El despertador suena puntual como siempre. La casa está en un completo silencio "¡Feliz cumpleaños a mí!" sacudo fuertemente la cabeza y me río.
Luego de haber desayunado, peinado y arreglado, recojo mi mochila y los libros que usare hoy. El autobús llega 10 minutos después. La mañana es tranquila, sin rastro de Jeff aun. Hago una mueca, no he visto a mi padre desde hace tres días. "Pronto volverá, Emma. Siempre lo hace."
Las primeras horas en el instituto transcurren en total tranquilidad. Una total y anormal tranquilidad, la cual por un momento me hizo pensar si acaso seguía en mi cama durmiendo. Tal vez este día no será del todo abrumador.
La ilusión duro poco. En mi camino hacia el comedor tropiezo con una persona con la que nunca creí que volvería a hablar.
-Hola, Emma. - Jessica Mate me saluda con una media sonrisa y el solo verla hace que vengan a mi recuerdos dolorosos, sentimientos que creí enterrados. Como si no la hubiese escuchado, trato de esquivarla pero ella agarra mi brazo con fuerza, cuando vuelvo la cabeza para decirle que me deje en paz, la mirada en sus ojos me calla.
-Por favor, ven conmigo. - me mira suplicante, parece nerviosa, mirando de un lado al otro - No tengo mucho tiempo, Emma, por favor.
Su tono y suplicas me hacen ceder y me dejo llevar por ella hacia el baño de chicas, una vez allí ella revisa los cubículos y se asegura de que no haya nadie escuchando, se para frente a mí y me agarra de los hombros. Me balanceo sobre mis talones, un poco ansiosa y algo asustada por su urgencia. Siento que sus manos tiemblan un poco.
-Sé que no me quieres ver ni en figurita, se el daño que te cause y lo siento Emma, lo siento tanto...- su voz se quiebra y no sé qué decir, en el fondo sigo sintiendo afecto hacia ella, un apego que quedo de nuestra amistad pasada. Pero las cosas jamás volverán a ser lo que eran.
-Olvídalo Jess, solo...olvídalo. – mi voz es apenas un susurro.
Conocí a Jess cuando entramos juntas al instituto. Las dos éramos nuevas, nos llevamos bien al instante. Y durante dos años fuimos las mejores amigas, riendo, divirtiéndonos, siendo nosotras contra el mundo. Pero las cosas cambiaron cuando ella volvió de las vacaciones. Resulta que se había ido a un campamento donde conoció a las Populares y se hicieron muy cercanas. Cuando intente hablar con ella, fui apartada bruscamente, tirada como basura. Olvidada. Y desde entonces no hemos vuelto a hablar.
Sacudo la cabeza y le digo que prosiga. Ella traga temblorosa. Se nota que tiene más cosas por decir, pero no lo hará.
-Sé que no confías en mí, pero de verdad necesito que lo hagas ahora hay algo muy importante que necesito decirte.- su voz suena desesperada
Frunzo el ceño, nunca la había visto tan alterada, ella suspira cuando asiento con la cabeza.
-Emma, digan lo que digan, hagan lo que hagan no vayas esta noc...
-¡¡Jessica!!- una voz nos sobresalta a las dos y no deja a Jess terminar su frase, dos segundos después Agatha Morti entra al baño tan esplendida como siempre, su falda corta, su suéter de marca, sus botas altas y su larga cabellera rubia harían que cualquier chica se sintiera opacada y tentada a cubrirse el rostro con una bolsa. Ella le da a Jessica una sonrisa y una mirada totalmente desconsiderada en mi dirección
-Aquí estas querida te busque por todas partes, ¿Qué haces en el baño con ella?- me señala sin ningún pudor y mira extrañada a Jess como si la hubiese encontrado matando cucarachas con las manos. Totalmente desagradable.
Jess me mira y luego le sonríe a Agatha
-Vine al baño para asearme y me encontré con Emma, la estaba saludando por su cumpleaños. - ella pestañea muchas veces, como lo suele hacer cuando miente.
Agatha levanta una ceja y sonríe, se vuelve hacia mí y su mirada se torna burlona, al igual que su voz.
-Con que tú eres Emma, debe ser un día muy especial, felicidades, por cierto, espero que lo disfrutes. - suelta una risita y agarra el brazo de Jess arrastrándola hacia la salida.
-Gracias...- digo a la nada, me toma unos segundos recobrarme y salir del baño para continuar mi trayecto a la cafetería. Este encuentro con Jess me deja totalmente afectada el resto del día, no la he vuelto a ver, siento la curiosidad creciendo en mi interior así como la inseguridad, sea lo que sea que Jess había querido decirme debió ser importante. Incluso llegue a replantearme el ir esta noche al campo, pero sacudo la cabeza y alejo ese pensamiento lo más lejos que puedo. No. Quiero ir. Es lo más interesante que me ha pasado desde hace años.
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7:30 de la noche, me encuentro leyendo un apunte de historia que habla sobre la guerra del oriente, el martes tengo una de mis últimas evaluaciones, además, el leer me mantiene distraída de toda la marejada de sentimientos que me rodean. Inseguridad. Duda. Miedo. Ansiedad. Y la más predominante pero inexplicable, felicidad.
Decido vestirme con lo mejor que tengo, que eso sería un vestido azul petróleo que me llega por arriba de las rodillas y unas sandalias negras, me dejo el pelo suelto y ni siquiera me molesto por el maquillaje, no soy fan de esas cosas, me miro al espejo y suspiro, me encoge de hombros, busco una chaqueta del armario y bajo las escaleras hasta la sala para pedir un transporte.