El oscuro secreto tras las cartas

CAPITULO 14

Abrí la puerta de la entrada de la cocina y ahí estaba mi madre con unas ojeras que se extendían por debajo de sus ojos. Su expresión era de preocupación, su cabello estaba despeinado y se encontraba mordiéndose el labio inferior. A su lado estaba mi padre, su frente sudorosa, sus ojos perdidos y su expresión impaciente.

Al darse cuenta que entré su expresión mejoró, pero no del todo.

- ¿Dónde estabas? -preguntó mi madre enseguida

Antes de que pudiera responder sus ojos enfocaron la mancha de sangre que tenía en mi mejilla.

- ¿Qué te paso? -inquirió con demasiada preocupación acercándose a mí.

-Maté a alguien mamá-confesé con la vista ida.

Ahí estaban ellos dos, preocupados por mí, pero en el momento en que lo dije su rostro decayó, vi el claro miedo en sus ojos.

-Hija por Dios-expresó acercándose aún más a mí y escrutando mi rostro.

Solté una risa nada genuina y cuestioné- ¿Hija, mamá? ¿Hija? ¿Así demuestras tu amor de madre? ¿Drogándome? ¿Pensabas tenerme toda la vida así?

Negó alejándose con cautela de mí, poco a poco, pero me di cuenta.

-No, solo era por precaución-contestó mi padre detrás de ella.

-Para que no los matará ¿Cierto? Me tienen miedo, saben de lo que soy capaz, ¿Alguna vez he matado a alguien? -pregunté intercalando mi vista entre uno y otro.

-A nada después de las pastillas-contestó sería mi madre.

- ¿Y antes? -pregunté con impaciencia.

Mi vida se había vuelto un completo caos, pero no sé si preferiría vivir engañada o enfrentarme a la verdad. Sabía lo que tenía, de lo que era capaz y me daba miedo no saber que hacer, estaba cruzando la línea entre lo bueno y lo malo. Lo peor de todo era que no sentía culpa y mucho menos arrepentimiento, algo dentro de mi reaccionaba ante las situaciones relacionadas con la muerte, era un fuerte deseo de más.

- ¿Recuerdas a tu gato Aslan? -preguntó mi padre mirándome directamente a los ojos.

-Sí. El gato que se murió de viejo ¿Cierto?

-No Regina. Tú lo asfixiaste y el gato murió, después tuvimos que hacerte creer que había muerto de viejo. Tienes lagunas mentales, que con el tiempo comenzaron a aparecer-explicó mi madre.

- ¿No creen que me están ocultando algo?

-No, al único que mataste fue al gato-contestó con simpleza la mujer de ojos azules frente a mí.

- ¿Y qué hay de Melanie? -indagué fulminándolos con la mirada.

La tensión se percibía claramente, después de tantas mentiras todo se había descubierto. Después de tanto tiempo viviendo engañada me enteré de todo. Entendí todo.
Era extraño no sentir culpa o arrepentimiento, pero hubo un punto en donde se sintió bien. Se sintió de maravilla cortar lentamente ese cuello y levantar esa cabeza en el aire, después de tanto esa era la verdadera yo, ya no había más Regina Robinson.

- ¿Quién te dio ese nombre? -preguntó mi padre para después tragar lentamente ese nudo en su garganta.

Todo era claro, pretendían seguir con la mentira de por vida y tal vez una parte de mí los entendía, pero el egoísmo y egocentrismo siempre ganaba.
La impresión al saber todo, claro que fue magistral, porque no solo era un detalle de mi vida, era toda ella, desde mi familia hasta yo misma. Yo era la mentira, me comportaba bien, la chica correcta y de la que todo el pueblo hablaba por sus calificaciones o por sus modales. Lo que el pueblo no se esperaba era que esa chica podría terminar con cada uno de ellos. La sed de sangre era necesaria, por más que en algún punto te llegaras a negar, de verdad que la necesitabas, era como si fuese comida, tarde o temprano caerás, solo era cuestión de tiempo y entre más rápido lo aceptes las cosas serán más fáciles.

-Solo díganmelo ya, ¿Para qué seguir mintiendo? Ya dejen de querer encerrarme en una burbuja-exigí firme sin demostrar alguna emoción.

-Sí. Tú dejaste que Melanie muriera y tu padre y yo tuvimos que inventarnos una coartada solo para que no te pasara nada-se explicó mi madre.

Allí estaban frente a mí las dos personas que me habían cuidado y protegido, se veían asustados, el miedo hacía que sus respiraciones fueran aceleradas, pero la verdad es que no pensaba hacerles nada, al final de cuentas tal vez me alejaron de la mierda que podría llegar a ser.
Ya no era inocente, incluso era más culpable que cualquiera. Tenía una nueva familia, esos chicos de los cuales no me fiaba, ninguno era una santa paloma, la muerte los rodeaba, al final de cuentas eran los Moritz, una familia que vivía de la muerte, que iba de la mano con ella. De verdad que la disfrutaban, pude observar perfectamente cómo les había encantado la muerte de Louis y eso para mí era muy bueno, matando así podría tenerlos comiendo de mi mano, ahora ellos me obedecían y la ordenes las daba yo.

-Quiero que me cuenten toda la verdad, esta noche han pasado demasiadas cosas y yo no sé qué hacer, es confuso, mi cabeza no puede más, necesito que me ayuden a entender mejor las cosas, al final de cuentas yo los considero mis padres-hablé esbozando una sonrisa triste.

Todas esas palabras eran una completa farsa, claro que les tenía aprecio, pero ya no era lo mismo, en cuestión de horas todo dio un giro inesperado.
Los dos parecieron recuperar el aliento, se acercaron rápidamente a mí y me abrazaron demasiado fuerte.
Mis fosas nasales absorbieron ese perfume tan distintivo de mi madre, era su favorito, tenía un nombre un poco raro ya que estaba en francés, era algo así como la vie est belle.

-Eres lo más importante para nosotros Regina. Eres lo que más felicidad nos ha dado, llegaste a nuestras vidas en un momento devastador, pero lo arreglaste todo-habló mi madre entre lágrimas.

Se separaron de mí. Mi padre tomó mi mano y me encaminó hasta un banco frente a la isla de la cocina, después los dos se sentaron frente a mí.

-Antes de que llegarás a nuestra vida yo y tu padre habíamos intentado tener hijos por 2 años consecutivos. Al ver que nunca pude quedar embarazada asistí a la ginecóloga para que me recomendara algo y me revisara, lamentablemente me dio la noticia de que al parecer tenía un teratoma ovárico. Tuvieron que extirparme los dos ovarios, eso quería decir que ya no podía tener hijos-explicó mi madre sin poder contener las lágrimas.



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En el texto hay: asesinato, psicopata, psicopatia y secretos

Editado: 28.07.2021

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