El Pacto de Emma (libro 1)

Capítulo 20

Una semana. Una semana de entrenamiento intenso y pesadas lecturas. Una semana de noches con Violet y días con Dante. Y una semana menos para el pacto.

 Me encuentro sentada en la biblioteca que se ha convertido en mi segundo hogar estos días. Las palabras pasan sobre mis ojos pero estoy ausente en su significado. Mis pensamiento solo estan en un demonio de ojos rojos y sonrisa devastadora. Un demonio al que extraño. 

 Tanto Violet como yo hemos intentado sin descanso establecer un contacto, pero es inútil. La preocupación me carcome por dentro y aveces me es imposible concentrarme en el entrenamiento. "Necesito una señal, demonio. Solo una." Mi tatuaje es una fría mancha sin vida en mi mano. Deje de usar el guante porque no había necesidad de esconderla de Dante. Ya no más. Pero lo llevaba en mi bolsillo por si alguien del aquelarre decidía aparecer.

   - Otra vez volando - Dante entrecierra los ojos y se tira atrás en su silla. Èl está al tanto de Orion pero no sabe nada de mis sentimientos. - ¿Necesitas descansar?

 "La verdad que si" Llevaba tres horas sentada leyendo sobre las diferente criaturas que habitan este mundo y como identificarlas. 

   - Creo que me deberas un par de buenos masajes cuando todo esto termine - gruño y muevo el cuello -  Simplemente estoy cansada - me cruzo los brazos y suspiro. Anoche no había podido dormir mucho, una incomodidad se había apoderado de mí, como si algo o alguien estuviese observandome. Y, por supuesto, cuando revise el cuarto entero, no había nada fuera de lo normal. Pero aun así no pude quitarme la sensación en toda la noche. 

 Esta última semana sentía una paranoia que crecía cada vez que salía y entraba a mi cuarto, o cuando caminaba por los pasillos. Incluso en este momento, sentada en la biblioteca con Dante. Lanzo una mirada sobre mi hombro pero no veo a nadie. Hago una mueca

   - Creo que necesito salir - lo miro - Me estoy volviendo loca aquí encerrada - ladeo la cabeza - ¿Como van las cosas allá abajo? - después del ultra movimiento demoníaco no he vuelvo a escuchar noticias

   - En realidad no se sabe nada todavía - levanta las cejas - Diría que muy tranquilo para mi gusto

 Lo miro suplicante

   - Creo que podría... - se agarra la barbilla con expresión pensativa - Llevarte a tomar un poco de aire y luego regresar - me sonríe - No creo que haya problemas. 

 Por poco salto de alegría en la silla. 

   - ¿Cuando nos vamos? - mi voz suena ansiosa mientras me pongo de pie y me estiro 

   - Ahora - se pone de pie y camina hasta ponerse delante de mí. Alarga el brazo y lo enrosca con el mio - ¿Tiene algun lugar especial en mente?

 Me muerdo el labio cuando la imagen de un lago cristalizado y hojas otoñales vienen a mi mente. Le describo el lugar a Dante, rogando para que lo conozca y él asiente complacido

   - Por supuesto - sus ojos brillan - Nadie que no sea de nuestro mundo no lo conoce. Es un sitio de paz, donde las guerras no tocan y la violencia está prohibida - suelta una carcajada - Es el lugar perfecto. Una vez allí, ya sea demonio, vampiro, sirena, lobo o brujo todos están obligados a respetar esa regla.

   - Un momento. ¿Podría Violet venir también? - intento soltarme pero su agarre no vacila

   - No tenemos tiempo para buscarla - suspira - Mi prima esta muy ocupada

 En un remolino de palabras antiguas, el viento comienza a traer una espesa niebla blanca que nos envuelve. Las cosas giran y en un borrón somos transportados al lugar al que tantas veces he querido volver.

 El otoño ha desaparecido reemplazado con un dulce aroma a primavera. Las estaciones aquí parecieran moverse rápido. El suelo tiene el rastro de las hojas rojizas y amarillentas que vi aquel dia, pero la mayoría ha desaparecido, probablemente soplada por el viento. Las antes ramas desnudas ahoras están cubiertas con pequeñas flores blancas, violetas y rojas. El espeso pasto cubre hasta donde alcanza mi vista, como un suave manto verde. El musgo crece en los árboles y se escucha el canto de los pájaros. 

 Sin esperar a Dante, voy hacia el lugar que me obsesiona. El lago brilla con los rayos del sol y las flores crecen en sus orillas. Esta justo como lo recuerdo. Suspirando me siento al borde de una roca. Me quedo mirando la tranquila agua. Me permito olvidarme de todo por un rato, de mis sentimientos, de mis problemas, de la locura que me amenaza. 

 Siento los pasos de Dante y la el roce de su ropa cuando se sienta a la par mía. Lo miro de reojo y me sorprende lo que veo. Tiene los ojos cerrados y una expresión de serenidad en su rostro. Sonrió. 

   - Vaya vaya - digo de manera burlona - Uno diría que estás muy a gusto en este lugar

 Dante suelta una carcajada y abre los ojos

   - Lo estoy - me da media sonrisa - Se podría decir lo mismo de ti

 Estiro las piernas y cruzo los tobillos

   - Algun dia sera mi hogar. - ante su mirada interrogativa, explico: - Quisiera, ya sabes, poner mi casa en este lugar. - mis mejillas se calientan 

 Dante sonríe con ternura 

   - Tal vez siga tu ejemplo - su mirada se endurece un poco



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Editado: 17.03.2018

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