El Oscuro Daradise

Capítulo 11

Estoy tras el mostrador de la cafetería, hoy ha sido un día bastante atareado por aquí.  No he tenido ni tiempo de hablar con Lana, hace unos días la llamé para ver cuando nos podíamos ver, ya que la última vez que nos vimos estaba con su novio y fue el día del funeral de mi padre.

Ahora que lo menciono, su novio no me da buena espina. Hay algo en el que no me gusta, siento que no es una buena persona. Lana me preocupa, no me gustaría que le pasara algo malo, o que estuviera con alguien que no la merece.

Una chica toca la campanilla del mostrador, Raelyn me ve con su cara de culo como siempre. Por otro lado, Easton el chico simpático está detrás suyo, tenía tiempo de no verlo. Él a diferencia de su hermana, me saluda con su mano y una sonrisa.

—¿Dónde está Elina? — Soltó Raelyn de mal humor.

—Está en la cocina preparando una orden. — Se marcha sin decir nada, dejándome a mí y Easton solos.

—Hola Lía, disculpa su actitud, es que cuando se trata de problemas amorosos se pone de peor humor del que tiene. — Oh, nunca imaginé a Raelyn con problemas amorosos, de hecho, creía que no tenía una vida amorosa, con semejante humor dudaba que tuviera una relación.

—Oh, pero ¿qué tiene que ver Elina en esto?

—Ellas son pareja, lo llevan siendo desde hace más de un año. — Con que ha eso se refería Elina con sus problemas amorosos, jamás imagine a ella con Raelyn, ella es demasiado dulce como para alguien con semejante humor y carácter.

—Eso no lo sabía, era consciente que de que tenía algo amoroso, pero no sabía con quién.

—Ahora lo sabes, y cuéntame ¿qué ha sido de ti?

—Lía, toma llévalo a la mesa de allá. — Me dice Wade señalando la mesa, tomo lo que me dio y me dirijo hacia la mesa.

Camino entre el montón de mesas ocupadas, en una de las tantas mesas está el señor que había visto el mismo día en que hable con Remus en la oficina y también que se llevó a mamá en el funeral.

Una sensación extraña llega a mí, camino más rápido hasta le mesa. Su presencia y su mirada me hacen sentir incómoda. Llego a la mesa y dejo la orden sobre la mesa. Las chicas que estaban ahí me dicen gracias y con eso me retiro.

Vuelvo al mostrador, Easton todavía se encuentra ahí.

—¿Seguimos hablando? — Averiguó, muevo mi cabeza aprobándolo. — ¿Desde cuándo trabajas aquí?

—Hace más de un año. — Le sorprendió mi respuesta.

—¿No estudias?

—No, quise hacerlo, pero mi padre no quería que me fuera lejos. Además, decía que no lo necesitaría, puesto que todo lo que tenía estaría a mi nombre.

—¿Nunca pensaste en estudiar en línea? — Cuestionó. Niego en respuesta.

—La verdad no.

Escucho como su teléfono vibra en el su bolsillo, lo mira antes de decir algo.

—Disculpa, me tengo que ir. ¿Te parece si hablamos luego?

—Está bien, adiós. — Se despide con la mano antes de salir apresuradamente por la puerta de la cafetería.

Me quedo esperando ahí un rato para supervisar que alguien no necesite nada, los minutos pasan y ya es hora de la salida, voy a los casilleros y tomo mis cosas para salir del local.

*

Escucho los crujidos que provoco cuando piso las hojas que caen al suelo. Uno que otro rayo de sol se escapa por las hojas de los árboles, produciendo una iluminación preciosa al lugar.

Ando en busca de aquel lugar que había visitado la madrugada en que papá murió, aún el sol no se esconde entonces decidí venir a ver el atardecer allí. Sigo recorriendo el camino, pero pronto llegaré.

Y no me equivoque al decirlo, a unos cuantos metros veo los viejos portones, pero estos están abiertos, nunca nadie visita estos lugares y por eso esto se me hace extraño. Tal vez fue alguien que vino los días anteriores y lo dejó así. Llego hasta los portones y entro, recorro otra vez el lugar en donde se encuentran todas las cabañas viejas, hasta llegar al viejo columpio frente al lago y unos cuantos árboles. Este lugar es preciso.

Oigo unos zapatos pisar algunas de las piedras y ramas que se encuentran en el suelo, me volteo y me encuentro con Ashton observándome con una sonrisa. Genial, este era mi momento de paz y ahora se ha arruinado, no me molesta su presencia, pero venía aquí a tener un momento a solas conmigo misma, y tener el tiempo de admirar la naturaleza y todo a mi alrededor.

Me vuelvo de nuevo hacia el columpio, llego hasta el y me monto. Ashton por su parte solo se sienta en un tronco viejo que hay justo al lado, se queda mirando en mi dirección haciéndome sentir incomoda.

—¿Qué haces aquí?

—Sabía dónde estarías y quería verte. — Contestó.

—Ya me viste, puedes irte.

—No deberías estar sola.

Me quedo en silencio, volteo a ver el cielo que justo en este momento tiene los lindos colores del atardecer. Las nubes de un color amarillo y anaranjado adornan el bello escenario. Estos pequeños detalles calman los huracanes que a veces se forman en mi interior, de esos que muchas veces amenazan con destruir todo a su paso.



#5271 en Thriller
#2046 en Suspenso
#2971 en Misterio

En el texto hay: asesinatos, asesinos, romance

Editado: 19.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.