El Origen del Mal

Capitulo veinte

 

 

 

        Mis lagrimas salían como cascada, también mis gemidos, todo eso mientras la policía me rodeaba, al igual que los maestros, alumnas y demás.

          Las profesoras se cubrían los labios y lloraban junto conmigo, horrorizadas, yo me dejaba apretujar de todas ellas mientras que me esforzaba por sacar más lágrimas-He tenido mucho miedo -gimoteé mientras apretaba la muñeca de una de las mujeres a mis costados.

           Aborrecía el ser el centro de atención, pero si era por una causa necesaria no me molestaba demasiado.

         —Esto no puede ser una coincidencia —aseguraba otra—, primero April Western y ahora... —se detuvo para tomar aire, sus sollozos no le dejaban articular palabra— Nessa Zuvika. ¿Creen que sea alguna clase de psicópata que quiere lastimar jovencitas?

         —No estamos seguros señora, pero haremos lo que esté en nuestras manos para que quien haya sido pague —el oficial tomaba notas.

         Entre las lágrimas que opacaban mis ojos y el tumulto de la gente a mi alrededor, apenas pude notar cuando Kilian se metió entre todos, curioso de lo que pasaba.

          —¿Algo más que puedas decirnos? —el hombre se dirigía a mí, pero mis ojos azules y llorosos estaban puestos sobre Grewal, los suyos sobre mí por igual.

          —No quiero hablar sobre el tema, por favor... recordarlo es... —me eché a gritar más fuerte-, no puedo seguir hablando ahora, no aquí

          Los uniformados me visualizaban, unos con lástima y otros con algo más de frialdad.

           —No te preocupes, encontraremos al enfermo tras este aberración —asentí, poniendo mi seguridad en manos de ellos.

           «Pobres idiotas.»

           —¿Él o la psicólogo infantil se encuentra cerca? —escuché susurrar al policía cerca de los oídos de la directora Schwarzkopf, ella asintió, buscando entre la multitud.

           —Kilian -nombró, pero él seguía pasmado hacia mí-Kilian -al fin se giró y se apresuró en llegar a la señora.

             Los tres se encaminaron alejandose del tumulto y yo seguía siendo exitosamente consolada por todos, no era lo que buscaba, pero estaba consciente de que era una repercusión de.

. . .

          «Y si hay algo más filoso y mortal que el filo de una navaja, es el uso de una lengua y el peso de sus palabras.»

           Terminamos quedándonos solos, Kilian, el oficial de antes y yo, o lo que parecía quedar de mí.

          La mirada del castaño no dejaba de estar sobre mi presencia mientras contestaba con lágrimas en los ojos a cada una de las preguntas. Sus orbes café se cristalizaron y yo me esforzaba por no mirarlo, solo visualizar el humo que salía de la taza de té.

           —¿Podrías relatar nuevamente cómo ocurrieron las cosas? —me preguntó el adulto con la libreta, a él no parecía afectarle para nada lo que de mi boca salía, en cambio Kilian se quebraba en pedazos.

          Asentí e Inspiré aire con el pecho tiritante—Habíamos ido a visitar a una amiga que se encontraba mal, bueno, ella no era mi amiga, se encontraba mal por mi culpa —confesé empequeñecida—, pero me dirigí allí para poder disculparme con ella, estaba muy arrepentida de lo que había hecho, todavía lo estoy —mis lágrimas seguían cayendo.

         —¿Luego que ocurrió? —èl no dejaba de tomar anotaciones y mirarme por lo bajo, mientras movía el mentolado de un lado a otro dentro de su boca.

        —Estuvimos allí un largo rato, hasta que se puso oscuro —tragué saliva—. Cuando salimos, mi chofer y el de Nessa no estaban, habían quedado de reparar una llanta averiada y parecía que les había costado más tiempo del que pensaban tomarse, entonces Nessa insistió en querer dar una caminata al parque. La emocionaba el caminar de noche por las calles, se veía muy hermoso la verdad

         Tuve que detenerme para poder adquirir fuerzas y seguir.

           —¿Luego qué pasó?

          —Creo que debería continuar en otro momento —sugirió Kilian mientras yo sollozaba.

         —Por desgracia tenemos demasiado trabajo y debemos invertir bien nuestro tiempo —le contestó el policía sin mirarle.

         —¡Por Dios! es una jovencita, está sufriendo, no puede obligarla a que reviva todo ese infierno de un momento a otro —exclamó el castaño casi levantándose de la silla.

           —Esta bien —interrumpí secando mis Lágrimas—, mientras más rápido hable mas pronto podrán capturar a ese enfermo que le hizo tanto daño a mi nueva amiga

           Kilian me miró compasivo pero guardó silencio para dejarme continuar, aunque se le veía sudar incontrolablemente.

         Llené mi pecho de aire—Escuchamos algo tras los arbustos y le supliqué a Nessa que no se acercara, que era tarde para seguir allí, pero no me hizo caso y se acercó. Ella empezó a correr hacia el bosque adentro y yo no supe qué hacer así que solo fui tras ella, ese hombre la perseguía




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