El oso

Capítulo 19

Me quedé sin palabras mirándola, solo mirándola. El silencio pareció avivar su llanto, gruesas lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, era tan intenso ese llanto que parecía que no iba a parar nunca, era tan honesto que no podía juzgarla.

- Imagino lo difícil que habrá sido para vos, tía — atiné a decirle con suavidad para que supiera que no estaba hablando con el hijo de su amado, no podía, ni quería, ser ofensivo con ella más allá de que su confesión me había caído como una paliza.

- No podrías imaginártelo nunca. Yo te pido disculpas por contarte esto, pero es lo que ocurrió, fue lo que me ocurrió. Igualmente, quédate tranquilo, nunca pasó nada entre nosotros. Igualmente me parece medio ridículo pedir disculpas por sentir algo por una persona. ¿Cómo se controla el amor? Es imposible. Yo solamente controlé las insinuaciones y el deseo de estar con él, pero el sentimiento no se puede matar con la razón. La razón solo podía ubicarme en que ese hombre maravilloso era el esposo de mi hermana, a la cual amo, amé y amaré toda la vida, y que yo era una intrusa, un estorbo. Pero tragarme el sentimiento no podía. Y lo amaba en silencio y a mi manera. Para mí servirle un buen desayuno, plancharle la ropa, servirle un wiski, eran actos de amor hacía él. Y ni hablar de las charlas que teníamos en este mismo patio. Él me contaba muchas cosas y yo a él. Viste que tu vieja es más callada, más para adentro. Yo era su oreja perfecta y disfruté mucho ese lugar.

La honestidad, el dolor y el amor con el que hablaba tía Rosa me estremeció. Nunca había escuchado hablar así de alguien, con ese amor, con esa devoción. Nunca escuché hablar así de nadie con el que no se haya tenido una historia de amor, con alguien al que nunca le hayas dado un beso, ni hablar de nunca haber hecho el amor.

- Tía, ya que estás en plan de confesión, se sincera conmigo. ¿Nunca tuvieron  nada? La verdad quiero, no me voy a enojar.

Tía Rosa se quedó un rato largo mirándome, acercó su mano a mi cabeza y me acarició el cabello suavemente.

- Nunca te mentiría. No pasó nada entre nosotros, el tiempo nos fue haciendo buenos amigos. Eso era yo: su gran amiga. Y no aspiraba a nada más, antes muerta que traidora.

- ¿Y nunca le dijiste nada?

- ¡Ni loca! No hubiera tenido ningún tipo de sentido.

- Es verdad, pero que se yo, tal vez alguna vez se te pudo haber escapado.

- Ese tipo de confesiones nunca se escapan. Uno tiene que tener claro lo que siente y  lo que dice y a quien se lo dice. Cuando te digan que se les escapó algo así te están mintiendo.

Nos quedamos un instante en silencio, tía Rosa seguía arremolinando mi pelo con la mano un poco trémula.

- Está bien, tía. Ya no te atormentes. No hiciste nada malo. Amar nunca puede ser algo malo, simplemente vos te enamoraste del hombre equivocado.

- No creo que haya sido el hombre equivocado, mejor que tu padre no había, no hubo ni habrá. Era el hombre perfecto, el problema es que no se enamoró de mí y si de tu madre. Yo igualmente siempre tuve una alegría escondida, esa alegría fue que se enamoró de ella y no de alguna otra que lo enloqueciera. Eran una pareja hermosa, no solo estéticamente sino porque eran, son, dos buenas personas, dos personas que merecieron todo lo que les tocó vivir. Fue una pena la muerte a tan temprana edad de tu padre, fue el fin del cuento de hadas.

- ¿El cuento de hadas de mamá o el tuyo?

- De ambas. Yo vivía alegre por ella. La veía tan feliz, y a él también, y bueno, yo tenía mis cosas por ahí…

- ¡Ja! Eso ni me lo cuentes. El  barrio está muy aburrido y siempre hablan de vos. No me cuentes que me pongo celoso.

- ¡Ja! Si fuera verdad el diez por ciento que dicen de mí, no quiero ser muy gráfica. Estaría muy gastada, por decirlo elegantemente.

- ¡jajajajjajajaja! Ay tía, tía. Igual te agradezco que hayas sido honesta conmigo. Igualmente no quiero que mamá se entere.

- ¡Ni loca se lo diría! No tiene sentido. Encima no pasó nada entre nosotros. Sería herirla sin sentido. Encima viste que tu vieja es una insegura de mierda, se haría la cabeza. Siempre dijo que yo era más linda que ella, ¿Vos viste lo que es el rostro que tiene? Es una belleza.

- Sí. Ella es así, muy perfil bajo, como muy sumisa. Y si, es muy bella. Ella no se da cuenta de su belleza, a mí me gustaría que tuviera pareja.

- ¡Ni en sus sueños! Su amor y su libido murió con tu viejo. Ella es así y no va a cambiar. Y a mí también me gustaría verla con alguien, verla bien, pero no creo que lo veamos, Isi.

- Es una pena. Siempre está con esa expresión tan lánguida.

- Sí, y vos, te lo digo una vez más. Olvidate de Mariel. Te va a ser sufrir como un marrano. Alejate ya de ella. Qué termine con ese borracho de Copitelli, así le va a ir.

Tía Rosa se había servido otro wiski. No era mucho de tomar, pero esa noche se ve que necesitaba un poco de coraje para confesarse conmigo, era una espina que tenía clavada y se la tenía que sacar con alguien, y yo había sido el indicado.

- Tía, vos me acabás de contar tu amor incondicional con mi viejo. Y me decís a mí que me olvide de Mariel. ¿Cómo se hace? Y vos sos la menos indicada para que se lo pregunte, vos no lograste borrar ese amor. Ni siquiera ahora, porque se nota que seguís enamorada.

Tía Rosa tomó el último sorbo de wiski que quedaba en el fondo del vaso, lo apoyo con firmeza en la mesa y me clavó, una vez más, su fuerte mirada.

- Isi, justamente por eso te lo digo. Porque se sufre mucho, ya sé que no se pueden manejar los sentimientos, pero no cometas el mismo error que yo cometí . Yo debería haberme ido de esta casa y sin embargo me quedé, y me desangraba cada día que lo veía, cada día que lo veía sabiendo que nunca lo podía tener. Solo eso te digo, no te apegues a ella. Y si podés cambiar de sector en tu laburo mejor. Y si cambías de laburo mejor aún.

- Pero yo la quiero seguir peleando.



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En el texto hay: amor, amistad, amor de familia

Editado: 27.07.2023

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