Universo: Mistral
Ubicación: Afueras del Gran Bosque cerca del Reino Minotauro
Mientras que Manuk sigue corriendo desesperadamente en busca de la gran base junto con miles de demonios tipo Naakros, por otro lado, afuera de los límites del reino de los Minotauros; se puede apreciar que todos los ciudadanos trabajan y hacen sus rutinas diarias como es de costumbre.
Se aprecian a pequeños minotauros jugar entre sí mientras que sus padres, compran, trabajan y beben tranquilamente.
Pareciera que no existe ningún peligro para ellos, al igual que el reino de los Humanos que no se han mencionado para nada.
Se logra ver que Zynag sale hacia los campos de cultivos para verificar su progreso, siendo él acompañado por Rudor y cinco guardias más, ya que esta vez; les ha tocado pasar a cobrar los impuestos. Una práctica común entre los guardias del reino por parte del rey que lo han usado para con todos los ciudadanos a cambio de que todos puedan vivir tranquilamente.
—¡Que los dioses los bendigan! —grita Zynag, llamando la atención de varios minotauros campesinos que trabajan en el campo.
Comenzando ellos a afirmarle en silencio mientras que uno de ellos decide acercarse hacia él.
—Si me permite, deje traigo el pago del tributo —anuncia el minotauro granjero.
Afirmando Zynag delante de todos los demás guardias mientras que esperan a que vuelva con el pago del tributo.
Viendo Zynag que el minotauro que les acaba de recibir se llama Osnor, un minotauro de pelaje café oscuro bastante corpulento, posee unos ojos de color azul claro y su vestuario es simplemente un gran pantalón y una camisa, ambas de color blancas. Vestuario usado siempre para trabajar en los campos del reino.
Zynag sabe que Osnor es uno de los principales encargados de pagar los tributos hacia el rey Vyrkus, al igual que otros minotauros que están distribuidos por todos los campos del reino.
Decidiendo esperar Zynag a Osnor mientras que dirige su mirada hacia su alrededor, para percatarse que todo está “normal” como cualquier otro día.
—Tan tranquilo, gracias a los dioses —dice en voz baja Zynag, pudiendo ver a lo lejos que, las llanuras de sus fronteras se extienden a lo ancho y largo sin importar extenderse más de sus límites.
Dirige su mirada enseguida hacia el gran bosque para ver que, extrañamente sale mucho humo de color negro que muy apenas se logra identificar, decide no prestarle más atención, ya que piensa que, posiblemente sean algunos trabajadores madereros que talan los árboles para su trabajo o quizá; sea alguna criatura que está entrenando. Cosas que no llaman la atención del minotauro, ya que está enfocado en su labor, aunque el humo se está haciendo cada vez más grande.
Rudor por otra parte, no ha mencionado absolutamente nada, ya que está simplemente bobeando con su mirada hacia algunas damiselas del reino.
Algunas de las damiselas le sonríen a él sin importarles llamar la atención de los demás guardias, por lo que Rudor, simplemente les sonríe a lo lejos, ya que no puede acercarse hacia ellas por el trabajo, pero lo hará en un futuro. En su mano derecha carga un gran cuerno de madera por si se presenta el problema de que algunos bandidos los ataquen por el dinero que están recolectando.
Un cuerno semi-curvilíneo que emite un fuerte ruido hacia su alrededor en forma de alarma cuando el portador decide soplar fuertemente en él. Usado principalmente para problemas emergentes y especiales.
Esta situación llama la atención de Zynag, quien decide enfocarse en su amigo para acercarse hacia él con una sonrisa.
—Adelante, ¿No quieres conocer a alguna de ellas? —inquiere Zynag, comenzando Rudor a ponerse nervioso mientras que su rostro se sonroja.
—N… ¡No es lo que crees! —grita Rudor, comenzando a ver el suelo enojado mientras que trata de ocultar sus intenciones.
Por otro lado, Zynag le sonríe delante de todos.
—Tarde o temprano vas a llegar al matrimonio así que disfruta tus momentos de soltero, jejeje —informa Zynag con una sonrisa.
Comenzando varios compañeros a burlarse de él mientras que avanza el tiempo, decidiendo no prestarles atención Rudor, ya que vuelve su mirada hacia la primera damisela del reino para sonreírle por otros momentos más.
No percatándose Rudor que a lo lejos, Osnor vuelve con un gran saco de monedas de oro para dárselos.
—Perdón por la demora, Zynag —anuncia Osnor, decidiendo dirigir el gran saco de dinero hacia el guerrero mientras que Zynag lo agarra.
—Muchas gracias, volveremos más tarde para comprarle suministros —informa Zynag con una sonrisa, comenzando Rudor a avanzar hacia la damisela, pero de forma extraña; Rudor se detiene para observar hacia otro lado.
Tal parece que algo le ha llamado su atención sin que todos los demás se percaten.
—Estaremos esperándolos, fue un gran placer volverlos a encontrar y díganle al Monarca que; gracias por su cuidado hacia todos nosotros —dice Osnor, comenzando Zynag a sonreír junto con varios.
—No te preocupes, Osnor. Nosotros le daremos tu mensaje —informa Zynag, comenzando todos a avanzar hacia su nuevo destino a excepción de Rudor, quien observa algo a lo lejos.
—¡Rudor, deja de molestar a las damiselas! —grita Zynag, percatándose que su compañero no está con ellos mientras que empiezan a caminar hacia su nuevo destino, añadiendo—. ¡Rudor!
Decidiendo voltear hacia la dirección de su compañero junto con los demás, ya que se percatan que él observa seriamente una dirección.
—¡Rudor! —grita un compañero que les acompaña, no recibiendo respuesta por parte del distraído.
—¡Maldita sea, no hagas perder el tiempo a los trabajadores! —grita Zynag, comenzando a acercarse hacia su compañero enojado, añadiendo—. ¡Podrás acercarte a ella más tarde, pero no en horarios de trabajo!