El oscuro secreto tras las cartas

CAPITULO 19

Entre a la casa de los Moritz y no había nadie excepto Tobías, quien estaba en el jardín observando a los quebranta huesos.

- ¿Y los demás? -pregunté mientras examinaba el gran jardín.

El lugar era tranquilizador e hipnotizante. Un pasto verde cubría todo el suelo, había unos cuantos árboles frondosos en donde los pájaros yacían en las ramas, también se avistaba una región delimitada en donde había flores como rosas, girasoles y tulipanes.

-Salieron a comprar más cosas de limpieza-contestó mientras sus ojos negros se concentraban en las aves.

Me acerqué hacia él y me posicioné a su lado.

-Dame una introducción a los Moritz. Los conozco, pero no tanto como tú, quiero saber algo así como curiosidades de cada uno-pedí y su mirada recayó en mí.

-Está bien, solo que prefiero caminar así recuerdo más rápido las cosas-. Comenzó a caminar por el jardín y yo me uní-. A Julian le gustan los animales, más de lo que él está dispuesto a admitir. Kyle vive aferrado al recuerdo de su madre, por eso la agresividad ante el mantel que quitaste y le fascina torturar. Philipp cree que asesinar es malo, pero aun así lo hace y disfruta. Yo de vez en cuando practico el canibalismo. Aleister no le gusta matar mujeres a menos que ellas lo pidan.

Fruncí mi ceño recordando las últimas veces que maté a mujeres con Aleister. Tobías y yo seguíamos caminando por el gran jardín.

El estómago se me revolvió al imaginarme al castaño comiendo carne humana.

-Aleister ha matado mujeres conmigo-comenté un tanto desconcertada.

-Dime ¿Quién las mato? ¿Tú o él? -preguntó con seguridad.

-Yo las maté-respondí analizando mejor.

-Aleister no podría matar a ninguna mujer, no va con él. Es demasiado extraño, nadie lo conoce realmente-habló mientras cortaba un tulipán violeta, lo cual me hizo recordar a esos ojos violetas que me miraban con deseo el día de la graduación.

- ¿Y si la mujer es una asesina?

-Una mujer es una mujer, sea asesina o pedófila, ¿Alguna vez te dijo que no mata mujeres? -preguntó y sus ojos escrutaron mi rostro.

-Sí. Yo lo hice enojar y estuvo a nada de explotar, pero no lo hizo y me dijo que él no mata mujeres a menos que ellas lo pidan-contesté recordando ese momento.

-Con más razón, tú eres mujer y eres intocable para él, jamás te pondría un dedo encima. A pesar de que nosotros tenemos ausencia de preocupación por los demás a él le importas Regina, de verdad que lo haces-aseguró antes de retirarse del lugar.

Teodorus destacaba entre todos los quebranta huesos, era el más grande y su pico mucho más puntiagudo.

Entré de nuevo a la casa y me dirigí al cuarto de torturas donde aún estaba Lucy.
Al entrar allí estaba la chica con una mordaza puesta porque gritaba todo el día, además se encontraba amarrada a una silla.

-Ves que bien te ves con la boca cerrada sin decir ninguna estupidez-. Sonreí al ver a la rubia atada a una silla mientras titiritaba del frío-. No sabes cuantas noches me sentí mal conmigo misma por ser así, por tener estos ojos-comenté mientras señalaba mis ojos-. Deseaba tan solo un día verme al espejo y verme linda. Sentirme linda. Amar mis ojos. Pero no podía porque cada día, estabas tú ahí para recordarme que era un fenómeno y sabes qué, tal vez tenías razón. Tal vez soy un fenómeno. Pero soy lo peor con lo que te podías haber enfrentado. Estuve pensando entre matarte o no, pero si te mato acabo con tu sufrimiento, ese no es el punto y créeme, si estaría en tu lugar rogaría por morir.

Le quité la mordaza. Tenía la frente empapada en sudor y la mejilla morada.

-No pienso rogar por mi vida-aseguró sonriendo.

-Creo que no entendiste. No rogarás por tu vida. Rogarás por morir, porque esa marca no es nada en comparación con lo que te espera-amenacé antes de volver a ponerle la mordaza y salir del cuarto.

Aún en la casa llevaba puesta la gabardina, ya que el mes de diciembre era el más frío en el pueblo.
Al salir del pasillo me encontré a Aleister escondido detrás de un muro.

- ¿Qué pasa? -susurré confundida.

Se encontraba a dos metros de mí. En respuesta señaló al frente y al voltear me di cuenta de todo así que volví a esconderme en el pasillo.

-Carajo-maldecí apretando los dientes.

Eran por lo menos 6 hombres uniformados y tenían armas. Algo debieron hacerle a Finn y Murphy, nuestros jefes de seguridad.

-Regina vete-. Al no ver respuesta por mi parte rogó-por favor vete, no puedo permitir que te pase nada. Solo vete e intenta buscar ayuda, yo estaré bien cariño.

Sentí el corazón en mis pies y rápidamente negué-No voy a dejarte aquí con estos tipos. Los mataremos, además tenemos una gran ventaja, traen armas y no pueden disparar, de hacerlo la policía estaría aquí en cuestión de minutos.

-Necesito que salgas con las manos en alto, distráelos. ¿Traes tu daga? -preguntó y asentí antes de que él saliera corriendo por un pasillo.

Salí del pasillo con las manos en alto y una sonrisa maliciosa plasmada en mis labios.

-Acérquese lentamente-ordenó el tipo más alto, quien llevaba un radio.

Eran seis hombres en total, solo que uno llevaba un pasamontaña puesto y solo se podían apreciar sus ojos, aunque a la distancia no logré verlos con mucha claridad. El tipo chasqueo los dedos y salió de la casa. Los otros 5 hombres se acercaron a mí, antes de que pudieran tomarme saqué con rapidez mi daga y apuñalé a uno en el pecho. El tipo se colocó la mano en el lugar en donde había encajado la daga y al quitarla la misma estaba bañada en sangre.

Era satisfactorio sentir que la daga atravesara todos los tejidos. Era placentero escuchar al arma entrar en su cuerpo. Era grato ver la sangre emanar del cuerpo apunto de morir. Era lisonjero saber que lo maté.

Reí antes de volver a apuñalarlo en el cuello. El tipo se desplomó he impacto contra piso. Eso pasó en cuestión de segundos y los otros 4 hombres estaban a punto de tomarme cuando Aleister tomó a uno por el cuello y lo degolló. La sangre brotaba lentamente de su cuello manchando la piel pálida del tipo. El mismo cayó hacia adelantes después de tomar su cuello.
Quedaban solo 3 hombres. Tres maneras de matar. Una manera de morir. No importaba, porque si lo hacíamos, moriríamos felices de haber matado a unos cuantos de ellos.



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En el texto hay: asesinato, psicopata, psicopatia y secretos

Editado: 28.07.2021

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