El oscuro secreto tras las cartas

EPILOGO UN NUEVO JUEGO

- ¿Saben quién demonios es Joel? -pregunté al suspirar pesadamente.

Venía en el asiento del copiloto, a mi lado se encontraba Aleister y en la parte de atrás Kyle.

-No creo haberlo escuchado. ¿En dónde lo escuchaste? -inquirió el castaño oscuro con su vista fija en la carretera.

-Creí haber escuchado ese nombre mientras espiaba una llamada de Samael-respondí en un tono monótono.

Al llegar a la casa de los Moritz, Vania me recibió muy emocionada y obviamente llorando.
Ella era fuerte, no solía llorar o sentirse mal, pero cuando algo verdaderamente le importaba lo hacía.

Así que salió de casa corriendo y en el momento en que salí del coche me envolvió con sus brazos.

Había unas grandes ojeras extendiéndose por debajo de sus ojos y unos mechones de cabello café saliendo de su cola alta.

-Pensé que estabas muerta-susurró con alivio.

-Créeme que decenas de veces la vi cerca-admití separándome de ella.

-Me tengo que ir a casa, pero mañana vengo. Mis padres ya deben de estar preocupados y tus padres están a un paso de caer en la locura-avisó antes de retirarse esbozando una sonrisa triste.

Entre a la gran casa y les pedí a los chicos que me acompañaran al comedor.
Ya que todos estuvimos sentados comencé.

- ¿Cómo engañaron a Samael para que creyera que murieron? -pregunté curiosa.

-Después de que te secuestro varios hombres como los que hemos visto veces anteriores, entraron a casa, todos armados y dispuestos a matarnos. Los tomamos desprevenidos y acabamos con todos. Solo que dejamos uno vivo-respondió Julian con fascinación.

Todos sonreían al recordar ese momento. Nuestra naturaleza era esa, disfrutábamos matar porque el solo hecho de ver a una vida desvanecerse frente a nosotros generaba felicidad. Muchos nos tacharían de enfermos, retorcidos y maliciosos, no lo negaríamos ya que para ellos era cierto porque no era a lo que estaban acostumbrados, por nuestra parte, eso era nuestro pan de cada día, algo que nos fascinaba.

-Después lo obligamos a que le diera la noticia a Samael de que solo él había quedado vivo, pero que todos los Moritz habían muerto. Solo que para nuestra mala suerte el hombre había colgado la llamada antes de los 30 segundos que necesitábamos para lograr localizarlo-continuó Kyle.

-El hombre después de horas de tortura con tu querido hermano seguía diciendo que no sabía en donde estaba la casa en donde Samael te tenía encerrada, así que lo obligamos a hacer otra llamada, pero después de encontrar su ubicación nos dimos cuenta que estaba utilizando una VPN para cambiar su ubicación-prosiguió Tobías.

-Por suerte encontramos el celular del hombre donde había información de su familia, entre ella donde se encontraban. Julian se encargó de ir por su esposa y su madre. Lo amenazamos con que las mataríamos si no nos daba la ubicación de Samael o alguien que supiera en donde estaba-habló Philipp.

-Después de una hora de estar torturando a su esposa y a su madre habló, nos dio el nombre de un sicario y después de una larga charla nos dio la ubicación exacta de Samael. Armamos un plan para matar a todos los hombres uniformados que se encontraban afuera de la casa-finalizó Aleister.

Eran unas mentes maestras, tenían la capacidad de lograr lo que se les apeteciera. Analicé todo de la mejor manera y sopesé las opciones, pero solo había una.

-En otra situación les diría que estaría dispuesta a seguir con esta guerra, pero la realidad es que no. El pueblo ya no nos puede ofrecer nada más y creo que será hora de despedirnos de este lugar. Nos iremos la semana que viene, preparen todo-ordené antes de levantarme de la silla y salir del lugar.

Detrás de mi escuche la voz de Julian preguntar- ¿Qué hay de Vania?

Volteé a verlo y respondí-Se quedará aquí, en su hogar con su familia.

-Pero-objetó confundido.

No pudo continuar ya que lo interrumpí-Pero nada Julian. Deberías entender que lo hago por su bien. Que no quiero que le pase nada. Entiende de una vez, que a veces tenemos que hacer este tipo de cosas. Que si ella está cerca de nosotros es muy probable que se corrompa o en el peor de los casos muera, somos destrucción, oscuridad y un peligro latente.

-Está bien no la llevaremos-aceptó antes de salir de casa.

Subí las grandes escaleras y me adentré por el pasillo hasta entrar al penúltimo cuarto.
Antes de cerrar la puerta la mano de alguien la detuvo, era Aleister. Entró al cuarto y cerró la puerta

- ¿Adónde vamos? -preguntó curioso.

-Aún no es conveniente que alguien lo sepa, llegará el tiempo en que podré decirles-me limité a responder.

- ¿Qué planeas Regina? -inquirió acercándose a mí, quería intimidarme.

-Comenzar algo grande, tal vez inimaginable y será todo un reto a disfrutar-respondí con una sonrisa de satisfacción.

-Jamás terminaré de descifrarte-admitió.

-Exacto, no busco que me descifres-apremié seria.

-Toda una reina, cariño-habló para después envolver sus labios conmigo.

Jamás pensé volver a sentir esos labios. Los había extrañado, también esa colonia, ese cabello de un color café oscuro, largo, desordenado y sobre todo esos ojos violetas hipnotizantes.

Había encontrado a alguien igual de podrido que yo, lo tenía frente a mí, gobernando mis labios. Los dos sabíamos que eso era mera atracción, que no había amor, pero estábamos bien, lo disfrutábamos. Éramos la perdición pura y se sentía como el cielo, porque siempre seríamos esos seres llenos de oscuridad y la sed de sangre nos había alcanzado.
Todo había comenzado por unas cartas, pensé que había sido una broma, pero fue más real que la vida misma, esa fue mi perdición porque la bomba había detonada dejando a la chica que era ahora.

El primer día había buscado helicópteros y un piloto que estuviera dispuesto a transportar la mayoría de nuestras pertenencias como las armas, lo demás no era problema, los Moritz estábamos bañados en dinero.



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En el texto hay: asesinato, psicopata, psicopatia y secretos

Editado: 28.07.2021

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