El otro manuel

Advertencias y sombras

El aire en la oficina de la directora se volvió denso. Manuel sintió un sudor frío recorrer su espalda cuando sus ojos se desviaron al reflejo en la ventana.

Ahí estaba.

La misma sombra que había visto en el departamento de Salazar.

No era solo una figura oscura; tenía contornos casi humanos, pero con una forma que se descomponía y volvía a formarse como si no pudiera mantenerse estable. No tenía rostro, pero Manuel sentía que lo miraba directamente.

Clara y Julián no parecían notarlo. La directora tampoco. Pero Gómez… Gómez tenía la mandíbula tensa.

—Han estado haciendo preguntas peligrosas —repitió la directora, entrelazando las manos sobre el escritorio—. No queremos que terminen viendo… lo que no deben ver.

—¿Se refiere a los reflejos? —preguntó Clara, desafiante.

La directora la miró con calma.

—Me refiero a cosas más antiguas que los reflejos.

Manuel sintió un nudo en el estómago.

—¿Como la sombra en la ventana?

Por primera vez, la directora mostró una reacción real: sus ojos se movieron sutilmente hacia el vidrio, como si temiera confirmar lo que él decía.

—¿Qué es eso? —susurró Julián, sin poder evitar mirar de reojo.

La directora suspiró.

—Ustedes no deberían estar involucrados en esto.

—Pero ya lo estamos —insistió Manuel—. Lo vimos en la casa de Salazar.

Gómez se puso tenso.

La directora lo miró, como si estuvieran teniendo una conversación silenciosa. Luego, bajó la voz:

—No tiene un nombre. No uno que puedan comprender. Pero lo hemos visto antes. Aparece cuando las preguntas son demasiado profundas. Cuando alguien se acerca demasiado.

—¿A qué? —preguntó Manuel.

La directora negó con la cabeza.

—Les sugiero que dejen de investigar.

Se inclinó un poco hacia adelante y, con un tono más bajo, añadió:

—Hubo otros que hicieron preguntas. Y luego… desaparecieron en los reflejos.

Manuel sintió un escalofrío helado en la espalda.

El reflejo en la ventana se movió. Un movimiento mínimo, pero suficiente para que él supiera que no era una ilusión.

Algo estaba en la escuela con ellos.

Una salida forzada

Antes de que pudieran seguir presionando, un estruendo sonó en el pasillo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Julián.

—Nada que les incumba —respondió la directora, incorporándose—. Pueden retirarse.

Gómez abrió la puerta y les hizo un gesto para que salieran.

Manuel se quedó con la sensación de que los estaban echando antes de que pudieran saber más.

Cuando cruzó la puerta, sintió la necesidad de mirar su reflejo en una ventana cercana.

Y su corazón se detuvo.

Su reflejo aún tenía la sombra detrás.

Pero cuando se giró para ver detrás de él… no había nada.

Se alejó rápidamente, sintiendo que su piel se erizaba.

Nuevas pruebas

—Eso fue rarísimo —dijo Clara cuando se alejaron—. ¿Por qué no nos dijeron más?

—Porque nos quieren mantener en la oscuridad —respondió Manuel—. Pero ahora sabemos que ellos también tienen miedo de esa cosa.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Julián.

Manuel apretó los puños.

—Tenemos que seguir investigando.

Decidieron hacer más pruebas con los reflejos, esta vez con más luz para ver si seguían alterándose.

Pero lo que descubrieron esa tarde fue peor.

Incluso bajo la luz… algunos reflejos ya no los estaban imitando.

Clara levantó la mano frente a un espejo de su casa. Su reflejo tardó un segundo en responder.

—¿Vieron eso? —susurró.

Manuel asintió, sintiendo un nudo en el estómago.

—No solo cambian en la oscuridad —murmuró Julián—. También están… aprendiendo.

Un mensaje silencioso

Esa noche, en su habitación, Manuel encendió la linterna de su celular y miró su reflejo en el armario.

Por primera vez, su reflejo le devolvió la mirada y movió los labios.

Pero no dijo nada.

Solo formó una palabra.

"Corre."

Manuel sintió que su sangre se helaba.

Iba a apagar la linterna, pero entonces notó algo peor.

Su reflejo seguía iluminado.

Incluso cuando la única luz de la habitación se había apagado.

Un ruido sonó en el espejo.

Un rasguño.

Manuel apagó la linterna y se cubrió con las cobijas, su corazón latiendo con fuerza.

No durmió en toda la noche.




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