El Ojo de Aelarion. (parte 2)

Capítulo 20: El Fantasma de Arcadia.

​La Travesía de la Despedida.
​El Sultán, el buque de carga de Jafar, navegaba a la máxima velocidad que su antiguo motor permitía, cruzando el Mediterráneo hacia la ubicación secreta de Arcadia, el antiguo cuartel general de El Cónclave y el lugar donde Kira y Vance se conocieron.
​Jafar, aunque mercenario, mostraba un respeto silencioso por la desesperación de sus pasajeros. Su conocimiento del camino era la única esperanza.
​—Arcadia está en una meseta subterránea, Capitana. Un complejo de seguridad diseñado para resistir una guerra nuclear. Pero Victoria conoce cada acceso —advirtió Jafar, con su mano en el timón.
​Kira, Vance y Nido estaban en la cubierta. Nido, vendado y débil, había configurado una estación de rastreo rudimentaria.
​—Victoria, como conciencia digital, está viajando por la línea de energía de fibra óptica del Atlántico. La alcanzaría en unas 12 horas. Nosotros tardaremos 20. Ella nos ganará por mucho tiempo —dijo Nido, tosiendo.
​La Última Estrategia.
​Vance tomó el Núcleo de Sacrificio. Lo había protegido a través del tiempo, pero ahora era la única herramienta que tenían para vencer a su prima.
​—Si ella llega a Arcadia primero, usará el sistema central de energía para materializarse. No será un holograma; será carne y hueso, pero con la Conciencia de toda la historia atlante —explicó Vance.
​Kira miró el Núcleo. —Una vez que esté materializada, el Núcleo de Sacrificio no la detendrá. ¿Cómo lo usamos?
​—El Núcleo no debe ser el arma, sino el cortafuegos —dijo Vance. —Arcadia tiene un Generador Primario que alimenta todo el complejo. Si yo inyecto el Núcleo en el Generador Primario antes de que Victoria se materialice, la descarga de energía atlante purificará la red y la obligará a salir.
​—Pero el Generador Primario es la base de todo el sistema. Si lo sobrecargas, se destruirá todo. Incluida Arcadia —dijo Kira, comprendiendo el verdadero costo.
​—Es un sacrificio, Kira. Ella quería borrar la historia; nosotros borraremos el único lugar que la conecta al mundo —afirmó Vance.
​Sabotaje Digital.
​Nido, aunque herido, tuvo un último as bajo la manga.
​—Puedo ralentizarla. Victoria está usando la red, pero necesita ancho de banda. Si creo un ataque de denegación de servicio (DDoS) masivo en los principales hubs de comunicación, ralentizaré su viaje digital.
​Nido se conectó al satélite de Jafar y, usando códigos de El Cónclave y una potencia de cálculo brutal, lanzó un ataque coordinado, sembrando el caos en la red mundial.
​—¡Eso le costará por lo menos 4 horas! ¡Ganamos tiempo! —dijo Nido, exhausto.
​El esfuerzo agotó al hacker. Kira lo llevó abajo para darle más descanso. Ella regresó a la cubierta y se acercó a Vance.
​—Sabes que esta es una misión solo de ida. Si destruimos Arcadia, no hay escape.
​Vance asintió, mirando el horizonte. —Esta vez, lo haremos juntos.
​El Encuentro en el Fin del Mundo.
​El Sultán se detuvo en medio del Atlántico, a kilómetros de cualquier línea de navegación. Frente a ellos, el mar se agitaba con violencia artificial.
​—Llegamos a la zona —dijo Jafar, apagando los motores.
​Kira y Vance se pusieron su equipo táctico. El acceso a Arcadia era a través de un túnel sumergido que había sido el punto de fuga de Vance en la primera novela.
​—Si no vuelven, la deuda de combustible queda saldada, Capitana —dijo Jafar, sin mirar atrás.
​Kira le dio la espalda a Jafar y se puso el tanque de oxígeno. Vance sostuvo el Núcleo de Sacrificio, listo para el sacrificio final.
​—Vamos a casa, Elías —dijo Kira.
​Se lanzaron por la escotilla, sumergiéndose en las aguas frías del Atlántico. La última misión, el enfrentamiento final con la prima de Vance, iba a ocurrir en el mismo lugar donde su saga había comenzado.




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