Capítulo 4

Se convirtió en una leyenda en las historias humanas, un recordatorio de que la fuerza y el amor pueden superar cualquier adversidad. Su legado trascendió generaciones, inspirando a otros a abrazar su verdadera naturaleza y a encontrar el equilibrio entre su humanidad y su esencia sobrenatural.

A medida que el tiempo pasaba, la manada se convirtió en guardianes de la naturaleza y defensores de los débiles. Utilizaron sus poderes y conocimientos para proteger los bosques, preservar la vida silvestre y ayudar a aquellos que más lo necesitaban.

Después de siglos de existencia pacífica, la manada se enfrentó a su último desafío. Una antigua profecía hablaba de un enemigo formidable que amenazaría la existencia misma de los hombres lobo. Este enemigo era un ser oscuro y poderoso, cuyo único objetivo era erradicar a los hombres lobo de la faz de la tierra.

La manada se unió una vez más, preparándose para la batalla final. Gabriel, Emily y sus descendientes lideraron el enfrentamiento contra esta amenaza. Utilizando todos sus poderes y habilidades, lucharon valientemente, conscientes de que la victoria no solo significaba la supervivencia de la manada, sino también la preservación del equilibrio en el mundo.

A medida que la batalla llegaba a su clímax, Gabriel se dio cuenta de que solo había una forma de derrotar al enemigo: un sacrificio supremo. Sabiendo que esta decisión pondría fin a su existencia física, se enfrentó al enemigo en una batalla épica.

Con cada golpe y cada movimiento, Gabriel canalizó toda su fuerza y poder. Finalmente, logró derrotar al enemigo, pero a un gran costo. En su último aliento, Gabriel se convirtió en una figura legendaria, su espíritu se fundió con la esencia de la manada y se convirtió en una guía eterna para aquellos que vendrían después.