El oráculo Dremlevolt.

D I E C I S É I S

24 de diciembre, sábado.

Al despertar, a la mañana siguiente, sentía un vacío doloroso y agobiante en mi pecho. El vacío que dejaron Jay, Gabe, Camile, el destruido campo de entrenamiento, las lágrimas y los rostros afligidos de Emma y Oply, la angustia de los hermanos por el bienestar de Paloma y no saber nada de Seb.

Fue entonces cuando tuve una corazonada: de alguna forma debíamos entrar a Silent Soul, ya que, inexplicablemente, sentía que no había peligro.

Bajé al comedor a desayunar. La energía era triste y agobiante. Oply tenía la mirada apagada, su rostro se había desfigurado por el sufrimiento y se rehusaba a probar bocado. Emma sollozaba en silencio mientras a duras penas comía un poco de cereal. Logan llenaba un plato con comida para llevárselo a Paloma, quien, aunque ya estaba mucho mejor, no podía mantenerse en pie mucho tiempo. Por su parte Shawn estaba en un rincón comiendo, incómodo.

Lee se me acercó y puso su mano en mi hombro, indicándome que nos sentáramos juntos; Shawn nos vio y pareció aliviado. Lee y yo nos servimos un plato de waffles y tocino.

―Me gustaría hacer dos observaciones si me lo permiten ― dijo Lee.

Asentí con un movimiento de cabeza.

»Primero, hay una energía muy adorable entre ustedes dos y no se imaginan cuanto me alegra saber que todo va bien y en orden. No olviden disfrutar de esos bonitos momentos que tienen.

Shawn y yo nos sonreímos tímidamente, el gesto resultaba tierno.

»Segundo, conozco esa mirada de creatividad tuya, Em. Además, con esta nueva conexión que tenemos sé que tienes una proposición interesante.

―¿Conexión? ―preguntó Shawn confundido.

Con todo el caos del día anterior se nos había pasado contarle de nuestra telepatía.

―Sí, no hubo un buen momento para decirte. Ayer Lee y yo descubrimos que podemos comunicarnos de manera telepática. Nuestra conexión resultó muy potente y la telepatía fue el desenlace.

―¡Eso es asombroso! Ahora, ¿cuál es la proposición que tienes?

―Debemos ir a Silent Soul. No sé, pero podría asegurar que no hay peligro. Aunque sea así podemos revisar el lugar para saber si Seb está allí o no, y a lo mejor encontramos alguna pista de su estado actual.

―Confiamos en ti. Sin embargo, la organización no está lista para salir. Siguen de luto y están muy angustiados.

―Lo sé, Shawn. Pero como dije, estoy segura de que no corremos peligro, solo necesito la compañía de ustedes dos para echar un vistazo.

Ambos chicos intercambiaron miradas y asintieron. Con un gesto les indiqué que me siguieran; sorprendidos y algo temerosos, se levantaron. Salimos del comedor y pasamos por el solitario recibidor hacia la puerta principal. Al atravesar el umbral no pude evitar ver los escombros del campo de entrenamiento; el dolor que sentí me obligó a detenerme.

Lee me tomó del brazo, lo miré con lágrimas en los ojos sin poder evitar echarme toda la responsabilidad encima; él me abrazó, transmitiéndome la tranquilidad y la esperanza que tanto necesitaba. A su vez, Shawn me agarró con fuerza de la mano y al estar ahí con dos de las personas más importantes de mi vida me armé de valor para seguir en la misión de averiguar algo sobre Seb.

Luego, nos tomamos de las manos y aparecimos a la acostumbrada distancia permitida de Silent Soul; de inmediato nos dirigimos hacia la entrada.

Con cada paso que dábamos, respirar se hacía más tortuoso, era como si el aire se volviera cada vez más denso. Entre más avanzábamos, también era más difícil ver lo que nos rodeaba debido a la espesa niebla que cubría la tétrica casa. Finalmente, llegamos a la reja, que no estaba asegurada. Shawn la abrió con suma cautela, pero aun así chirrió de manera estremecedora.

Nos quedamos inmóviles, tratando de percibir cualquier sonido, listos para defendernos si era necesario, pero nada sucedió. Así que avanzamos hacia la puerta principal, analizando nuestro entorno en busca de trampas. Al fin, concluimos que estábamos a salvo.

Giré lentamente la gran perilla y la puerta cedió; pasamos con sigilo y nos encontramos en el solitario pasillo, cuyo aspecto era lúgubre y abandonado. Había papeles y otros objetos regados en el piso, los muebles estaban caídos y había cera seca debajo de los candelabros.

Caminamos hasta la pequeña puerta que me era familiar, la abrimos con facilidad y nos adentramos en la estancia donde alguna vez estuvo Seb. Una solitaria silla, algunas sogas y un plato con algo que parecía ser una especie de alimento en descomposición, completaban la desoladora escena.

Me acerqué con el corazón desbocado, hiperventilaba y mis manos temblaban sin control. Me detuve en seco para observar más detenidamente la escena, y, súbitamente, mis ojos se anegaron de lágrimas, que empezaron a resbalar raudas por mis mejillas.

―¿Dónde estás, Seb?―susurré y caí rendida por el dolor que me embargaba. Unas intensas punzadas me atravesaban el cuerpo y el corazón, y sentía que me estaba deshaciendo en pequeñísimos fragmentos.

Shawn me levantó con delicadeza y me abrazó consoladoramente.

―Puede que estemos buscando un cadáver en vez de una persona ―dije entre sollozos, con la mirada clavada en el suelo.

―Emily, por favor no te rindas de esa manera, aunque las cosas parezcan perdidas debes mantener la esperanza.

Shawn intentó motivarme, pero parecía que ni todas las palabras de aliento del mundo podrían remover la pena que me estaba aplastando.

―No lo sé, Shawn... ― Mi voz temblaba y era casi inaudible, sentía un nudo en la garganta y casi no podía respirar―. Es que ya ha pasado mucho tiempo, no sé si está bien, si está vivo. Stroldenmare ha demostrado ser muy cruel, no alcanzo a imaginar qué le hizo, qué le está haciendo o qué le hará. Solo mira esta silla, tuvo que haber estado sentado ahí por días y... ―estiré mi mano y al tocar la silla entré en una bruma.




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