Realmente me sentía muy tonto.
¿Yo dudando? ¡Parecía una broma!
Soy Lee Minho, no le temo a prácticamente nada.
Pero, al parecer, hablar con el rapero en ese momento sobrepasó mis límites.
Estaba en el dormitorio, el que comparto con los chicos, abriendo la cama y sacando mi pijama. Llevaba todo el rato dándole vueltas a lo que había pasado.
- Minho, cálmate – habló mi amigo mientras hacía que me sentara en el borde de la cama.
Yo asentí.
- Te he asustado mucho, ¿verdad? Perdonadme – dijo este sonriendo mientras me consolaba. – el resto también ha tenido que estar muy preocupado.
De nuevo, asentí con mi cabeza.
- No se volverá a repetir – habló mientras me pasaba un pañuelo de la caja que había en la mesita.
Puse el trozo de papel en mis ojos y froté un par de veces.
Una vez más....asentí.
Ante este repetitivo gesto, Changbin suspiró.
- ¿Cuál es el problema? - preguntó al ver que no me tranquilizaba.
- ¿Qué hago yo si llega a pasarte algo? – dije mientras notaba como las estúpidas lágrimas inundaban, de nuevo, mis ojos. - ¿Qué hacemos Binnie? – puse una de mis manos cubriendo mis ojos. No podía remediarlo.
- Minho hyung, escúchame – noté como uno de sus brazos me rodeaba por el cuello – No me va a pasar nada. Ha sido un buen susto, pero ni tienes que torturarte pensando que ha sido tu culpa, ni quiero que pienses en qué hubiera pasado si algo más grave hubiera ocurrido. Tengamos esto como una experiencia, algo de lo que aprender. Seguro que con los años contamos esto como una anécdota.
Esta vez fui yo el que se giró y le abrazó.
Changbin me correspondió mientras daba suaves palmadas en mi espalda.
- Te quiero Binnie – dije entrecortado.
- Y yo a ti.
Eso es lo que apenas pude pronunciar en mi pequeña charla con el rapero.
No soy de mostrar demasiado mis sentimientos de esa manera, por eso, pensar lo que ha pasado me avergonzaba un poco.
Me cambié de camiseta, y fui a quitarme los pantalones cuando escuché que alguien tocó a la puerta.
Y si tocan a la puerta solo pueden ser la señorita Minji, el CEO, el señor Park o Lara. Obviamente sería esta última.
Pero tampoco me preocupé en subirme los pantalones.
****
Sabía que lo que estaba haciendo no era demasiado bueno. Pero en mi defensa he de decir que mi intención no era cotillear. Yo solo quería ver como estaba Changbin pero, antes de llegar, vi a Minho entrar en mi habitación y hablar con el rapero.
Escucharle de aquella manera me rompía el corazón.
Realmente era la primera vez en la que conocía como dolían los sentimientos del bailarín. Por el tiempo que llevo aquí, me he dado cuenta de que, entre los ocho chicos, este es uno de los que más esconde sus tristezas. Esa era la razón que hacía que mi pecho se encogiera más aún.
Decidí dejarles tranquilos y volver a la cocina.
En un rato subiría de nuevo.
Tardaron más de lo pensado. Tanto que casi me duermo en el sofá con los que estaban ahí "viendo una película" con los ojos casi cerrados.
Una vez escuché las puertas de arriba, subí.
Toc. Toc.
- Pasa – dijo la voz al otro lado.
Vi el panorama.
El chico con la camiseta del pijama puesta y los pantalones en el suelo. Aunque no es la primera vez que le veo en ropa interior – compartimos camerino, es obvio que, aunque cada uno esté vistiéndose con un estilista, algo ves. No les presto atención ya que vamos con prisa, y tampoco es respetuoso. – pero ahora era diferente. Estábamos en casa, no trabajando. Ahora los ojos si que se me fueron a "eso" directamente, sin querer, como acto reflejo.
- ¡Minho! – desvié la mirada con rapidez – se supone que si me dices "pasa" es porque estás visible.
- Y lo estoy, ¿no? – dijo como si nada mientras cogía el pantalón del pijama y empezaba a meter una pierna.
- Tsk – chasqueé la lengua.
Me acerqué un poco más a él.
- Mmm – dudé en que decir. Mientras tanto, el terminó de vestirse y empezó a doblar la ropa que se había quitado. - ¿estás bien?
Este me miró por unos segundos y luego desvió los ojos que se habían posado sobre mí.
No habló, solo asintió con la cabeza.
Obviamente no estaba bien.
Le abracé. Muchas veces no se necesitan palabras, pues un simple abrazo cura las penas.
- Te escuché hablando con Changbin – hice una pausa – no me malinterpretes, no cotilleé a posta. – hablé antes de que este pudiera quejarse o avergonzarse – Quería comprobar como estaba él y justo os escuché.
Suspiró.
- Tanto a ti como a mí nos va a doler esto durante un tiempo. Es una completa mierda, lo sé. Tsk....y pensar que una sola persona puede causar tanto alboroto a unos chicos – dije irónicamente.
- No es tu culpa.
- Tampoco la tuya. Simplemente estuvimos en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.
Se apartó de mi y me agarró de los hombros para mirarme fijamente a los ojos.
- ¿Qué? – sonreí – lo digo enserio.
- ¿Seguro? No sería la primera vez que escondes algo.
- Si, lo prometo. Ahora estoy bien. – gracias a las palabras de Changbin en el hospital y al apoyo del resto. – Y no quiero que hagas como yo. He decidido abrirme a todos, contar cada cosa que me pasa, aunque no quiera. Me obligaré ha hablar. Así que esta vez es tu turno.
- Es que... - comenzó a decir, pero vi como sus ojos empezaron a brillar y rápidamente agachó la cabeza.
- Minho – hablé mientras intentaba buscar el contacto de su mirada. Pero este me evitaba a toda costa. – Lo mejor es dejarlo ir.
Editado: 10.11.2023