REGINA MORITZ
- ¿Le tienes miedo a la muerte Kyle? -pregunté mientras esbozaba una sonrisa maliciosa.
Todos ellos estaban frente a mí, me miraban como si fuese algo admirable, resplandecía algo en sus ojos, era extraño descifrarlo, pero definitivamente les agradaba lo que veían. Seguía sentada en la silla en medio de la gran sala.
-No-respondió Kyle con simpleza.
Agaché mi cabeza y reí por lo bajo, me levanté lentamente y caminé hacia él. El olor a sangre seca llegaba hasta mis fosas nasales, ese olor a metal se sentía terriblemente exquisito entrando por mis fosas nasales. Ese líquido de color carmesí que manchaba mi mejilla en realidad me gustaba. Se sentía tan familiar.
Al estar frente a él, mientras los demás estaban a los costados, me acerqué a su oído.
-Pues deberías tenerlo-susurré lentamente mientras sacaba una daga de uno de mis bolsillos y la punta de la hoja la encajaba ínfimamente en su estómago.
Antes de que pudiera terminar de encajar la daga en Kyle, Julian intervino acercándose a nosotros.
-Ya basta Regina-advirtió serio, ya no tenía esa expresión de diversión y admiración a la vez.
- ¿Por qué Julian? -pregunté con diversión mientras clavaba mis ojos en otros idénticos-. Estoy haciendo lo mismo que él haría conmigo, le estoy pagando con la misma moneda.
-Ya no tienes nada que perder, eres la reina, tú ganaste. Deja a Kyle en paz, no te estoy pidiendo que te agrade, solo no lo mates-pidió serio.
Apreté los dientes, tenía que sopesar mis actos, no sabía qué hacer. Volteé a ver a Aleister y él asintió.
-Está bien, ahora necesito que se retiren, tengo una plática pendiente con Aleister-pedí mientras caminaba en dirección al chico de ojos violetas.
Todos se retiraron de la gran sala.
- ¿Por qué no me dijiste antes todo esto? -pregunté mientras comenzaba a caminar de un lado a otro como lo solía hacer Vania, hasta que me di cuenta de algo, paré en seco y lo encaré-. Te habías arrepentido ¿Cierto? Tú te arrepentiste e ibas a llevar a cabo tu plan inicial, solo que al último momento decidiste contarme todo, eres una mierda Aleister Moritz, ahora me convertí en una asesina, tú hiciste que esa bomba detonara. Creí sentir algo por ti, de verdad que lo creí, pero ahora te odio, eres una completa mierda.
No se inmutó ante mis palabras, fue como si no le importase o tal vez lo ocultara.
-No estás enamorada, es simplemente una atracción. Nosotros no podemos sentir igual que las personas ordinarias, no somos iguales a ellos, tampoco quiere decir que no sintamos, pero jamás será lo mismo. Jamás será amor-explicó con seriedad.
-Entonces dime cómo pude querer a mis padres, sin saber lo que en realidad soy-exigí confundida.
-Porque es algo que tú misma te creaste. Tú creías que eras una chica ordinaria con una vida ordinaria, entonces lo interpretaste igual, pero si lo analizas bien, en el fondo se siente fingido-explicó el chico escrutando mi rostro.
- ¿Por qué cuándo recién te conocí me dijiste que no me enamorara? -pregunté revuelta en mis pensamientos y recuerdos.
-Mira, es algo mental, no es que de verdad lo sientas como una persona ordinaria, no hay cupo para un sentimiento como ese, simplemente no lo hay y ya.
- ¿Estás diciendo qué no te importo en lo más mínimo? -supuse preguntando.
-No cariño, claro que me importas, pero no de la manera en que tú crees, porque existen más formas de amar o querer, no solo es decir palabras y dar besos o entregarse a alguien por ello, hay más que eso, me sentí vivo al verte matar. Al verte decapitar a Louis, es algo retorcido y extraño, pero no es más que la verdad, para mi tú eres un respiro y nada más-respondió mientras acunaba mi rostro en sus manos.
-Necesito que me cuentes todo porque creo que la mujer que está en el cuadro de la cocina es mi verdadera madre-pedí con el labio inferior tembloroso.
-Sí. La mujer del cuadro es tu madre y la de Kyle.
En ese instante confirmé mis sospechas, tal y como lo supuse yo era adoptada, la verdad es que no me dolía saberlo, sin embargo, era muy confuso.
-Pero a él se lo quedó y a mí me dio en adopción, no entiendo por qué o qué hice yo-hablé confundida.
-Yo sé porque tú madre lo hizo, pero primero necesito explicarte todo. Los Moritz somos un linaje de psicópatas que ha sobrevivido con el pasar de las décadas, cada Moritz debe tener sólo un hijo. Ya que todos tengan uno, cuando todos sus hijos cumplan los 16 años deberán participar en una cacería, quien mate a la presa es el rey, esto aplica si todos los hijos fueron hombres. En caso de haber solo una mujer a ella se le cederá el cargo automáticamente, ya que las mujeres que son Moritz tienen una mente más desarrollada, se podría decir que son más buenas en todos los aspectos. De haber dos o más mujeres ellas tendrán que hacer una cacería. Se que todo es muy extraño y difícil de comprender, pero poco a poco podrás comprenderlo-explicó con detenimiento para darme oportunidad a entender todo.
- ¿Qué hay de mi madre? -pregunté evadiendo su mirada, no quería mirarlo y mucho menos tenerlo cerca, no por ahora.
-Tú madre tuvo un embarazo de mellizos, nunca nadie lo supo, solo ella y después de muchos años se lo contó a Kyle y él a mí. En el linaje, si tienes dos hijos deberás matar a uno, pero tú madre primero tuvo que decidir a quién dejaría vivo, ese fue Kyle. Según lo que él me dijo, tú madre no te eligió a ti porque sabía que los demás querrían terminar contigo, pero al final no pudo matarte, a pesar de ser una asesina no tuvo la fuerza para acabar con tu vida, así que decidió dejarte frente a la casa de los Robinson a tan solo días de haber nacido-explicó enseriado.
Ella no me mato. No lo hizo. Decidió no acabar conmigo, pero también no me eligió.
El sudor corrió por mi rostro lentamente, sentía la garganta helada, los labios temblorosos y muchas ganas de vomitar, tanto que no logré llegar al baño y tuve que tomar un jarrón decorativo, que se encontraba frente a los sillones, y vomitar ahí.
Editado: 28.07.2021