El oráculo Dremlevolt.

D I E C I O C H O

26 de diciembre, lunes.

A la mañana siguiente desperté y Lee no estaba en la cama vecina; me sorprendí, pues a él no le gusta levantarse temprano. Pronto me olvidé de este detalle y me dispuse a arreglarme. Cuando estaba a punto de bajar al comedor alguien tocó la puerta.

―Hola, Em. ¿Qué le vas a regalar a Lee? Yo ya le entregué mi obsequio

―Hola, Shawn. ¿Por qué se lo diste? Su cumpleaños es hasta mañana.

Empezó a reír.

―Ay, Emily. El cumpleaños de Lee es hoy, no mañana. ¿Acaso no lo sabías? ―Quedé sorprendida y algo preocupada.

―Sí, claro. Es que con todo lo que pasó juraba que era el 27, estoy perdida, lo siento ―mentí y me dispuse a buscar su regalo Recuerdo que cuando llegamos lo escondí debajo de la cama, junto con el mp4―. ¡Aquí está!

―¿Puedo saber de qué se trata?

―Solo son un par de cañas nuevas y un equipo para limpiar y poner lindo su saxofón ―dije nerviosa. No podía creer que hubiera confundido el cumpleaños de mi mejor amigo.

―Es un regalo espectacular, estoy seguro de que le va a gustar mucho. En otras noticias, Oply me dijo que te diera un mensaje. Hoy planea ir al cementerio local a visitar la tumba de tu padre, por lo tanto..., la tumba de Seb.

―¿Mi padre está enterrado en Solmerville?

―Pensé que ya lo sabías, de todas formas, Oply espera que la acompañes.

―Estaba segura de que mi padre estaba enterrado en Northampton...

―Tu madre sí, tu padre está aquí.

Otro engaño más a la lista.

»Ah, espera... Ya recuerdo, Oply me dijo que tu abuela jamás quiso que fueran a la tumba, supongo que tampoco te dijo.

―¿Se sabe dónde está el cadáver de mi abuela?

―No, lo siento...

―No enterré a mi abuela, cuando literalmente soy la única familia que le quedaba, eso es... fantástico ―dije sarcásticamente, empuñando mis manos.

―Entiendo lo frustrante que puede llegar a ser, sin embargo, quizá te reconforte que los aldeanos hicieron un monumento en su honor donde tuvo que haber estado su tumba.

―Qué bonito, qué personas más consideradas ―comenté.

―Sí. Ehhh... ¿nos acompañarás?―preguntó de nuevo algo apenado.

―Vamos. ―A mi cabeza llegaron gran cantidad de recuerdos de Seb, mi abuela y mi padre, y sin poderlo evitar me desplomé desconsolada mi cama.

Shawn se acercó rápidamente y me tomó las manos. Sentí una vertiginosa ráfaga cargada de sentimientos muy poderosos. No puede evitar pensar en todo lo que la gente a mi alrededor había hecho por mí, mi familia prácticamente se sacrificó por protegerme, para que yo tuviese bien, es... No hay palabras para describir una sensación tan insondable.

―Sé que es muy difícil para ti, pero visitarlos, de alguna manera, les hará saber que los recuerdas.

―¡Solo mírame! Estoy llorando y Seb me dijo que su partida no me podía frenar, él quiere que siga adelante. Siento que maté a los que amo.

―No digas eso. Lógicamente, Seb entendería por lo que estás pasando, él se refería a que el dolor no te impidiera lograr cosas más adelante. Y no mataste a nadie, tu padre murió por la maldad de Stroldenmare, tu abuela igual, y Seb es un héroe porque nos salvó a todos con su sacrificio.

Las lágrimas seguían cayendo reciamente por mis mejillas, seguía negando con mi cabeza sus palabras.

―Vamos, Em. No soporto verte llorar, eres muy fuerte, lograrás superarlo y usarlo para tu bien. Nuestras experiencias son lo que nos constituye como personas, somos quienes somos por la forma en la que asumimos cada día y cada cosa que acontece en la terrenidad de la existencia. Haz lo posible para obtener un aprendizaje de esta experiencia.

Lo miré tratando de controlarme, y él me sonrió dulcemente. Por unos segundos, ese simple gesto llenó mi alma de paz.

»Así es, respira. Obedecí.

Paulatinamente, nuestras miradas se encontraron y mi respiración se volvió irregular. El brillo de sus ojos comenzó a hechizarme, haciendo que las mariposas comenzaran a revolotear en mi vientre. Mientras Shawn secaba mis lágrimas, podía oír el latir desmesurado de su corazón sincronizarse con el mío. Shawn acarició mis pómulos y me observó tiernamente, luego, miró mis labios; tímidamente, miré los suyos, y experimenté unas ansias enormes de saborearlos.

En un abrir y cerrar de ojos, estábamos besándonos, ¡qué mágica experiencia! Fue mucho más especial de lo que pude haber imaginado. Me sentí extasiada en el momento en que nuestros labios se rozaron; experimentaba una sensación tan deleitosa, que solo podía desear sus besos más y más. Sus manos viajaron a mi cintura atrayéndome a su pecho, mientras que las mías, con torpeza, se enredaron en sus cabellos.

Me sentía infinitamente feliz de haber acelerado el latir de tan espectacular corazón, como era el de aquel chico, agradecía a cada fuerza por haber encontrado una nueva razón para levantarme cada mañana, una persona que sacudiera mis días.

Ahí estábamos los dos, Shawn y Emily, besándonos, con un verdadero sentimiento de gran felicidad que hacía vibrar cada milímetro de nuestro ser.

Qué sentido tan irónico tiene la vida para unir a las personas.

Y cuando nuestros labios no podían seguir jugueteando y acoplándose más, tuvimos que separarnos. Nuestras respiraciones estaban desbocadas, hechas un desastre, un maravilloso desastre. Yo lo miré con timidez a través de mis pestañas. Nos sonreímos dulcemente y Shawn hizo un gesto divertido haciéndome reír.

―Te quiero mucho, Emily, y confío en ti.

Mordí mi labio encantada por sus palabras. ¡Qué sublime sonrisa tenía ese chico, qué locura lo que me hacía sentir!

―Yo también te quiero mucho, Shawn.

Mi corazón se desbordó en respiraciones irregulares. Él se levantó de la cama y me extendió la mano, la tomé sin vacilar, incorporándome y entrelazando nuestros dedos. Me miró con dulzura, le sonreí ampliamente sintiendo un chisporroteo de sensaciones agradables en mi interior.




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