Cuando Orión dijo que quería que comenzara temprano mi entrenamiento con esa bruja, no pensé que se refería a estar apoyado en el umbral de mi cuarto a las 6 de la mañana, con su frescura y siempre perfección masculina lo cual no ayudó mucho a que mi humor mejorara.
Una vez hecha su aparición y esquivar el proyectil almohada dirigida en su dirección me ordeno cambiarme y reunirme con él en la sala.
Una vez se marchó corrí al cuarto de baño y en menos de quince minutos había salido de la ducha y me encontraba eligiendo la ropa que me pondría. Gotas cayendo por mi espalda debido a mi cabello húmedo y mis músculos relajados debido al baño. Al final me decido por unas calzas negras cómodas y una remera manga corta gris, junto con un top deportivo en caso de que este entrenamiento sea más físico que mental, algo en lo que esperaba estar equivocada, suspiro irritada "Maldita sea, odio los deportes" . Debido a mi condición anterior no lograba realizar ciertas actividades por eso le tengo cierto resentimiento a las acciones con movimiento exhaustivo . Aunque pensándolo bien, tal vez debería darles una oportunidad, con este nuevo cuerpo que se siente como pluma...
De pronto los hechos de estos últimos días me caen encima como un balde de agua fría, dejándome helada "No puedo creer que en verdad todo esto este pasando" mi respiración de vuelve irregular y mi corazón comienza a latir rápidamente. Llamo a la calma que hay en mi y quito toda desesperación de mi mente. Esto soy ahora, esto hice y se quedara conmigo hasta que muera. "Cálmate Emma, calma tu alma" aunque ya no estoy muy segura de tener una.
El tatuaje en mi mano se calienta de repente y obligándome a dejar de lado estos pensamientos me apuro a ponerme las zapatillas y correr escaleras abajo, donde Orión se encuentra esperándome sentado a la cabeza de la mesa con una taza en mano y... Mi boca cae abierta, un jodido festín de delicias puestas frente a él. Pasteles, dulces, frutas y todo tipo de jugos. Mi expresión debe ser la de alguien hambriento porque Orión suelta una carcajada al ver mi rostro y dejando su taza sobre la mesa, estira los brazos detrás de su cabeza, lo cual hace que se vea parecido o igual de apetitoso que estas delicias. No puedo evitar fijarme en la forma que su estómago se contrae detrás de la camisa blanca, como sus brazos fuertes se doblan dejando ver sus músculos y como la esquina de su exquisita boca se eleva al observarme "¡Mierda!" no me había dado cuenta de que lo estaba mirando fijamente, siento mi piel calentarse rápidamente "Creo que estoy apunto de morir de vergüenza" Sacudo la cabeza y fijando mi vista en la mesa, me aclaro la garganta tratando inútilmente de dejar la situación a un lado
- ¿Tu hiciste todo esto? ¿En tan poco tiempo? - por más que haya sido una pregunta con el objetivo de distraer, en verdad estoy intrigada - No sabía que los demonios cocinaban pasteles y servían la mesa - estoy un tanto impresionada debo admitir. "Además de sexy, cocinero. Ve con cuidado, Emma"
Se pone de pie con una gracia y elegancia que provocan que mi respiración se detenga, admirando todo ese cuerpo moverse ágilmente mientras rodea la mesa hasta colocarse frente a mi con un pedazo de pastel en su mano. Sus ojos brillan con algo que podría ser astucia...o peligro.
-¿Eso fue algún tipo de sarcasmo humano? - abro mucho los ojos y niego con la cabeza frenéticamente, incapaz de hablar, atrapada en esos ojos rubí que no dejan de brillar, en sus facciones que fácilmente podrían ser confundidas con la de un ángel y en las tonalidades de su cabello. Simplemente perfecto. Y peligroso. Su mirada se vuelve intensa y sus ojos se posan sobre mis labios al tiempo que se vuelven completamente negros y yo suelto un jadeo involuntario.
La atracción y el deseo son casi tangibles, el aire cargado con la lujuria en la que me estoy ahogando y perdiendo lentamente. A diferencia de Zarek, Orión es un depredador calculador, listo para atacar cuando vea la oportunidad. Él suelta un gruñido bajo y se acerca más, sus manos estirándose para alcanzarme y yo muero por ser tocada. Una mirada a sus ojos negros y es como ser abofeteada en la cara "¿Que haces? ¡Detén esto, Emma!" doy un paso atrás y mantengo la vista en un punto de la pared que se encuentra detrás de él, no queriendo parecer débil al bajar la mirada, aunque eso es todo lo que quiero hacer.
Diablos, estuve a punto de cometer un error, un error muy grande, un demonio que juega con los sentidos y una humana que siempre ha anhelado ser querida "Eso será partida perdida, Emma" Lo se por que hasta ahora mi corazón siempre vivió en un vacío, perdido y solo, no pudiendo dar amor por no haberlo recibido. Pero una parte de mi me dice que este demonio podría ser el que encuentre ese corazón y es algo que no me puedo permitir. No permitiré que juegue conmigo y destruya lo único que me hace humana.
Con eso en mente, esquivo a Orión todavía sin verlo a la cara y sentándome en la mesa comienzo a degustar estos bocadillos, en silencio, lentamente, sin prisa alguna. No todos los días se tiene un desayuno así. Escucho a Orión suspirar y volver a su silla
- Los humanos son tan complicados - su tono no es ofensivo, sino desconcertante como si estuviera tratando de entender lo inentendible - En cuanto estés lista, partiremos - su tono autoritario