El Oscuro Daradise

Capítulo 12

Miro como los rayos de sol entran por la ventana de la cocina, el reloj marca las ocho y media de la mañana. Anoche después de lo que pasó queme el cuerpo en medio del bosque, y fui llegando a casa como a la una de la madrugada. Realmente no me arrepiento de nada, estuvo genial.

Tomo la taza de café del mesón antes de ir a sentarme a la mesa del comedor, me tomare mi café sola, porque la parecer desde ayer mamá salió y no ha vuelto. Debo admitir que me preocupa, sé que ella no se siente bien con la muerte de él, aunque siempre pensé que no se amaban.

Quito los pensamientos de preocupación de mi mente, deseo tomar mi café en paz y eso haré, además tengo a apurarme porque quiero ir a andar por ahí, o a nadar al lago, ya que hoy es mi día libre.

Justo en este momento estoy presintiendo que Remus aparecerá en mi día. La presencia de él no me molesta, pero odio lo fastidioso que es a veces, además que su hermano y él siempre invaden mi espacio a solas, odio que la gente haga eso.

Los recuerdos de su beso llegan a mí, ese día no me moleste en lo absoluto, pero sentí un sentimiento extraño a través de su beso. Además, fue mi primer beso y es un poco raro que el primero haya sido con un chico que apenas conocí hace dos meses o menos. Estos últimos meses han pasado cosas tan extrañas, nunca imaginé ver a mi padre muerto, ni tampoco que unos extraños terminaran siendo un poco cercanos conmigo y lo mejor de todo, que quizás haya alguien queriendo acabar conmigo, sin razón aparente o justificación alguna.

Mi teléfono vibra, observo la pantalla y en ella dice el nombre del susodicho.

Remus:

Creo que no tendrás que venir conmigo a nada de lo del negocio, me encargaré de todo, rusa.

Lía:

Está bien, y no vuelvas a llamarme rusa.

Y con eso doy por terminada la conversación, oh bueno, si a eso se le puede llamar así. Termino de tomar mi café, me dirijo a la cocina y dejo la taza ahí antes de ir a la sala por mi bolso y tomar las llaves de la camioneta que era de mi padre.

Reviso que todo esté cerrado antes de salir con el garaje, me monto en la camioneta, inserto las llaves y abro la puerta del garaje.

Salgo del lugar dispuesta a tener un día totalmente tranquilo, solo yo y la naturaleza.

Tomo el camino hacia el lago, creo que ese será mi viaje de hoy. No suelo hacer esto, pero hoy sentí la extraña necesidad de hacer uno de estos paseos.

Igual así me distraigo de mi vida un rato, y hago algo diferente.

Los árboles pasan por mi ventana, está un poco nublado, pero nada fuera de lo común en este pueblo. Conduzco por las calles tranquilamente, me encanta hacer esto.

Miro a las personas pasar, y paro cuando veo que un semáforo de puso en rojo. Las personas comienzan a cruzar, pero hay una persona en especial que logra llamar mi atención, viste completamente de negro, y no sebe su cara.

En un momento inesperado veo que saca una pistola de su pantalón, apunta justo a mí, la gente a su alrededor grita desesperadamente. Parpadeo exageradamente y cuando dejo de hacerlo veo que ya no está, ¿fue una ilusión?

Descarto la idea cuando escucho a una señora gritar atemorizada, ¿qué mierda fue eso?

El semáforo de coloca en verde, por mi parte conduzco hacia el lago un poco desconcertada por lo sucedido.

¿Estás segura de que fue verdad?— dice la voz en mi mente.

Trato de calmarme un poco, ya que note que mi corazón está acelerado.

Sigo conduciendo con total tranquilidad, hasta llegar al lago. Me debajo de la camioneta, saco la mochila y cierro todo.

Me arrodillo en el suelo para poner mi mochila, pero antes de eso saco una pequeña sabana para sentarme, la tiendo en el suelo y pongo mis cosas. Me siento ´´tranquila´´, aunque realmente con lo que paso eso es lo menos que estoy.

Miro el lago, el agua se encuentra cristalina y en ella se ve reflejado el sol, produciéndole un ligero brillo. Todo es este lugar es tan tranquilo. Uno que otro pajarillo se escucha cantar, mientras la brisa golpea las hojas de los árboles, produciendo que estas caigan, unas en el suelo y otras en el agua.

Debo admitir que el lugar es precioso. Me quito la ropa, quedando solo en traje de baño. Dejo mis cosas en la sabana y me dirijo al agua. Cuando mis pies tocan el agua, otra ligera brisa me golpea, dándome un poco de frío. Me lanzo al agua, antes de que me dé más frío y me arrepienta.

Siento como mi piel se eriza por el contacto de la fría agua. La sensación de relajación se instala en mi cuerpo, salgo a la superficie, y disfruto del sol y la linda vibra que me transmite.

Siento bastante alegría al vivir estos momentos, pero al mismo tiempo es raro, porque a pesar de eso no lo hago muy seguido.

—Te ves preciosa en traje de baño, ¿sabes? Aunque te ves hermosa con cualquier cosa. — Escuché decir tras de mí. Me volteo, y como lo había dicho al principio de la mañana, sabía que aparecería.

—¿Qué haces aquí? — Es lo único que pienso preguntar.

—Te di mi palabra de que estaría en donde tu estuvieras para protegerte, a veces incluso ni te das cuenta de que estoy ahí. Es bastante curioso, te creía más lista.



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En el texto hay: asesinatos, asesinos, romance

Editado: 19.01.2023

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