El oscuro secreto tras las cartas

CAPITULO 3

Me abracé a mí misma mientras lloraba sin descanso alguno, de repente pude escuchar más pisadas acercarse rápidamente y antes de echarme a correr Vania apareció frente a mí. Escrutó mi rostro y su mirada era asustadiza, paró en seco y tragó grueso antes de acercarse a mí y agacharse para abrazarme.

-Pensé que te habías ido, pero esto me dio a entender que no-dijo mientras levantaba mi zapatilla plateada.

No me había dado cuenta de que ya no la tenía, tal vez fue el pánico adueñándose de mi cuerpo que no sentí que me faltara una zapatilla.

-Casi muero... Él me trajo hasta aquí... Él me ahorcó... Él me quiere muerta-titubeé mientras me aferraba a mi amiga.

Seguía en shock, intranquila y sobre todo exaltada. Vania me ayudo a levantarme y termine por quitarme la otra zapatilla, nos encaminamos hasta el coche de su madre.

- ¿Qué paso? -preguntó preocupada mientras las dos ya estábamos dentro del auto.

Tomé una gran bocanada de aire antes de ordenar todos los sucesos en mi cabeza. La verdad es que ya dudaba de la idea de que la carta solo fuera una broma.

-Ni yo misma lo sé. Salí solo para tomar aire, al sentarme en la banqueta de repente una bolsa negra de tela cubrió por completo mi cabeza, impidiendo mi vista y sobre todo dificultando mi respiración. Antes de quitarme la bolsa dos brazos me tomaron por detrás y me impidieron forcejear, me arrastro hasta el bosque y me dejo caer. Se escucharon distintas pisadas, despues se volvió a acercar a mí y me ahorcó, te juro que vi mi muerte cerca, pero por último se fue corriendo-farfullé alterada mientras las imágenes pasaban en mi cabeza una y otra vez.

Debía cuidar mis espaldas, desconfiar de todos y con mucha más razón debía saber defenderme. Llegamos a casa y Vania me encamino hasta mi habitación, por suerte mi madre se encontraba dormida, así que nos ahorramos el interrogatorio.

Ya que la castaña se fue me di a la tarea de quitarme el vestido y tirarlo junto con mis zapatillas en una esquina del cuarto, escruté mi rostro en el espejo de cuerpo completo y en consecuencia de las lágrimas la máscara de pestañas se había corrido dejando mis mejillas teñidas de un color negro grisáceo.

Desperté un poco desorientada y la cabeza me pulsaba una y otra vez, causando una sensación extraña. Me levanté de la cama, me observé en el gran espejo, en mi cuello estaban marcadas las manos del hombre que me asfixio la noche de ayer, tragué grueso y sacudí mi cabeza intentando borrar de mi mente el horrible y traumático suceso que hace unas horas acababa de pasar.
Sin esperar más saqué de un cajón la base del maquillaje y una esponja para aplicarla. Di varias capas hasta que la marcas no se notaran en lo más mínimo.

Mi expresión era extraña, entre asustada, seria y traumada, a pesar de haberme dormido temprano unas grandes ojeras se extendían por debajo de mis ojos. Me puse el uniforme y antes de tomar la manija y girarla para poder abrir la puerta, la misma se abrió dejándome frente a frente con mi madre.

Al igual que yo, ella se sorprendió para después preguntar- ¿A qué hora llegaste ayer?

-A las 12-contesté mientras esbozaba una sonrisa nada genuina.

Intenté pasar por su lado, pero me tomó del brazo en un agarre fuerte.

- ¿Estas bien hija? -preguntó la rubia con cierta preocupación.

-Claro que sí madre, solo que me duele un poco la cabeza-respondí con una voz extremadamente alegre.

Ella asintió para terminar soltándome y antes de que siguiera preguntándome cosas salí disparada hacia la cocina mientras me aferraba a las correas de mi mochila. A pesar de que las imágenes de la noche anterior rondaban en mi cabeza y eso causaba cierto escalofrío, y un tanto de temor en mi interior, lo que realmente me confundía era la estúpida curiosidad que tenía.

Curiosidad por descubrir quién demonios quiere matarme, por qué lo quiere hacer, y también la carta comenzó a intrigarme más.
Llegué al colegio como de costumbre y ya todos estaban en el aula, incluida Vania, me senté a su lado y dejé mi mochila en el piso recargada a mi pupitre.

- ¿Cómo estás? -preguntó en un susurro preocupada.

-Supongo que mejor-me limité a responder a secas.

Me volteo a ver con cara de "¿Es en serio? Porque no te creo nadita"

- ¿Cómo que estas bien? Ayer casi te mueres estúpida reacciona, no estamos hablando de una caída, sino de que ayer alguien te ahorcó y por poco mueres-habló un tanto enojada a manera de reproche para continuar preguntando coquetamente- ¿No te éxito que te ahorcara?

-Oh por Dios-pronuncié pausadamente sin poder creer lo que acababa de escuchar para proseguir hablando muy enojada-, ¿Todavía crees que me gustó? Estas completamente enferma.

Las clases pasaron como de costumbre y obviamente no podían faltar los comentarios discriminatorios de Lucy.

Antes de salir del colegio Louis me interceptó poniéndose de repente frente a mí, lo que me hizo parar en seco.

- ¿Qué pasa con Vania? -preguntó con ápice de preocupación.

En el preciso momento en que mencionó su nombre me hirvió la sangre, haciendo que el coraje y a la vez la impotencia de no poder hacer nada, llegarán a mi disipándose con rapidez por todo mi cuerpo y desatando por completo mis impulsos, los cuales me costó mantenerlos a raya.

-Eres un idiota Louis, después de lo que hiciste vienes a preguntar por ella, de verdad que no tienes vergüenza-solté enojada y a la vez derrochando amargura.

Era un ser tan repugnante, no engañaba a nadie con sus ojos inocentes color verde y su pelo café oscuro bien peinado.

-No estoy entendiendo nada-habló confundido.

Deseaba darle una cachetada o golpearlo muy, pero muy fuerte, sin embargo, no podía meterme en problemas. Antes de que mis impulsos ganaran pase por su lado y salí del colegio.

Necesitaba desahogarme, soltar ese enojo que ardía dentro de mí, así que me aferré a la correa de mi mochila y corrí lo más rápido que pude hasta llegar a los corrales detrás de mi casa. Regresé a la esquina en donde había escondido el arco y quité la tierra de encima. Tiré mi mochila al suelo, saqué mi carcaj con flechas y me lo acomodé. Tomé una flecha y al mirar mi objetivo quedé helada.



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En el texto hay: asesinato, psicopata, psicopatia y secretos

Editado: 28.07.2021

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