El otro manuel

La lógica de los espejos

Capítulo 6: La Lógica de los Espejos

Manuel despertó sintiendo que algo andaba mal. No como en los días anteriores, donde el problema era su reflejo ausente. No. Esta vez era otra cosa.

El recuerdo de la noche anterior aún lo perseguía. Su reflejo había vuelto… pero no de manera normal. Esa pausa extraña al imitarlo, la sonrisa inquietante… Manuel había cubierto el espejo otra vez antes de dormir, pero ahora tenía miedo de mirarlo.

Se levantó, dudando, y fue al baño. Se detuvo frente al espejo, respiró hondo y lo destapó de golpe.

Nada.

Su reflejo otra vez había desaparecido.

Manuel sintió un escalofrío. La noche anterior, su reflejo había estado ahí. Pero ahora… ¿se había ido otra vez?

Decidió no pensar demasiado en eso y bajó a la cocina.

—Buenos días —saludó, sentándose a la mesa.

Su madre lo miró con una sonrisa, sirviendo café.

—Te ves mejor hoy. ¿Dormiste bien?

Manuel parpadeó. Esa frase.

—Eh… sí, supongo.

Laura estaba en la mesa revisando su celular. Levantó la mirada fugazmente.

—Pareces cansado —dijo sin mucho interés.

Algo en el tono de su hermana le resultó familiar.

—¿Qué día es hoy? —preguntó con cautela.

Su madre y su hermana se miraron.

—Viernes —respondió su madre.

Manuel sintió otro escalofrío.

—¿Seguro?

Laura bufó.

—Dios, Manuel, ¿otra vez con lo mismo?

Él abrió la boca para protestar, pero se detuvo. ¿Otra vez? ¿Ya había preguntado esto antes?

Un vértigo momentáneo lo golpeó, como si su cerebro intentara acomodar dos piezas de un rompecabezas que no encajaban.

—Ah… nada, olvídalo.

Tomó un vaso de agua y miró la superficie metálica de la tetera sobre la estufa. Nada. Ni rastro de su reflejo.

Pero recordó que su reflejo sí había estado allí anoche. Y había sonreído.

Decidió hacer algo drástico.

—¡Mamá, mira esto! —Se levantó y agitó los brazos frente a la tetera—. ¡No tengo reflejo!

Su madre parpadeó y luego suspiró.

—Hijo, en serio, ya basta. No estoy de humor para tus juegos raros.

—¡Pero es en serio!

Laura lo miró, aburrida.

—Eres un vampiro. Felicidades. Ahora siéntate y desayuna.

Manuel gruñó y volvió a su asiento.

—No sé qué me da más miedo, si lo que me está pasando o que a nadie le importe.

—A nadie le importa —confirmó Laura sin levantar la vista del celular.

Genial.

---

Una teoría brillante (pero tonta)

En la escuela, Manuel intentó ignorar el problema. Si la gente no ve nada raro, quizás yo soy el problema.

Pero en clase de matemáticas, su mente siguió divagando. Hasta que algo en su cuaderno le llamó la atención.

Lunes 15 de marzo.

Manuel sintió un escalofrío. ¿Lunes? ¿No era viernes?

Cerró el cuaderno y revisó su celular. Viernes 15 de marzo.

—Esto no tiene sentido…

—Nada en matemáticas tiene sentido —murmuró Julián a su lado, bostezando.

Manuel lo ignoró y miró a Clara, que estaba concentrada en sus apuntes.

—Oye, Clara, ¿qué día es hoy?

—¿Qué?

—¿Qué día es hoy?

Clara lo miró con desconfianza.

—¿Por qué lo preguntas?

—Solo dime.

—Viernes.

—¿Estás segura?

Clara entrecerró los ojos.

—Si sigues preguntando cosas raras, te voy a pegar con mi cuaderno.

Manuel suspiró y decidió probar otra cosa.

—Si fueras un reflejo y yo la persona real, ¿cómo lo sabrías?

Julián y Clara lo miraron.

—Hermano… —dijo Julián lentamente—, si esto es una metáfora existencial, avísanos antes.

Clara apoyó el bolígrafo en la mesa.

—Ok. ¿Qué te pasa?

—Nada. Es solo una pregunta hipotética.

—Pues si fuera un reflejo —dijo Clara, pensándolo bien—, debería hacer exactamente lo que la persona real hace.

Manuel sintió un escalofrío.

¿Y si el reflejo es el real y la persona la copia?

Clara frunció el ceño.

—Eso no tiene sentido.

—Nada en matemáticas tiene sentido —repitió Julián, estirándose.

—¡Hablo en serio!

—Nosotros también.

Manuel se llevó las manos a la cara. Nada de esto ayudaba.

Y lo peor era que Clara ahora lo miraba como si estuviera convencida de que algo le pasaba.

---

El plan estúpido (pero brillante)

Después de la escuela, Manuel decidió hacer algo arriesgado.

Esperó a que todos se fueran a dormir y se metió al baño con una linterna. Se paró frente al espejo vacío y apuntó la luz hacia donde debería estar su reflejo.

Nada.

Suspiró y apagó la linterna.

—Si hay alguien ahí, más te vale aparecer.

Silencio.

Manuel se giró para salir.

Y entonces escuchó algo.

Un golpecito. Suave. Como un dedo tocando el vidrio del otro lado.

Se giró lentamente.

No había nada.

Pero el frío en su espalda le decía que algo estaba ahí.

—No estoy loco —susurró.

Y justo cuando estaba a punto de irse…

…su reflejo apareció.

Por una fracción de segundo.

No como un reflejo normal.

Sino como si lo estuviera observando desde el otro lado del espejo.

Manuel sintió que el corazón le daba un vuelco.

Parpadeó.

Y su reflejo ya no estaba.

Pero en el vidrio empañado, quedó un mensaje escrito con trazos torpes.

NO ERES EL ORIGINAL.

Manuel salió del baño tan rápido que casi se estampa contra la pared.

Esto ya no era un simple problema de espejos.

Era algo mucho peor.



#327 en Thriller
#146 en Misterio
#121 en Suspenso

En el texto hay: amistad amigos familia

Editado: 13.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.