El Oscuro Daradise

Capítulo 9

Todos a mi alrededor están vestidos de negro, por otro lado, está mi madre, la cual rompió en llanto en medio de la iglesia porque no podía creer que su esposo falleció. La mitad del pueblo está aquí, incluso la familia de Remus, los cuales son los que llaman más la atención. Debo admitir que mi madre puso mala casa cuando esta familia hizo acto de presencia en el funeral.

Tristemente mi padre murió brutalmente asesinado frente a mi madre. Fue algo impactante para ella, y yo lo sé porque la encontré en shock por lo sucedido.

En este momento estamos en el cementerio, escucho como el sacerdote hace lo que se debe de hacer cuando una persona muere, aunque a cada rato es interrumpido por el llanto de mi madre, y bueno, después estoy yo, no he derramado ni una sola lagrima.

Gracias a ello he dado de que hablar entre la gente, a cada rato escucho sus comentarios acerca de mí, como si yo no estuviera a la par de ellos.

Siento como alguien me rodea con sus brazos, a mi derecha está Remus y a mi izquierda Ashton. Ellos fueron los que me ayudaron con lo que pasó ese día, y hasta el día de hoy se han mantenido conmigo, y lo agradezco.

El sacerdote da por terminada la ceremonia, ha llegado el momento más difícil para mi madre. Miro desde lejos como ella se niega, grita, llora y patalea, pero tristemente eso no devolverá a mi padre a la vida.

No fue un buen padre, y eso tengo que admitirlo, pero eso no quita que sea mi padre.

Te perdono, no fuiste un buen padre, pero eso no quita que te tuviera cariño. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes, yo sería todavía tu princesa.

Desde pequeña solía pensar que mis padres eran héroes, era una niña que creció en un ambiente lleno de amor, pero las cosas cambiaron, y no sé el porqué. Él cambió de un momento a otro, y todo se volvió un infierno para mí.

Salgo de mis pensamientos cuando me percato que hay algo que está llamando la atención de todos. Me volteo y me encuentro con el mismo señor que había entrado a la oficina de la cafetería cuando hablaba con Remus, este logra llamar la atención de mi madre. Ella palidece al verlo.

El señor pasa en medio de toda la gente, y va directo hacia mi madre. Observo como él le susurra algo al oído, ocasionando que ella arrastras lo siga. Cuando los dos pasan por mi lado, intento seguirlos, pero los dos chicos me lo impiden.                         Por otro lado, ellos me guían para salir del lugar.

—Te llevaremos a casa. — Comentó uno de los chicos.

—No, mi madre se acaba de ir con alguien desconocido y está muy débil por lo que pasó. — Me suelto de su agarre dispuesta a irme, pero Ashton me agarra de la cintura deteniéndome.

—Créeme, tu madre lo conoce mejor que nadie. — Dijo el susodicho que me agarra todavía de la cintura.

—¿Qué?

Ellos solo se quedan en silencio, me sueltan y comenzamos a caminar para poder salir de aquel horrible lugar. Seguimos llamando la atención de la gente, y es en ese momento que puedo notar que hay muchas personas que no conocían a mis padres e hicieron acto de presencia en el funeral de mi padre. Llegamos a la salida del cementerio, ahí se encuentra una camioneta oscura, y a su lado está la madre de los Daradise, y un señor que podría creer que es su esposo.

—¿Nos vamos? — Niego, no iré con ellos. Ahora que lo recuerdo, Lana no había hecho acto de presencia en la ceremonia, porque según ella estaba ocupada, así que nos veríamos en casa.

—Hay alguien en casa esperándome, no se preocupen puedo ir sola, no queda muy lejos de aquí. — Afirmé, ellos por su parte asintieron.

Emprendo mi camino a casa, y como dije, no queda lejos. El pueblo está bastante vacío, y la poca gente que hay en la calle me mira de manera despectiva, sé que este lugar por ser tan pequeño la gente se entera muy rápido de las tragedias de los demás. Además de que todos son muy chismosos, y les encanta meterse en las vidas de los demás.

Es extraño, hoy es miércoles y el pueblo tiene muy poca gente. Normalmente un día como estos está lleno de gente. Es un lugar pequeño, pero la gente acostumbra a salir mucho, esa es la razón del porque siempre hay mucha gente.

Caminé por unas cuantas cuadras más hasta llegar a la calle en donde vivo, la mayoría de vecinos están afuera de su casa, viendo fijamente el corredor de mi casa. En el corredor se encuentran algunos arreglos florales.

Todos los vecinos me miran, entro al corredor de mi casa. Todos los colores de los arreglos son claros, pero hay uno que no. Me agacho y lo tomo en mis manos, este contiene unas rosas color rojo vivo.

Saco las llaves de mi enagua negra, las introduzco en el llavín y abro la puerta.

Entro a mi casa y cierro la puerta. Dejo el arreglo sobre la mesa, pero en ese momento suena el timbre de la casa distrayéndome de lo que iba a hacer.

Dejo rosas, luego doy media vuelta para abrir la puerta. Al abrirla me encuentro a Lana y el mismo chico que había visto la vez pasada que la fui a dejar a su casa.

—¿Podemos pasar? — Solicitó con una sonrisa triste en sus labios. Asiento.

Ellos entran en la casa, y cuando lo hacen me doy la oportunidad de mirar sus manos entrelazadas. Hago un ademan con la mano para que sienten en el sofá.



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En el texto hay: asesinatos, asesinos, romance

Editado: 19.01.2023

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