Jungkook se encontraba de pie en la entrada de la casa, estirando lo que parecía ser unas fotografías, lucía desaliñado y tenía la misma ropa del día anterior. La expresión del rubio era de confusión, pues su rostro era adornado por unas horribles ojeras y debía prepararse para dirigirse a la academia.
— Aquí están las fotos —hablo observando al rubio fijamente— Me aseguré que las fotos fueran borradas del celular de Taehyung, prácticamente no hay otras.
— G-Gracias...
El problema por el cual habían discutido la noche anterior estaba resuelto, pero entonces ¿Por qué seguía sintiendo dolor en su pecho? ¿Era por ver la indiferencia en los ojos del pelinegro?
— Ya no tendrás problemas —murmuro— Es lo que querías, eso tienes.
— Jungk-
— No lo soporto —la expresión de Jungkook cambio completamente, luciendo cansado— ¿Vamos a terminar sin ni siquiera haberlo hecho oficial? De verdad, Jimin ¿Eso es lo que quieres?
No... Claro que quería quedarse a su lado, pero no era el momento. Debía pensar mejor las cosas para no volver a arruinarlo todo. Jimin necesitaba estar completamente seguro de sus sentimientos por el menor. El consejo de Hoseok cuando hablaron por teléfono fue que dejará de interrumpir su propia felicidad, que se permitiera ser feliz y que le importara un carajo lo que pensarán los demás. Pero no podía ser tan egoísta, los padres de Jungkook, también tenían sentimientos y dudaba que fueran a aceptar de buenas a primeras la relación entre ellos.
— Dame tiempo para pensar en nosotros —pudo responder.
— ¿Pensar? —pregunto mientras soltaba un suspiro cansado.
— Si, Jungkook. Debemos pensar en nuestras prioridades, en este caso tus padres y en mi caso, mi familia y mi propia salud mental...
— ¿Tu familia? pero, creí que no tenías comunicación con ellos.
Jungkook movías las manos, sin entender nada de lo que Jimin hablaba y lo aceptaba. Su hijo mínimo le llego a comentar que no eran cercanos y tendría que armarse de valor para confesarle a su hijo la verdad de su nacimiento y armarse de valor, para sentirse orgulloso de estar en una relación con un menor.
Tenía demasiadas cosas que mejorar como persona, como padre e incluso como futuro novio y prometía hacerlo, tomarse el tiempo de pensar, de visualizarse, de ser capaz.
— Habrá tiempo para contarte lo sucedido con mi familia —Jimin observo las fotos que le habían entregado el menor con anterioridad— No te digo que terminemos lo que aún no inicio entre nosotros, pero permíteme pensar bien las cosas, porque no quiero hacerte daño, no de nuevo.
— Bien, pero no te prometo esperarte hasta que decidas si quieres o no estar conmigo —hablo mirando a Jimin con tristeza— Debo irme...
Y no sabía que ver al pelinegro marcharse, le doliera tanto. Creía que de alguna manera Jungkook se iba a sentir aliviado, porque no negaba que lo quería, que deseaba estar con él, pero al parecer fueron solo ideas suyas.
...
La práctica estaba saliendo de acuerdo a lo planeado, estaban grabando en video toda la coreografía para entregarla a cada uno de los bailarines y de esa manera cada quien pudiera practicar cuando así quisiesen. Jimin se encontraba en las gradas de siempre, observando cada paso, cada bailarín, cada error y se encargaba de corregirlo.
Había transcurrido una semana desde el día en que Jungkook lo visito.
Hoseok bailaba a la par de los menores y parecía divertirse, pues su sonrisa era inmensa y se preguntaba ¿De dónde saca tanta energía? Se le veía más sonriente, con mejor ánimo, con ojos brillantes y sabía que su hijo tenía todo que ver en ese maravilloso cambio.
— Luces triste ¿Todo bien, Jiminie?
— Jin —el rubio observo al castaño— Si ¿Cómo vas tú?
— Yo estoy bien, muchísimo mejor que tú —respondió sentándose al lado del mayor— Mejor dime ¿Qué te agobia? Tienes cara de haber llorado.
— Prefiero no hablar sobre mi vida privada —Jimin respondió de inmediato.
— Duro de roer, entonces ¿No quieres que vayamos por un helado? —pregunto sonriendo.
— No lo sé...
— ¡Vamos! Sé que están grabando la coreografía y les darán tiempo libre a los bailarines, tú también necesitas un descanso.
Desde que había conocido al castaño, sus días eran un tanto inusuales. En ocasiones lo encontraba tomándole fotos a escondidas e incluso lo obligo a borrar fotos que le había tomado, a veces simplemente lo atrapaba observándolo fijamente y aunque en ocasiones le parecía incomodo, no sentía malas intenciones en él menor.
Y esta vez sí tenía razón, necesitaba un descanso, despejar su mente y un helado podía ser una buena manera de hacerlo.
— Bien, acepto —dijo mirando al menor, quien sonreí ante su afirmación— Pero, debes prometerme que no me sacarás ninguna foto ¿Entendido?
— ¡Qué! Eso es injusto Minie. Soy fotógrafo y estar frente a un ángel como tú, sin sacarle ninguna foto ¡Es imposible! —se quejó.
— No seas ridículo, Jin —Jimin soltó una carcajada que no pasó desapercibida por cierto castaño, bailarín.
— Entonces te espero afuera —hablo sonriente.
— Bien.
Las reverencias iniciaron y el rubio se acercó al grupo, la mayoría se encontraban ansiosos por el evento, el cual era demasiado importante para cada bailarín. Porque tener la oportunidad de ser elegido para una beca en la academia de danza de Seúl, era el sueño de cada persona en la academia, la cual servía como escalera o puente hacia las grandes ligas en el ámbito de bailarines profesionales.
Hoseok se mantenía tranquilo, con una postura sería. Entonces se acercó a su amigo y de esa manera indagar lo que pasaba por la cabecita de su ahora yerno.
— Minie —el castaño fue el primero en hablar— Muy sonriente con el nuevo fotógrafo ¿no?
— ¿Te refieres a Jin? —Jimin palmeo el hombro de su amigo— Es agradable y me invito a comer helado.