Estoy sentada en el despacho de papá, los chicos me habían avisado que llegarían un poco tarde porque le había pasado algo a su camioneta, y realmente no me molestaba así podría terminar de leer el libro de filosofía.
Y bueno con lo que pasó con mi madre, al parecer alguien la asaltó cuando venía para acá y pues como no cedió rápido la golpearon, pero es extraño que el mismo señor que se la llevó no la haya traído, fue un poco descortés de su parte. Por otra parte, mi madre llevaba su automóvil, pero lo había dejado en el cementerio, y no quería pasar a esa hora por el lugar.
Me levanto de la gran silla para dirigirme a la gran ventana que hay, esta va a dar a la calle, desde ahí logro ver a Remus parado junto a su camioneta con el móvil, a los segundos escucho como mi teléfono vibra por una notificación, él me ve a través de las persianas abiertas de la venta, me regala una sonrisa perfecta.
Me alejo de la ventana, tomo mi teléfono del escritorio y salgo del despacho antes de que mi madre abra la puerta y lo vea, no tengo ganas de lidiar con sus preguntas estúpidas, pero ya era tarde, se encontraba hablando con Remus en la puerta.
—Hija. — Me llamó mi madre que esta despaldas a mí, Remus desde su punto de vista me ve con la misma sonrisa, solo que hasta le percibo burla.
—Aquí estoy, madre. — Dije caminado hasta donde se encuentran.
—¿Por qué nunca me presentarte a este muchacho tan encantador?
—No es nadie importante, madre. — Sonrío ante lo que dije.
—¿Estás segura? — Asiento. — Perdón por no presentarme bien, Akilina. Soy el novio de su hija, llevamos cuatro años de novios, pero lo mantuvimos en secreto. — Estoy segura de que mi cara en este momento es un poema, mi madre sonríe con un poco de alegría, cabe mencionar que anoche en medio de todo el drama prometimos llevarnos mejor, ya que ahora estamos solas.
—¿Qué? — es lo único que logro decir, mientras tanto el idiota solo se dedica a sonreírme con mucha diversión, creo que él quiere morir o algo por el estilo.
—¿Nos vamos, cariño? — cuestionó con un poco de cariño en su voz.
Asiento en respuesta, salgo de la casa y camino a la camioneta. Me montó en el lugar del copiloto, él da la vuelta y se mete adentro. La enciende y comienza a manejar para salir de la calle.
—¿No dirás nada?
—Sabes que no somos nada, y tampoco lo llegaremos a ser.
Asiente y se concentra en el camino que va no sé ni a donde, me dedico a observar los árboles pasar por mi ventana y noto que estamos saliendo del pueblo, en cierto momento me dan ganas de preguntarle a Remus a donde vamos, pero no tengo ganas de interrumpir este momento de silencio en el cual me siento bien.
Mientras veo los árboles me llevo una sorpresa, una persona parada a la orilla de la calle, está vestida de negro, no logré verle la cara porque el carro va a gran velocidad, volteo a ver para atrás, pero ya no hay nada. Seguro fue producto de mi imaginación.
Miro unas aves volar juntas, y una que otra mariposa. Me parecen preciosas estas cosas, son detalles pequeños que son dignos de admirar.
Una que otra vez diviso a Remus mirarme de reojo, me doy unos minutos para observarle de manera detallada.
Noto que tiene un tatuaje en su brazo derecho, no sé qué es exactamente ya que la manga de la camiseta lo tapa un poco. Esos ojos color grises que le dan un aire de intriga, pero de esa que es mala, justo la que hace que te den más ganas de saber de esa persona a tal punto de saber sus más oscuros secretos.
Algún día espero saber que esconde, si es que realmente esconde algo.
El resto del camino transcurre con el mismo silencio, hasta cierto momento en que el letrero del pueblo que sigue después del nuestro aparece en mi campo de vista, pero para mi sorpresa no nos metemos al pueblo, sino a una entrada que queda a la par, la cual va dar a un bosque.
¿Su familia tendrá algo con los bosques?
—Sí.
—¿Qué? — Lo miro extrañada.
—Estabas pensando en voz alta. Respondiendo a tu pregunta, a mi madre le encanta la naturaleza, por eso mi padre compra propiedades en estos lugares.
—Tu madre tiene muy buen gusto. —Sonríe y me regala una mirada interesante. —¿Cómo se llama tu padre?
—¿Por qué la pregunta?
—Curiosidad.
—Se llama Elies Daradise. Es el hombre alto que estaba con mamá el día del funeral de tu padre.
Y claro que lo recuerdo muy bien, el señor era de cabello negro y tenía los mismos ojos grises de Remus, sin duda alguna se parecen mucho, al igual que Ashton y Easton. Por otro lado, Raelyn se parece a su madre, con esos ojos azules tan característicos, pero a diferencia de su madre ella tiene el cabello negro, y el de su madre es rubio.
Inesperadamente se estaciona frente a una cabaña rustica, la cual queda totalmente alejada del pueblo, lo cual me hace pensar que debería tener cuidado con él. Nunca me pasó por la mente que quizás todo fue un invento de él para que aceptara su trato.
—Bájate. —Ordenó demandante.
Editado: 19.01.2023