El oscuro secreto tras las cartas

CAPITULO 8

DESCONOCIDO

Llegué a casa furioso, el imbécil de Aleister se empeñaba en arruinar mis planes, no sabía qué se traía entre manos, pero no le daría el gusto de ganar.

Desde que supe la existencia de Regina mi vida se había vuelto un caos, por eso tenía que acabar con ella lo más rápido posible, porque si se descubría lo que tanto me había esforzado por ocultar, todos estarán en contra de mí.

Entré a mi habitación y tomé lo primero que encontré, lo lancé al piso y en ese momento me di cuenta que era un jarrón. La furia invadía completamente mi cuerpo, mis impulsos eran ciegos, deseaba matar a Regina y de pasada a Aleister.

Seguí tomando cualquier cosa que estuviera a mi alcance y la tiré, los crujidos del cristal impactando contra el piso resonaban en la habitación, una y otra vez, antes de tomar un cuadro que al final me di cuenta que era en el que salía una foto de mi madre, alguien entró a mi habitación.

-Deja de hacer ruido, son las 4 de la mañana y ahora mismo todos están durmiendo-advirtió Aleister mientras cerraba la puerta.

- ¿Qué quieres? -pregunté serio y con claro disgusto ante su presencia.

Como de costumbre Aleister le divirtió la pregunta, a veces me cuestionaba sobre si debía echarlo de casa, todo lo tomaba a juego, ciertamente podía decir que era muy astuto y sobre todo le gustaba analizar, pero a veces era muy irritable.
No podía deshacerme de él, tenía una gran verdad en sus manos, algo que podía destruirme, no sé qué pensaba al contarle sobre Regina.

- ¿En serio la vas a matar? -preguntó tomando un florero de mi escritorio y escrutándolo.

-Sí. Tengo que hacerlo pronto, tal vez pueda seguir con la cacería y así despistó a los demás sobre quién en realidad es ella-respondí sobando mi cabeza.

-Estás jugando con fuego, sabes que si todos se enteran de quién es ella tú estarás muerto, no te conviene matarla, por lo menos no por ahora, me parece bien que realices la cacería, eso no levantara sospechas-opinó serio.

Tenía claro lo que significaba matar a Regina, corría un gran riesgo al hacerlo, además no sabía hasta donde ella podría llegar, pero era ella o yo.

-En los próximos días será la cacería, Julian se encargará de soltarla en el bosque, necesito tu ayuda para despistarlos, solo que yo quiero matarla. Quiero acabar con ella, espero y no te metas-comenté abriendo la puerta de mi habitación haciendo un ademán para que Aleister saliera.

-No te preocupes, yo los distraigo-respondió serio para después salir de mi habitación.

Moví mi librero y detrás de el enseguida se encendió la luz led dejando ver la colección de dagas y cuchillos, cada uno puesto en un soporte especial. Saqué una daga antigua, su empuñadura era color negro, en donde la misma comenzaba había una figura, específicamente era una cabeza de león, en donde la empuñadura terminaba había un arco de plata y después se extendía la gran hoja brillante y sobre todo filosa.
Esa daga era especial, porque era de mi madre, al morir ella la daga pasó a mi posesión y la cuidaba más que a mi vida. Pero lo mío eran los cuchillos, me desempeñaba más y lograba ser mucho más ágil con ellos.

REGINA ROBINSON

La mañana había pasado con tranquilidad, no había visto para nada a Aleister, lo que me pareció algo extraño ya que se suponía que en todo momento debía estar cuidándome.
Me encontraba desayunando junto a mi madre en la isla de la cocina cuando sonó mi celular, era una notificación así que lo saqué de uno de mis bolsillos de mi skinny jean de mezclilla. Tomé el vaso con jugo de naranja y casi me atraganto cuando leí el mensaje de Louis.

Necesito hablar contigo, tiene
que ver con Vania

Mi madre me miró de reojo y pregunto- ¿Está todo bien?

-Sí, solo que tengo que ir a ver a Vania ahora mismo-respondí mientras respondía al mensaje de Louis.

¿En dónde te veo?

Enseguida respondió.

Afuera del colegio, date prisa
no tengo mucho tiempo

-No quiero que demores mucho, ¿Ya tomaste tus vitaminas? -preguntó mientras se llevaba un trozo de fruta a la boca.

-Sí, ya las tomé, aunque en algunos días se me ha olvidado hacerlo-respondí quitándole importancia.

Dejó caer su tenedor en el plato con fruta, lo que hizo que resonara el sonido del impacto por toda la cocina, me desconcerté y volteé a ver a mi madre.

-Sabes que no puedes estarte saltando las vitaminas, se tienen que tomar todos los días Regina-regañó intentando no sonar enojada, mientras me sostenía la mirada, pero esta vez la suya no era afable sino severa, como si estuviésemos hablando de vida o muerte.

-De acuerdo madre, prometo no saltarme las vitaminas, ya me voy porque Vania me está esperando-me despedí levantándome del banco para finalizar dándole un beso en la mejilla y salir por la puerta.

El día estaba nublado, pero aun así sentía perfectamente como la luz del sol quemaba mi piel, un viento fresco corría levantando algunas hojas secas.
Bajé la costa baja, crucé el arroyo y me adentré en el camino que ocupaba para llegar al colegio, alrededor había grandes árboles frondosos, ahí comenzaba el gran bosque.

En mi mente repasaba todo lo que le diría a Louis, hasta que me desconcentré por un gran grito que formó eco por todo el bosque, lo escuché muy cerca de mí.
Caminé con suspicacia, había más gritos, pero no tan fuertes como el primero que escuché, pude reconocer que el grito venía de un hombre.
Entre más caminaba se escuchaban más cerca los claros gritos de dolor.

Entonces cuando menos lo espere a unos cuantos metros de mi estaba Dustin, un chico del pueblo, tenía una daga encajada en el pecho y su espalda estaba pegada a un gran árbol, pero ahí lo más impactante era que quien sostenía la empuñadura de la daga era Aleister.



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En el texto hay: asesinato, psicopata, psicopatia y secretos

Editado: 28.07.2021

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