La verdad que tengo poca experiencias con las mujeres, a pesar de ya haber pasado los treinta años hace un par de abriles. Tuve mi novia de la adolescencia y luego relaciones sin demasiada importancia. Es más, ya había perdido las esperanzas hasta que la conocía a Mariel. Nunca olvidaré ese día. Yo estaba ensimismado en mi pc haciendo un trabajo que me había pedido el gerente, quien me había dicho que lo necesitaba urgente, lo quería para antes de ayer como él me dijo. Estaba concentrado y a la vez perturbado porque la red del trabajo estaba demasiado lenta. En eso escucho la voz de mi jefe que me llama, pero la escuchaba lo lejos de lo abstraído que estaba con mi tarea.
Hasta ese momento, a pesar de haberle contestado a Menossi, no había sacado mis ojos de la pantalla de la computadora. Una vez que miré a Menossi y luego a la nueva compañera, me enamoré, simplemente fue un amor a primera vista. Mariel era realmente hermosa. Su cara era perfecta. Sus ojos verdes y rasgados, su nariz pequeña y respingada, sus labios gruesos y una piel blanca y nívea. Llevaba su pelo castaño atado en una coleta perfectamente armada. Era de una estatura media y, aunque chiquita de abajo y con caderas escasas, tenía unos pechos enormes, realmente enormes, pero yo solo miraba su rostro angelical, sus ojos verdes como el mar, cuando es verde, claro.
Mariel me miró mientras nos dábamos la mano, en ese momento su expresión cambió. Ya no era la niña angélical que me había parecido en un principio.
Luego, Menossi, siguió presentándole a Mariela a todo el personal. Yo no pude seguir con mi tarea, había quedado atravesado por la belleza y la atracción que había provocado en mi Mariel, o Pafundi o como quieran llamarla. Quedé mirando mi pantalla, pensé que habían pasado unos pocos minutos, pero algo me decía que había pasado más tiempo. Comencé a escuchar gritos que no sabía bien de donde provenían, yo seguía colgado, hasta que alguien tocó, con fuerza, mi hombro derecho.
En la luna…claro que estaba en la luna, y con Mariel. Ya me había hecho una película completa, con hijos, viviendo en una casita en la sierra, con perros y gatos…si, estaba en la luna.
Me levanté y fui rápidamente a la gerencia. Me anuncié con la secretaria y me dijo que entrada de inmediato. Toqué la puerta y el gerente me dijo que entrara.
Justo cuando estaba por decirle al gerente que ni siquiera lo había comenzado, se abrió la puerta. Era Mariel.
Mariel le acercó las hojas al gerente y luego se retiró de la oficina. El gerente comenzó a mirar el informe mientras asentía con su cabeza. Hasta que terminó de revisar todo.
Salí de la oficina y me dirigí a la posición de Mariel. Ella estaba mirando la pc pero se notaba que no estaba trabajando, estaba boludeando en internet.
En ese momento me sonrojé. Yo si le había mirado las tetas y no podía creer como ella no se había dado cuenta.
Al escuchar mi nombre salir de sus labios, mi corazón galopó de tal manera que parecía que iba a salirse de mi pecho y se iba a estrellar contra una de las paredes de esa oficina gris y fría.