El oráculo Dremlevolt.

D I E C I S I E T E

25 de diciembre, domingo.

Al entrar, el recibidor estaba vacío; Seb quedó encantado con la decoración, justo como esperaba. Me asomé por la puerta del comedor y los presentes voltearon a mirarme expectantes, así que abrí más la puerta dejando ver a Seb.

Silencio sepulcral.

Oply se acercó incrédula, sin dejar de mirarlo y lo abrazó eufórica, llorando de felicidad. Acto seguido, alzó sus ojos al cielo en señal de agradecimiento. Seb comenzó a llorar aferrado a ella. Cuando por fin alzó su rostro, pude notar un extraño gesto de culpa en él.

―Mi niño... ¿qué te han hecho? ―exclamó Oply acariciando sus pómulos.

―Estoy bien, en serio... Lo que sea ya pasó, y estoy completo.

―Debes tener hambre y sueño. También necesitarás una buena ducha y...

Oply demostrando su lado más dulce, eso sí es satisfactorio de ver.

―Calma, espera, gracias de verdad, pero debo dar un comunicado ―dijo Seb decidido, aunque con los ojos vidriosos.

Oply se alejó sin dejar de mirarlo, con un dejo de curiosidad.

―Hola a todos, me alegra verlos de nuevo. No fueron días lindos, pero estoy bien. Pronto todos estaremos bien, porque sé cómo acabar con toda esta desgracia.

Un murmullo se extendió por toda la estancia

―¿Estás diciendo que sabes cómo acabar con Stroldenmare? ¿De una vez por todas?―preguntó esperanzada y confundida Emma.

―Exactamente. Y no creo que les vaya a gustar, pero es lo correcto y estoy totalmente dispuesto a hacerlo, así que hay muy pocas posibilidades de que me hagan cambiar de opinión.

Todos lo miramos con preocupación.

Shawn se ubicó a mi lado y me tomó la mano, entrelazando mis dedos con fuerza. Lee se acercó a Oply. Me sorprendió el acto de Shawn, pero de cierta forma me reconfortaba, sabía que a su lado estaría segura.

―La manera de acabar con Stroldenmare siempre estuvo en nuestras manos, solo que no la vimos... ―dijo pausadamente Seb. Se le notaba muy fatigado, sin embargo, un extraño brillo de determinación iluminaba su mirada. Tomó aire antes de continuar―. Todos sabemos que yo soy un remanente de la energía de Robert que Stroldenmare no pudo soportar debido a su condición natural, por lo que si entrego mi energía esta se unirá a la de Robert dentro del cuerpo de Stroldenmare. ― Ahora, su voz se hizo más audible.

»La reacción inmediata será expulsarla por completo, por lo cual quedará débil sin poderes y debido a que no está acostumbrado a poseer tanta energía. Entonces, nos será fácil apresarlo ―continuó Seb.

Mientras Seb hablaba, pude escuchar a Lee diciendo mentalmente: «Cómo cuando el número de moles de un gas aumenta ejerciendo una presión tal que el volumen que lo contiene, al ser constante, no puede soportarlo y se generen fugas o una explosión para liberar el gas. ¡El volumen saldría afectado!». Frunció el ceño, observando a Seb mientras analizaba sus palabras. Luego, bajó la cabeza con un gesto sombrío.

»Todos sus caballeros huirán al ver la caída de su amo ―decía Seb, imperturbable―y no deberemos preocuparnos por ellos, se los aseguro.

El silencio entre los petrificados presentes era abrumador. Seb recorrió la estancia con extrañeza.

»Esperen un momento... ¿dónde está Jay? Tampoco veo a Camile ni a Gabe... Ni a Belmont...

Oply no pudo contener el llanto y Lee, que permanecía junto a ella, la abrazó.

Yo aún estaba analizando y tratando de comprender la magnitud de lo que Seb estaba diciendo, paralizada por la idea de volver a perderlo.

Ya hemos perdido a muchos.

―Ya no están. Ellos... murieron. Stroldenmare nos atacó y causó su muerte. Belmont escapó preso del pánico ―dijo Emma, con la voz quebrada.

El rostro de Seb se ensombreció, era evidente que tenía un gran aprecio por Jay.

―Si entregas tu energía... ¿desaparecerás?―interrumpí.

―Sí, eso es justamente lo que pasará. Mi energía se unirá con la de Stroldenmare. Al unir esos dos fragmentos obtendremos la energía de tu padre completa, que irá a reunirse los restos en su tumba... donde siempre tuvo que estar ―concluyó bajando la voz.

Algo dentro de Oply se derrumbó; lo acababa de recuperar y ahora se iría de nuevo, por siempre. Se soltó a llorar amargamente, la desolación era palpable en el ambiente.

Seb se dirigió a consolar a Oply, quien se aferró a él lo más que pudo. En silencio, contemplábamos a madre e hijo mientras intercambiaban palabras, gestos, lágrimas y abrazos. Seb tuvo que alejarla un momento para despedirse de los demás, y ella accedió con el rostro desfigurado por el dolor.

¡Qué fuerte es Oply!

Me separé de Shawn y fui hacia Seb, lo tomé de las manos y lo miré fijamente, orgullosa pero con una triste sonrisa.

―Eres la persona más valiente que conozco, tienes un corazón lleno de bondad y eres el claro ejemplo de un héroe. Ojalá hubiese otra manera de solucionar esto...

―Em, créeme, no la hay... ―aclaró mi hermano con pesadumbre, haciendo que me soltase a llorar.

―Te extrañaré... todos lo haremos, pero te recordaremos con orgullo. Eres grande Seb. ―¿Qué más podía decir?

Debo apoyarlo a pesar de que me consuma por dentro la tristeza. Él quiere hacerlo y nos salvaría a todos. Al final, es como mi hermano... es mi hermano.

Seb me sonrió y me dio unas palmaditas en la espalda.

―Tú eres simplemente maravillosa, sé que lograrás cosas espectaculares. Eres muy especial; estoy muy feliz de haberte conocido y haber compartido contigo. Te quiero mucho, hermana.

Lo abracé y dejé que mis lágrimas fluyeran; él también lo hizo.

Al separarnos, llamó a Shawn, ambos se sonrieron y se abrazaron brevemente, luego me señaló como haciendo una advertencia y Shawn asintió.

Lee se volvió a mirarlo con los ojos aguados, sonriéndole. Seb se detuvo y le extendió la mano, Lee la apartó y le extendió los brazos, Seb correspondió el gesto sin vacilar un instante.




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