El oso

Capítulo 51

Las palabras de tía Rosa me sorprendieron. Jamás hubiera imaginado que podía pensar con semejante frialdad. Pero, en el fondo, yo sabía que ella tenía razón. El amor no es solo el enamoramiento del principio, no son las mariposas, los pajaritos y las flores que nos atontan cuando comenzamos una linda historia. Son varias las aristas. Una es esa y no pesa más que las demás. La atracción física es importante y no pasa por la belleza sino por la piel. El llevarse bien es otra de las cosas importantes y no digo que no haya pelea, que no haya conflicto pero tampoco ser como esas parejas que viven en conflicto permanente. Eso no es vida por más que en las otras facetas esté todo biem. Otra es la admiración, a nadie le gusta estar con alguien que no admira y no se trata de plata o de títulos, se trata de ser una persona de bien que quiere progresar en la vida, después si se logra o no es otro tema. El compañerismo es otra cosa importante y una de las más importantes es la confianza, la confianza de todo tipo.
Por todo esto entendí que tía Rosa no hubiera sido feliz con Jorge, ahora sería la esposa de un hombre preso y enfermo. Más allá de la pasión, el sexo y la piel. Tía Rosa era feliz, a su manera, con Don Tránsito que era un buen hombre que la tenía como una reina y acá no hablo solo de dinero, hablo del trato, de las formas y también de dinero...
Y todo esto me hizo reflexionar sobre mi obsesión con Mariel.
Y me preguntaba... ¿Realmente la amaba? ¿La amaba a Jordana?
Más allá de lo que sentía por Mariel, también había algo que la hacía más atractiva y era el hecho de no tenerla ni nunca haberla tenido. La asiduidad y la rutina era un gran peso contra mis sentimientos hacia Jordana, yo la "tenía" y eso me daba la seguridad de que no la perdería. Ni se me cruzaba por la cabeza que ella pudiera dejarme, no solo se sentía, ella me lo repetía en todo momento. Con Mariel era diferente, siempre me había histeriqueado, siempre la estaba por "tener" pero nunca la tenía del todo. Y eso siempre provocaba una tensión sexual nunca resuelta. Incluso ahora que ella se había abierto y quería estar conmigo, esa tensión se mantenía incólume. Entonces, ¿que hacer? Con Jordana me ataban muchas cosas también. Me encantaba fisícamente y sexualmente era perfecta, pero perfecta de verdad. No solo hacía todo bien, sino que también aceptaba todo lo que yo le propusiera e, incluso, ella también proponía innovaciones. Se notaba que el sexo le gustaba de verdad, casi nunca decía que no, solo cuando se sentía realmente mal. Era una máquina sexual. Si por ella fuera, haríamos el amor las 24 h del día todos los días.
Aparte la quiero, la quiero mucho. La etapa de enamoramiento pasó y nos quedó esto hermoso que hoy vivimos que nos tiene como padres de Rufinita. Es buena persona, no es celosa, no es enroscada, es trabajadora. Tal vez le faltaría alguna que otra vez decir no...
Estaba en un laberinto y no sabía como salir o, tal vez, no quería. No veía la salida, lo que más me ataba a Jordana era Rufina, claro que me ataban otras cosas pero mi hija era, por lejos, lo más fuerte. Tía Rosa había  tirado la bomba atómica en mi cabeza y ahora se la veía tan tranquila...

- Qué pensativo que estás, Isi. No me digas que estás así por lo que te dije... - me dijo Tía Rosa con cierta malicia.
- Pero por supuesto, tía. No seas mala...
- Ja! Sabés que no soy mala, quiero lo mejor para vos y eso es esta casa, tu hija y esa mujer maravillosa que tenés.
Dejate de pensar en la quilombera de Mariel. A esa dejala con el loco de Copitelli.

Me quedé pensando un poco, me imaginé con Mariel, me imaginé que pasaba la etapa de enamoramiento y que la relación se amesetaba como mi relación con Jordana ahora, y me pregunté... ¿Y ahora? No será que todas las relaciones transcurren igual, la locura de los primeros tiempos que después se aquieta, se tranquiliza. Yo quería pasión siempre, pero eso era imposible. Si no tendría que hacer como un día me dijo Jorge: te metés con una mina y a los tres meses, pirá y buscate otra. La pasión solo dura tres meses.
Pero uno no puede vivir así. Lo que pasa es que si yo me juego por Mariel, acá no puedo volver más, Jordana no me lo perdonaría y creo que yo tampoco. Pero no puedo dejar de pensar de dar vueltas al asunto. Sé que Mariel es para quilombo, es para enroacarme sin sentido, es volver a años atrás, es volver a cruzarme, seguramente con Copitelli. Estos son los momentos en que más extraño a mamá y a Jorge para poder hablar con ellos y ver sus reacciones, pero mamá ya no está y Jorge, el querido Jorge, ya no existe. Cómo los extraño !La pucha!



#43831 en Novela romántica
#7041 en Chick lit

En el texto hay: amor, amistad, amor de familia

Editado: 27.07.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.