Capítulo 39: El Comienzo De Una Gran Maldición

(Momentos antes en que Calista comienza con su bendición hacia sus Siervos)

Mientras que Manuk cumple con los objetivos que la diosa Calista le ha dado con respecto hacia Elena en una habitación del palacio real del antiguo reino Albeka, por otro lado, en el Gran Bosque misterioso se encuentran Heriberto y sus amigos platicando entre sí, acompañados ellos de una Celina seria, ya que ella poco a poco se está relacionando con ellos.

Percatándose todos que se acercan a lo lejos, Anderson y los misteriosos par de enamorados.

Heriberto decide acercarse un poco hacia ellos para percatarse que es la misma pareja de enamorados que encontró en una mañana en el reino.

—¡Pero ustedes son… —grita Heriberto sorprendido, llamando la atención de todos, mientras que Eufemia, Cleto, Celina y Emilio; deciden acercarse un poco más hacia ellos.

—¿Los conoces? —inquiere Eufemia mientras que Anderson avanza seriamente delante de todos.

Dirigiéndose el hechicero hacia un nuevo rumbo, ya que ambos enamorados se detienen cerca de todos los demás; completamente con precaución y desconfianza.

—Son los esposos jóvenes que encontré una mañana cuando iba a reunirme con ustedes —responde Heriberto, acercándose un poco más hacia los esposos, añadiendo—. ¿Qué les sucedió?

Logrando ver que la extraña chica se dirige atrás de su esposo para que la proteja mientras que su esposo, dirige su mano hacia ella para protegerla en todo momento. Recordando esta escena Heriberto que tuvo anteriormente con ellos.

—¡Eres el antiguo caballero que nos encontró! —grita el misterioso esposo reconociéndolo a él mientras que protege a su esposa, añadiendo—. Lo siento, pero hemos sido traicionados en el reino.

Empezando todos a verlos confusos mientras que Celina se acerca un poco más hacia ellos.

—¿Pudieron ver a Manuk? —inquiere Celina, dándose cuenta que el misterioso esposo dirige su mirada enojada hacia ella.

—¡El maldito ordenó a lo lejos que nos mataran y nos arrojaran a este maldito bosque para que fuéramos asesinados por las bestias salvajes! —responde él enojado, añadiendo—. Todos los malditos nos los dijeron muchas veces cuando nos traían a este bosque para abandonarnos.

Observando Celina sorprendida el asunto.

—¡Ese maldito caballero que representa a los elegidos me las va a pagar en el futuro! —grita la extraña chica que es protegida por su esposo, observando enojada a Celina.

—¡Perdón por ser tan entrometido, pero también estamos buscando la oportunidad para podernos vengar de ese maldito! —suena el grito de Cleto, acercándose hacia ellos enojado para detenerse cerca, añadiendo—. Mi nombre es Cleto y hemos sido salvados milagrosamente por un extraño hechizo, ya que nuestro destino era morir de una caída mortal. —dirigiendo su mirada hacia los visitantes—. Los nombres de mis compañeros son: Heriberto, Eufemia, Emilio y la que les acaba de preguntar se llama Celina, una anterior compañera de ellos que también fue traicionada.

Señalándole él a todos los demás miembros mientras que ambos esposos los van conociendo.

—¿No tienen algún nombre ustedes con el cual podamos dirigirnos? —suena la voz de Anderson a lo lejos, saliéndoles a su encuentro mientras que se dirige hacia otra dirección, ya que todos pueden escucharlos.

—Mi nombre… —dice el extraño esposo quedándose callado por unos momentos—. Mi nombre es Julián y el de mi esposa es Anastasia.

Haciéndose a un lado Julián de su esposa para que puedan verlos más detalladamente.

—Son bastante jóvenes para ser esposos, pero no importa. —dice Eufemia—. Espero que podamos dentro de poco tiempo; resolver este problema.

Dirigiendo su mirada hacia Anastasia con una sonrisa, percatándose Anastasia que están ante un grupo confiable mientras que decide devolverle una sonrisa a Eufemia.

—Muchas gracias por salvarnos —dice Julián dirigiendo su mirada hacia Anderson, aunque el joven solamente levanta su mano en señal de saludo, dándole él a entender que lo ha escuchado.

Percatándose todos que Anderson está actuando medio extraño, ya que se mueve continuamente de un lado hacia otro; rápidamente.

Decidiendo Heriberto acercarse hacia el hechicero confuso; delante de todos, ya que ambos esposos que acaban de conocer, deciden guardar silencio por esta situación.

—¿Sucede algo, joven Anderson? —inquiere Heriberto mientras que Anderson observa el suelo preocupado.

—Dentro de poco tiempo, tendremos la visita de un gran dios, la gran diosa Melody me informó que ella va a ser acompañada por otros dioses bastantes poderosos —responde Anderson preocupado.

Comenzando Heriberto a verlo confuso mientras que a lo lejos; Melody emerge por medio del bosque hacia ese lugar.

Percatándose Anderson de su presencia, quien decide correr hacia la diosa delante de todos para arrodillarse ante ella para hacerle reverencia sin importarle llamar la atención.

—Gran diosa Melody, creadora de las enciclopedias, libros y todo el conocimiento de todos los universos, gracias a usted existen Hastur y Azathot y los demás sabios dioses que vienen en un futuro, ¡alabada sea usted en todo tiempo! —suena la voz de Anderson, inclinando su rostro hacia el suelo, percatándose Heriberto que la extraña chica posee un cuerpo bastante llamativo y su rostro está cubierto por una capucha y túnica de color negro.

Dándose cuenta que está ante una deidad bastante poderosa y temida en ese momento.

—Buen trabajo, Anderson. Realmente haz cumplido con tu objetivo —menciona Melody con una sonrisa, dirigiendo su mirada hacia los nuevos visitantes para añadir—. Mi nombre es Melody. Sean bienvenidos a este pequeño bosque.

Sonriéndoles ella a todos mientras que avanza un poco más hacia el centro para que todos la conozcan más detalladamente.

Comenzando Eufemia a tener miedo junta con todos los demás, ya que se percatan que un aura maligna se desprende de ella a través de su cuerpo en todo momento.