Con mi nerviosismo por el regreso a clases y el encuentro próximo con el demonio Zarek, se me hizo imposible dormir mas de tres horas esa noche.
Cuando por fin pude lograr cerrar los ojos por cinco minutos la alarma comienza a sonar y balbuceando unas palabrotas me puse de pie y fui a mi nuevo guardaropas. Pase mas de diez minutos decidiendo que ponerme y al final me incline por un jeans azul ajustados, una blusa de color salmón y mis siempre confiables zapatillas negras. Me peine un poco dejando mi pelo suelto cayendo por mi espalda, maquillaje no haciéndome falta para ser sincera. Por un momento me olvido del tatuaje que tengo en mi mano derecha, por lo que me dirijo a la habitación de Jeff y saco sus guantes sin dedos para que lo cubran.
Mi desayuno se vuelve roca, por lo que solo logro comer unos bocados de tostada, mi estomago se aprieta, el nerviosismo arañando mi cuerpo, friego mis manos en los jeans y respiro profundamente "Vamos Emma, tu puedes, tu puedes". La casa esta en silencio, no la clase de silencio que estoy acostumbrada, sino esa clase de silencio que gritan soledad y pronto el espacio se siente grande para mi, demasiado grande. Agarro mi mochila y poniéndola sobre mis hombros me recuerdo hacer una parada en el hospital de regreso a casa. El sonido de los neumáticos frenando me dan un empujo hacia la puerta, agarro la manija, deteniéndome en seco. Tal vez pueda escapar, ir a la puerta trasera y...La bocina del autobús me saca del trance y sacudiendo la cabeza para borrar cualquier duda, abro la puerta.
Después de recibir una mirada sorprendida y embobada por parte del chófer tomo asiento en la parte de atrás del autobús, donde solo unos cuantos niños se encuentran riendo y tonteando, uno de ellos, un nene de aproximadamente 10 años me saluda con la mano, le devuelvo el saludo algo confundida y él se sonroja.
Tratando de dejar de lado mi estomago que no deja de gruñir me pongo a mirar por la ventana, recordando que solo hace tres días estaba recorriendo este mismo camino, con mi antiguo cuerpo y sin ningún tipo de propósito en la vida. Pero desde entonces algo cambio y no hablo del hecho que mi cuerpo es diferente o que un príncipe demonio me visitase todos los días para que cumpla el trato que hice con Lucifer. No, claro que no. Me refiero a algo mas profundo, algo en mi interior, algo que parece estar despertando. Lo siento desperezarse y vivir a través de mi. No decido si es algo bueno o malo, no me atrevo a llegar tan adentro como para averiguarlo. Aprieto los puños. Ese maldito Lucifer, debí haberlo sabido, seguramente introdujo algo en mi. La ira me embarga y dejo caer la cabeza sobre mis manos. "Ya esta hecho Emma, no hay nada que puedas hacer, ganas o pierdes" Aunque pensándolo mejor tal vez perdí en el momento de aceptar el trato. Tragando saliva trato de pensar en cualquier cosa para distraerme y muy pronto los pisos del autobús se vuelven muy interesantes.
El viaje transcurre sin ninguna parada, ni un Manson siendo idiota. Cuando paramos en la entrada del Instituto me quedo unos cuantos minutos mas, sentada en el fondo, incapaz de moverme. El conductor se dirige a mi
-Niña, tienes que bajar - no me atrevo a mirarlo y solo asiento con la cabeza - o puedes quedarte aquí si lo prefieres - pestañeo varias veces siendo cada vez mas consciente de sus palabras y de lo cerca que se encuentra "Genial Emma, quédate a solas con el conductor" salto de mi lugar, el asco abriéndose paso "No, gracias" lo esquivo y bajo lo mas rápido que puedo, al tiempo que escucho la campana sonar. Llego tarde. Regañandome por ser tan estúpida corro por los pasillos ahora desiertos, subiendo las escaleras y llegando a la puerta de mi salón, la cual ya esta cerrada. Mierda, Mierda, Mierda. Reprimiendo un gemido lastimero, al tiempo que levanto mi mano temblorosa y toco la puerta. Un firme Pase me hace girar la manija y unos cuantos pasos me tiene dentro del salón, con miradas siento lanzadas hacia mi, silbidos y otros comentarios obscenos. No me atrevo a apartar la mirada del profesor, el cual esta con la boca abierta mirandome con abierta admiración, reprimo el impulso de hacer una mueca mientras pasa sus ojos sobre mi cuerpo sin disimulo y pregunta
- ¿Y su nombre, señorita, es...?
Bien, aquí vamos. Levanto mi mentón, cuadrando mis hombros para parecer mas alta e intimidante (si eso es posible) al tiempo que camino hacia mi banco y digo:
-Mi nombre es Emma. Emma Blue - jadeos y pequeños chillidos de sorpresa resuenan por todo el lugar, murmullos lo siguen. Aprieto los dientes a la vez que me siento y clavo la mirada en el profesor. No me atrevo a mirar a nadie, todavía no. El profesor pestañea varias veces, la confusion plasmada en su rostro
- ¿Segura de que ese es tu nombre? - habla en una manera lenta y calmada, como si estuviera ante una persona mentalmente inestable. Probablemente así es. Cuando estoy por responder una voz femenina me interrumpe. Jess.
- Profesor le puedo asegurar que ella es Emma Blue, la reconocería donde fuera. Ahora por favor, seria tan amable de proceder a tomar la evaluación. No estuve toda la noche estudiando como para desperdiciar mis horas en esto - ella trata de sonar irritada y si no la conociera bien, me lo abría tragado. El profesor asiente con la cabeza y dándome una ultima mirada se dirige ala clase. Salvada. Miro hacia Jess quien esta mirándome con los ojos abiertos, ella sacude la cabeza, la pregunta en sus ojos. Le devuelvo una media sonrisa sabiendo que cuando vea la oportunidad se lanzara sobre mi.