Hubo un momento en el que todos desaparecieron del camerino en el que nos encontrábamos quedando, solamente, Changbin y yo. Éste se encontraba de espaldas a mí, doblando el vestuario que nos habían confeccionado para la sesión de fotos y que, probablemente, utilicemos en alguna de las presentaciones o incluso en algunas escenas del MV.
Dejé la camiseta blanca que llevaba puesta sobre el pequeño sillón en el que Jeongin había estado durmiendo antes de comenzar con las fotos y, seguidamente, me puse la camiseta de manga corta que traía desde nuestra vivienda.
Me quedé observándole mientras pensaba en si sería buena idea o no el acercarme hasta él. Probablemente estaba alterado y podría decir cosas de las que, seguramente, se arrepintiera o derrumbarse, y tampoco quería eso. Pero, y a pesar de mi dilema, me acerqué hasta él.
- Changbin – dije en voz baja mientras puse mi mano sobre su espalda y me acerqué hasta él - ¿ocurre algo? – pregunté con voz dulce. Pero eso no sirvió de nada.
- Déjame ahora, Lara, no estoy de humor – me avisó de que, si insistía, se enfadaría. Y eso era algo que me esperaba.
Obviamente sabía lo que le sucedía, pero quería que me lo contara él. Sólo de esa manera podré ayudarle. Mientras tanto, lo único que podía hacer era darle su espacio y dejar que se tranquilizara hasta que pueda o quiera hablar conmigo.
- Nosotros vamos al coche, te esperamos ahí – le dije mientras bajaba con suavidad la mano por su espalda, consolándolo de manera indirecta.
Aún intranquila, salí del lugar y me reuní con el resto.
***
Lara salió de la habitación y algo dentro de mí comenzó a crecer.
Quería tirar todo lo que había delante de mí, lanzar la ropa que llevaba todo este rato doblando – tanto mía como del resto de los chicos – quería romper los vasos que había donde el pequeño cáterin que nos dejaron en el camerino....todo. Quería deshacerme de mi furia interna pagándolo con todos los materiales que tenía enfrente.
Me estaba comportando como un idiota sólo por no haber tenido los reflejos suficientes. Me portaba como un idiota porque soy un idiota. Y no había más que discutir en eso.
Con las manos en mi cara, me dejé caer en el sofá sentado. ¿Realmente Lara me merece? Esa era la única pregunta que circulaba mil y una vez por mi cabeza en este preciso instante.
Con un suspiro revoloteé mis pelos enfadado con mi persona.
- Tengo que salir antes de que decidan enviar a alguien para llamarme – dije en voz baja, hablando conmigo mismo.
De mala gana, arreglé un poco mi cabello y dejé la ropa en la mesa bien colocada antes de salir del lugar.
Fui hasta el coche donde me senté, esta vez, de copiloto, al lado de nuestro mánager.
Me puse a mirar por la ventana, viendo el paisaje pero, realmente, sin mirar nada.
Hundido en mis pensamientos.
***
- ¡Ahora tendrás una increíble cicatriz! – dijo Seungmin mientras miraba la herida que Minho, por miles de peticiones de los mas pequeños, terminó por descubrirla un poco para que se callaran.
- Parece demasiado pequeña – dijo Jeongin apartando a Seungmin– tal vez no le quede más que un pequeño punto, o nada – se decepcionó.
Vi a Changbin entrar sin decir nada y se sentó de copiloto, donde solía ir el líder.
- ¿Y tú? – me preguntó Seungmin mientras me hacía volver a la conversación.
- ¿Eh? ¿Qué?
- Tierra llamando a Lara – dijo Han con voz robótica.
- Que si te gustaría tener la cicatriz de una serpiente. – me explicó Chan.
- Ah, sí. Sería algo genial que contar, la verdad – dije encogiéndome de hombros.
- ¡Ves! – Jeongin miró a Minho – una cicatriz de serpiente es una marca impresionante.
- Si tu lo dices... a mi me da igual tenerla o no – respondió este mientras se encogía de hombros y se cubría de nuevo la herida con el vendaje que había levantado un poco.
- Tsk – chasqueó la lengua IN.
El viaje pasó en silencio. Cada uno a lo suyo: unos con el móvil, otros mirando la ventana y otros durmiendo. En mi caso, que estaba justo detrás del asiento de Changbin, me la pasé viendo su pelo, apoyado en el cristal.
No recordaba que, antes, el viaje desde la empresa hasta el set fuera tan largo. O tal vez, por las ganas que tenía de hablar con el mayor, fue que resultó de esta forma.
Podían habernos dejado en la casa directamente, pero el vehículo tuvo que aparcar en la empresa ya que debíamos de firmar unos papeles contrato con la empresa que nos había tomado las fotos de esta sesión. Nada importante la verdad.
Tras eso, caminamos hasta la casa, por hoy, al final, teníamos el resto del día libre, aunque no quedaban muchas horas para que terminara de oscurecer.
La sesión duró mucho más de lo esperado ya que se hicieron todas las fotos del álbum en el mismo día: dos mil cambios de ropa, dos mil cambios de sets, cambios de maquillaje y cambios de peinado. Eso sin hablar de las cientos de fotos por cada una de las diferentes sesiones. Obviamente, la última fue en la que ocurrió todo el problema.
Dejé que el resto fuera por delante. Quería quedarme a solas con Changbin.
Una vez estos fueron entrando en casa y, sin decir nada, cogí de la mano a este y lo dirigí hacia la zona en la que se encontraba el almacén. Una zona con rocas formando un círculo donde, al parecer, se hacen fogatas en verano.
Nos sentamos ahí y le agarré las manos para ponerlas sobre mis piernas y acariciarlas.
- Cuéntamelo, Binnie – dije casi dulcemente mientras le miraba a los ojos.
Este dudó, vi como le temblaron las pupilas mientras miraba hacia otro lado.
Carraspeó un poco la garganta y e hizo contacto visual conmigo, otra vez.
- Gracias a Minho, estás bien – consiguió decir tras una larga pausa. – Si no hubiera sido por él, esa maldita serpiente te hubiera atacado.
Editado: 10.11.2023