Jungkook caminaba por los pasillos, tratando de descifrar cuál era la habitación del señor Park. Algo que le estaba costando desde hace ya más de 30 minutos y si no lograba su objetivo debía regresar a la habitación de su amigo y no quería. De nuevo llego al final de un pasillo sin éxito ¡Donde mierdas estaba! ¿Perderse en una mansión? Algo que solo podía ocurrirle a él, sin dudarlo.
Justo en ese preciso momento una puerta fue abierta. No podía ser, lo estaban asustando...
Se giró lentamente, esperando a ver un fantasma, pero no encontró absolutamente nada, el pasillo se encontraba solo ¡Oh demonios! Querer correr eran sus intenciones, pero cuando nuevamente escucho el sonido de una puerta, su corazón quiso detenerse.
— ¿Jungkook?
¡Él fantasma sabía su nombre! ¿Qué karma estaba pagando? Lo mejor era ignorar aquel llamado y continuo su camino, necesitaba llegar a la habitación de su mejor amigo. Pero entonces sintió una mano en su hombro, se sentía demasiado real.
Grito internamente y se giró, encontrándose con un rubio bastante confundido.
— ¡Por todos los cielos, señor Park! —el pelinegro susurro— Creí que era un fantasma o algo así.
— ¿Te dan miedo los fantasmas? —preguntó con burla.
— A todos les da miedo los fantasmas —respondió mientras peinaba su cabello, disimulando un poco su miedo.
— Como digas —el rubio sonrió— ¿Qué hacías?
— Lo buscaba a usted ¿No es obvio? —Jungkook camino hasta quedar frente al mayor y tomar su mano— Quería darte el beso de buenas noches.
— ¿Ah sí?
— Claro. Yoongi nos interrumpió más temprano, también quería saber que no te hubieras arrepentido de lo que sucedió y casi sucede —murmuro en tono bajo.
— Entremos a mi habitación —Jimin tomo el brazo del menor.
Al cerrar la puerta, Jungkook quedo sorprendido. Si la habitación de su mejor amigo era increíble, la del señor Park la sobrepasaba. Las paredes eran de un color dorado, la cama era blanca, al igual que el tocador y el armario, sin duda demasiado minimalista y elegante.
Percatándose de que estaba siendo observado, se giró hacia el rubio, quien lo miraba con dulzura.
— Entonces...
— Jungkook.... —Jimin no sabía cómo empezar— Lo que sucedió hace unas horas, no puedo negar que me ha gustado demasiado.
— ¿Pero?
— Sabes que soy muchísimo mayor que tú. Eres el mejor amigo de mi hijo, esto simplemente está mal —respondió negando.
— Pero si me dices que te ha gustado —el pelinegro camino hacia el mayor— Yoongi no tiene por qué enterarse. Esto es entre tú y yo. No me hagas esto Jimin, me gustas, te deseo y por lo sucedido en la cocina, sé que es mutuo.
— No quiero mentirle a Yoongi —murmuro con tristeza.
— Entonces ¿No volverá a suceder? —el rostro del menor se endureció.
— Es lo mejor, no quiero arriesgarme a que nos descubran. ¿Qué dirían los demás? Yo no puedo hacerlo...
— A mí no me importa lo que digan los demás —Jungkook se acero al rubio, tomo la cintura del mayor y pego sus frentes— De verdad me gustas, no he podido sacarte de mi cabeza y sé que sientes lo mismo. Solo dame una oportunidad, por favor.
— No —Jimin se apartó— Lo mejor es que te vayas, lo que sucedió hoy, no volverá a ocurrir.
Desilusionado, así se sentía en ese momento. Creía haber tenido la oportunidad de su vida cuando el mayor le correspondió el beso, pero estaba siendo rechazado unas horas después.
— Yo vine por mi beso de buenas noches —Jungkook se acero nuevamente al rubio— Y no me iré sin dártelo.
— No hagas esto —Jimin suplico.
Aquella expresión que hizo el señor Park, le hizo entender que no iba a funcionar. Se notaba desconcertado y asustado— Le daré tiempo para que lo piense —sugirió el menor— No me dé una respuesta en este momento.
— No tengo nada que pensar, la respuesta es un no —respondió abriendo la puerta y dándole espacio para que el pelinegro saliera.
Suspiro desanimado por la respuesta inmediata. Sin querer ser un fastidio camino hacia la salida y grande fue su sorpresa cuando al salir la puerta se cerró en su cara. Sabía que no iba a ser fácil conquistar al mayor, era terreno desconocido y peligroso, pero Jeon Jungkook no se rendía fácilmente, menos cuando era algo que le atraía demasiado.
Pensaría en un plan después, ahora necesitaba darle espacio al mayor, no podía simplemente presionarlo, no era su estilo. Camino por los pasillos y por fin encontró las escaleras que lo dirigían a la habitación de Yoongi. Necesitaba consultar con su almohada su siguiente movimiento.
[...]
Pronto llego el día viernes, Jungkook no se encontró con el señor Park esa mañana, pues según su mejor amigo, el rubio se había ido muy temprano a la academia y lo entendió. Se encontraban en el instituto, tenía practica con el equipo de futbol. Recibió los respectivos regalos del entrenador, a pesar de que mostro las excusas de sus faltas, no lo salvo de darle 30 vueltas a la cacha, claro que no.
— No sabía que eras un mariquita, Jeon.
Y ahí estaba de nuevo Taemin. Se encontraban estirando, pues estaban a punto de jugar un partido amistoso entre ellos, aunque Jungkook no tenía muchos ánimos de participar.
— Mariquita y todo lo que quieras —el pelinegro sonrió— Pero tú novia no dudo en darme una buena mamada.
Con eso basto para que el niño rico del instituto enfureciera, pues lo había empujado, queriendo buscar pelea, la cual tenía todas las intenciones de iniciar. Estaba frustrado y un poco de violencia no le vendría nada mal.
— Eh chicos —Minhyunk se interpuso entre los dos— No es momento de discutir.
— Dile a tu capitán que se controle entonces —bufo.
— ¡Púdrete, Jeon!
Suspiro mientras caminaba fuera de la cancha, si la violencia no le quitaba la frustración, no tenía la menor idea de qué hacer. Iría a su casa, ya que no tenía nada más que hacer.