Maldita anestesia que me recorre
Y corroe día tras día, hora tras hora,
¡Maldita la fragilidad de mi almohada:
Frente al viento que se colaba por la esquina!
Benditas la horas en que los nudos
No se aflojan, sagradas las cuerdas que
Desesperan, santificados los
síntomas que delatan mi autocondena.
Soy culpable, yo soy el homicida
Soy un impostor: que cura y asesina.
No estoy enfermo... sólo me seducía
Desarrolle anestesia para olvidar
Que las llaves... para algo servían.