Sin pensarlo dos veces, corrí hasta Minho.
No estaba muy lejos de mí, máximo nos encontrábamos separados por tan solo tres metros. El problema era que....LeeSae estaba más cerca de él que yo.
Todo estaba pasando a cámara lenta.
Pero, a pesar de eso, no podía reaccionar a tiempo.
Escuchaba voces, voces que provenían del grupo que había a mis espaldas, aunque estas sonaban más como un eco sordo que como un sonido nítido y claro.
Llegué a agarrar la camiseta de la sasaeng....pero no tenía el impulso suficiente como para poder tirar de ella hacia atrás o empujarla hacia un lado.
- ¡Hyung! – escuché la voz de Changbin gritar.
Lo siguiente pasó con total rapidez:
Changbin se lanzó sobre el bailarín empujándolo lo más lejos que pudo. Lo vi tropezar con alguna raíz de los árboles y caer cuesta abajo.
Bien, Minho estaba a salvo.
Y pensaba que todo estaba bien.
Todo hasta que vi a Changbin tirado en el suelo con LeeSae sobre este.
Y la navaja.
La navaja clavada en un costado de él.
- ¡Changbin! – grité.
Pude ver la cara de espanto de LeeSae mientras quitaba sus manos del pequeño cuchillo. La misma cara de horror era la que tenían sus amigos y, por supuesto....yo.
Minho tardó un poco más en saber que pasaba ya que quedó retirado de nosotros.
- ¡No! ¡No por favor! – decía una y otra vez mientras me ponía al lado de Changbin y presionaba con suavidad la herida para cortar el sangrado mientras intentaba no mover aquella arma blanca.
Esto no podía estar pasando. No podía ser. Era una pesadilla, ¿verdad?
Notaba como la parte de atrás de mis ojos comenzaban a escocer, pero no me derrumbaría ahí. No podía hacerlo.
Minho comenzó a gritarle cosas a los niños. Cosas muy feas. Tanto que podrían demandarlo por agresión verbal.
Por como le salía la voz, sabía que estaba a punto de romperse pero, al igual que yo, estaba haciendo todo lo posible por aguantar.
- Háblame por favor, ¡Changbin! – le gritaba a este, pero no obtenía ninguna respuesta – No puedes dormirte, ¿vale? Tienes que aguantar despierto. – decía una y otra vez.
Este solo respiraba acelerado mientras comenzaba a sudar frio.
- Por favor, Changbin – su sangre bañaba ahora gran parte de mis manos, e incluso ahora, estaba en parte de mi ropa.
- Lara - dijo en un susurro apenas audible.
- No hables, solo estate tranquilo y mantente despierto, ¿sí? – hablaba desesperada.
En ese instante, luces iluminaban el lugar. Una sirena retumbaba entre toda aquella naturaleza y, por supuesto, el grupo de niños empezaron a correr.
Todos, excepto LeeSae, quien estaba tan asustada que no se movió del suelo.
Minho no les dio opción y corrió detrás de estos. Vi como cogió a alguno del brazo y lo lanzó al suelo con algo de brusquedad. Estos también se encontraban tan horrorizados que tampoco hicieron mucho para resistirse.
Lo siguiente que escuché solo eran ecos de voces, gritos, palabras, golpes, pasos....pero yo solo estaba centrada en Changbin. Nada de lo que pasaba a nuestro alrededor era importante para mí en estos momentos.
- ¡No, Chanbin! ¡No cierres los ojos!
****
El olor.
El ruido.
El lugar.
Abrí los ojos poco a poco. Antes de hacerlo, ya sabía perfectamente donde me encontraba.
Por lo que pude apreciar, era de noche.
Noté algo a mi lado.
Ella.
Aferrada a mi mano, con su cabeza descansando sobre el borde de la camilla.
Por lo que observé, había estado llorando....y mucho.
Le quité un mechón de la cara y me quedé acariciándole la mejilla.
<<Seguro que os he dado un gran susto>> pensé. <<Esto es por lo que pasa Lara en cada uno de los accidentes que ha habido>> no apartaba la mirada de ella <<Es normal que no quiera contarnos las cosas que le pasan....>>
- Lara – le susurré para despertarla – Lara, despierta.
Esta abrió los ojos con lentitud sin saber que sucedía.
Pero entonces lo comprendió.
Su mirada se abrió por completo, clavada en mí.
- Binnie... - dijo mientras se le quebraba la voz.
Saltó hacia mi dándome un abrazo y enterrando la cara en mi cuello.
- Estoy bien Lara, perdón por daros esta susto – hablaba con suavidad mientras le acariciaba la espalda.
- Por mi culp..
- ¡No! No fue tu culpa y ni se te ocurra pensarlo – dije molesto mientras la separaba de mí y nos quedábamos frente a frente. – esto ha sido culpa de los sasaeng, TU NO TIENES NADA QUE VER. Además, fui yo quien se puso en medio – sonreí un poco.
Ella volvió a abrazarme mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas.
Tonta estúpida, estaba haciendo que mis ojos también se humedecieran.
Se volvió a separar de mi y nos quedamos mirándonos.
Sin hablar.
Sin hacer nada.
Simplemente, nos mirábamos.
Yo lo estaba deseando y ella fue la que tomó la iniciativa.
Lara fue acortando la distancia hasta que pude notar la suavidad de sus labios uniéndose con los míos.
Esta vez no fue un simple y pequeño beso.
No.
Esta vez empecé a mover los labios, y ella me siguió.
No se cuanto tiempo pasó, y seguro que ella tampoco. Aquel cálido beso duró tanto como pudimos aguantar.
Y queríamos más.
- Lara – hablé una vez nos separamos – yo....te quiero.
Solté sin más.
No sabía que respuesta iba a tener de ella y eso me asustaba.
Pero una simple mueca, una suave y bonita mueca era la que me afirmó que ella se sentía de la misma manera que yo.
Ella sonrió.
Pero no era una sonrisa suya normal.
Era una sonrisa hecha para mí, con una mirada que solo me dedicó a mí.
Y esa imagen se quedaría grabada en mi memoria para toda la vida.
Editado: 10.11.2023