria con una risa demente.
Victoria estaba de pie en un Círculo de Carga de energía atlante, listo para recibir el Núcleo de Sacrificio.
—No te entregaré el Núcleo, Victoria —dijo Kira, levantando su rifle de asalto.
—No tienes opción, Kira. La Esfera está absorbiendo el conocimiento. Pero necesita el Núcleo para volverse permanente. ¡Si no lo pones aquí, lo tomaré a la fuerza! —replicó Victoria.
El Azote se lanzó hacia ellos con el látigo de energía vibrando. Kira abrió fuego, pero el Azote usó el látigo para desviar las balas.
El Último Sacrificio.
El duelo fue brutal: Kira contra el Azote, y Vance, desarmado, buscando la forma de desactivar el Círculo de Carga.
Vance vio que el Círculo de Carga no podía ser hackeado, pero tenía un punto débil: una serie de conductos de fibra óptica atlante que lo conectaban al suelo. Si se cortaban, el círculo se deshabilitaría.
Mientras Kira luchaba contra el Azote (que logró envolver el látigo alrededor de su rifle y desarmarla), Vance se lanzó hacia los conductos.
Victoria, viendo su oportunidad, se abalanzó sobre Kira para tomar la mochila que contenía el Núcleo.
—¡Es mío! ¡Elías, tu estúpida Capitana va a pagar por tu traición! —gritó Victoria.
Justo cuando Victoria estaba a punto de tomar la mochila de Kira, Vance alcanzó los conductos. Usó el Pergamino de Metal no como arma, sino como palanca. Lo insertó entre los conductos, forzando un cortocircuito.
El Círculo de Carga explotó en una ráfaga de chispas y humo. La Esfera de Memoria se desprendió de la estructura y cayó al suelo, rodando hacia la arena.
—¡No! ¡Victoria gritó, su rabia incontrolabl
El Azote se detuvo. Victoria, enloquecida, se lanzó hacia la Esfera, ignorando a Kira y a Vance.
—¡Victoria! ¡Alto! ¡Elías y Kira gritaron, sabiendo que el artefacto podía ser inestable.
Victoria tocó la Esfera. La Esfera, sobrecargada por el cortocircuito, emitió un pulso de luz azul tan intenso que envolvió todo el oasis.
Última frase con gancho: Kira y Vance se protegieron los ojos. Cuando el pulso terminó, el Azote y Victoria Aelarion habían desaparecido. Solo quedaba la Esfera de Memoria, emitiendo un zumbido silencioso en la arena.